El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenó este sábado suspender los bombardeos contra la guerrilla de las FARC e indicó que eventuales ataques aéreos contra los rebeldes sólo podrán ser autorizados por orden del primer mandatario, lo que vuelve a dinamizar el proceso de paz en el país.
“He dado la orden de suspender a partir de hoy los bombardeos aéreos contra campamentos donde haya concentración de miembros de esa organización y sólo se podrán realizar por orden del presidente de la República”, dijo Santos en un evento de la Armada Nacional en la ciudad de Cartagena (norte).
El gobierno de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), que iniciaron un cese al fuego unilateral el pasado lunes, mantienen conversaciones de paz desde noviembre de 2012 en Cuba.
El presidente indicó que eventuales bombardeos sólo “se harán efectivos si están lejos de los cascos urbanos, si no es una amenaza contra la fuerza pública”. “Hemos acordado ir desescalando el conflicto. ¿Eso qué significa? Menos muertes, menos sufrimiento, menos víctimas”, añadió.
Una dinámica distinta:
Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC), aseguró a la AFP que el anuncio generará “una dinámica distinta que puede llevar a un gesto recíproco de las FARC, que probablemente tendría que ver con abandonar alguna forma de violencia como, por ejemplo, el uso de artefactos explosivos improvisados”.
El analista indicó que con esta medida Santos “se reserva el uso de la fuerza”, lo que “es muy importante porque garantiza que no puede haber una operación militar tipo bombardeo que ponga en riesgo la negociación de paz. Porque este tipo de operación sólo se harán si el presidente lo autoriza”.
“Es un indudablemente un avance en el proceso de paz. En los últimos cinco días hemos visto una reducción sustancial de la violencia de las FARC”, dijo Restrepo al valorar el cese al fuego anunciado por los rebeldes.
El 10 de marzo pasado el mandatario había ordenado un cese de bombardeos contra las FARC, que, sin embargo, fue levantado en abril luego que la guerrilla diera muerte a 11 militares en un ataque en el sur del país, lo que causó una aguda crisis en las conversaciones que se sostienen en La Habana.
Como consecuencia del reinicio de los bombardeos, 26 rebeldes murieron en ofensivas del gobierno en mayo y las FARC arreciaron sus ataques contra patrullas oficiales e infraestructura petrolera y eléctrica en todo el país.
No obstante, con la entrega a una comisión humanitaria el pasado domingo de un oficial del ejército que había caído en poder de los guerrilleros y el reciente anuncio de la tregua por parte de las FARC, se reactivó la posibilidad de detener la espiral de violencia en Colombia.
Premio a la destrucción:
Pese a ello, el equilibrio para lograr la paz sigue siendo frágil. La guerrilla advirtió que “ninguna unidad de las FARC-EP está obligada a dejarse golpear por fuerzas enemigas y tendrá todo el derecho al ejercicio de su legítima defensa en caso de ataque”.
En respuesta, Santos, quien dio cuatro meses de plazo para decidir si sigue negociando con la guerrilla, se comprometió a acompañar la tregua guerrillera con un “desescalamiento” de sus ofensivas militares, hasta acordar el cese bilateral de fuego, que tendrá que ser verificado por la ONU y Uruguay, país que ejerce la presidencia pro-témpore de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Por su parte, el ministro de Defensa Luis Carlos Villegas indicó que la suspensión de los bombardeos contra los campamentos de las FARC es un gesto de buena fe del gobierno nacional y del presidente. “Vamos a hacer evaluaciones periódicas, como lo instruyó el Presidente”, dijo en un comunicado el funcionario y añadió que “si ese cumplimiento se diera a cabalidad, estamos dispuestos a seguir pensando sobre nuevas medidas de desescalamiento en el futuro”.
Pero el anuncio del cese de bombardeos fue rápidamente rechazado por el expresidente y senador Álvaro Uribe, principal opositor al gobierno y duro crítico del proceso de paz. “El premio a la dosis de sangre y destrucción de la semana anterior es la suspensión de bombardeos”, escribió Uribe en Twitter.
La FARC han solicitado reiteradamente un cese bilateral del fuego, pero el gobierno se niega a ello ante la posibilidad de que los rebeldes lo utilicen para fortalecerse.
El conflicto armado colombiano, el último en América, ha dejado en medio siglo 220.000 muertos y seis millones de desplazados, según cifras oficiales. (AFP)
Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora