Por: Sorily Figuera Vargas.
Seguramente Usted ha escuchado en alguna oportunidad a un venezolano residente en ese país hermano, lamentarse en el extranjero porque tiene restricciones para utilizar sus tarjetas de créditos y para disponer de divisas, por ejemplo, dólares o euros. Esto se debe a un control de cambio que se instauró en la República Bolivariana de Venezuela desde el año 2003 y que ha regido ininterrumpidamente por doce años. La antigua Comisión de Administración de Divisas (CADIVI), actual Centro Nacional de Comercio Exterior (CENCOEX) es el ente descentralizado, adscrito a la Vicepresidencia de ese país, que tiene como misión desarrollar e instrumentar la política nacional de administración de divisas, la política nacional de exportaciones, la política nacional de importaciones y la política nacional de inversiones extranjeras.
Ubicándolos en el contexto, si Usted es venezolano, reside en ese país, desea viajar al extranjero y necesita adquirir dólares tanto en efectivo como en sus tarjetas de créditos, debe realizar un trámite para que el CENCOEX le autorice obtener mediante los bolívares de los que Usted dispone en su cuenta bancaria, hasta un máximo de 3.000 USD por año, a un valor de 11,36 BS por USD. Es de destacar que el trámite de solicitud de dólares en efectivo y tarjeta de crédito debe iniciarse mínimo con diez días hábiles de antelación al viaje, porque de lo contrario no le será aprobada su solicitud. Por ejemplo, si le avisaron que un familiar en el exterior murió o está gravemente enfermo y tiene uno o dos días para viajar, Usted no podrá obtener dólares dentro del territorio venezolano lícitamente mediante este procedimiento.
A partir del 12 de febrero de 2015 entró en vigor un nuevo régimen cambiario en Venezuela que incorporó, adicionalmente, un sistema de adquisición de divisas extranjeras por subasta pública llamado SIMADI. Esto consiste en la compra directa de las divisas en las casas de cambio, a un precio de libre fluctuación que cerró ayer, 3 de marzo de 2015, a 177, 69 BS por USD. La implementación de este sistema ha sido lenta pero se ha evidenciado su funcionamiento.
Ahora bien, el caso de los estudiantes resulta especial. Por ejemplo, si Usted desea cursar estudios en el extranjero, debe realizar una solicitud ante el CENCOEX para que le autorice obtener los dólares o euros necesarios para cubrir los gastos de matrícula, seguro médico y manutención hasta por tres meses. El trámite debe comenzarse hasta diez días hábiles antes de iniciar la actividad. Si el período académico sobrepasa los tres meses; es decir, si hablamos de un doctorado que le llevaría unos cuatro años, será necesario realizar una solicitud complementaria. Entonces, si un estudiante cursa estudios en Norte América, Centro América, el Caribe y Suramérica puede solicitar al CENCOEX la autorización para adquirir 1.300 USD mensuales por concepto de manutención, si los estudios son cursados en Europa, África, Asia u Oceanía, puede solicitar 1.370 USD mensuales. Esta adquisición se realiza a un valor preferencial para los estudiantes de 6,30 BS por USD.
De lo antes expuesto debe aclararse el primer mito. Los estudiantes venezolanos en el extranjero que reclaman las faltas de divisas, no solicitaron una beca o subsidio al gobierno venezolano. Lo que solicitaron ante el CENCOEX fue la autorización para que con sus bolívares o los de sus padres, esa institución diera aprobación para la compra de dólares o euros y así cubrir los gastos básicos de su actividad académica: matricula, seguro médico y manutención. Es oportuno acotar además, que los venezolanos que desean cursar estudios en el exterior no tienen libertad para seleccionar el área académica en la que quieren incursionar, ya que existen áreas de estudios prioritarias para el estado venezolano, enumeradas en la Resolución N° 3147 emitida el 17 de abril de 2012. Por ello, una de las causales que tiene el CENCOEX para denegar la autorización de adquisición de divisas es que el pre o posgrado seleccionado, por ejemplo sobre arqueología, no es prioritario para el estado venezolano.
Luego, ¿Cuál es la realidad? que desde octubre de 2014 unos 25.000 venezolanos que cursan estudios en el extranjero se encuentran pasando penurias, incluso se habla de indigencia. Sus Universidades ya advierten que sin el pago de las matriculas no podrán continuar vinculados a las mismas, lo cual es lógico. No pueden pagar su alojamiento, su comida, etc. Es decir, los estudiantes o sus padres realizaron la solitud ante el CENCOEX, disponen de los bolívares en sus cuentas bancarias venezolanas para que se realicen las transferencias y esa institución no ha dado la aprobación hasta marzo de 2015.
En mi caso como venezolana que residía en su país, tuve la oportunidad de cursar estudios de maestría y doctorado en España durante cuatro años y debí esperar hasta tres meses para que el antiguo CADIVI actual CENCOEX aprobara la solicitud y se realizaran las respectivas transferencias. Para el año 2011 debo confirmar que finalmente se realizaron.
Pero colocándonos en el lugar de los estudiantes venezolanos que actualmente cursan estudios en el exterior, Usted puede imaginar la impotencia de encontrarse sin los dólares o euros que tenía presupuestados para cubrir los gastos básicos de la actividad académica. Dinero que es de Usted y cuya disponibilidad el gobierno de su país debería garantizarle. Algunos dirán: ¿Por qué no se regresan a Venezuela? Considero que el regreso no debería ser la opción, ni la justicia en un estado social de derecho, pero de ser la única posibilidad porque sabemos que el mundo a veces no es justo, los estudiantes no disponen de los dólares o euros para comprar los boletos aéreos.
Por este medio no se puede expresar la decepción que causa esta emergencia que actualmente viven los estudiantes venezolanos que realizan actividades académicas en el extranjero. Por los momentos solo puedo brindarles mi más profunda solidaridad y estas líneas que permitirán divulgar su situación. Lamentablemente no les puedo dar soluciones, pues el gobierno venezolano es el que tiene la competencia y potestad para ofrecérselas. Tal vez puedo dejar aquí una propuesta: evidentemente debe haber un cambio de perspectivas, deben llegar a Venezuela nuevas visiones acordes a los retos sociales, económicos y políticos, a las realidades de este siglo XXI ¿De dónde podría emerger esa renovación? De las nuevas generaciones de estudiantes que se están formando en Venezuela y el extranjero, que lo están dando todo, porque aunque suene trillado Ustedes son el futuro y en Ustedes se tienen puestas las esperanzas.
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