Santos y Timochenko, de enemigos a artífices de la paz en Colombia

Durante años fueron enemigos. Pero a partir de este jueves el presidente Juan Manuel Santos y el jefe máximo de la guerrilla FARC, Timochenko, pasarán a la historia por su determinación para alcanzar la paz en Colombia tras medio siglo de enfrentamientos.

Para ambos, esta jornada, en la que acordaron en La Habana el cese al fuego definitivo, el desarme de los rebeldes y la refrendación del pacto final, confirma que “la paz es posible” y está “mucho más cerca que nunca”, como aseguraron en sendos discursos.

“Toda mi vida, desde cuando mi madre me entregó hace casi 50 años un fusil que representaba las armas de la República, como sigue siendo la costumbre al ingresar a la Armada Nacional, he sido un implacable adversario de las FARC”, dijo Santos, quien como ministro de Defensa (2006-2009) encabezó una feroz lucha contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas).

“Pero (…) ahora que pactamos la paz (…) defenderé, con igual determinación, su derecho a expresarse y a que sigan su lucha política por las vías legales, así nunca estemos de acuerdo”, agregó este acérrimo defensor de la pacificación del país desde que fue elegido presidente en 2010 y reelecto en 2014.

Mauricio Rodríguez, cuñado de Santos y uno de sus asesores más cercanos, resumió en una frase la convicción el mandatario, de 64 años, por la paz: “Hizo la guerra como un medio para lograrla”.


Timochenko

Junio 23, 2016. AFP PHOTO / ADALBERTO ROQUE


Timochenko:

Ese mismo empeño tiene Rodrigo Londoño, más conocido por sus nombres de guerra Timoleón Jiménez o Timochenko, líder de las FARC desde 2011, convirtiéndose en el tercer comandante de esa guerrilla surgida en 1964 de una insurrección campesina.

“El acuerdo final nos permitirá por fin retomar el ejercicio político legal mediante la vía pacífica y democrática”, dijo este jueves.

Plantear esto en 1964 “resultaba absurdo para los poderes y partidos dominantes de la época, que decidieron apelar a la fuerza y el exterminio con la convicción de que mediante las bombas y los fusiles podían acallar los clamores populares”, añadió.

Timochenko es “uno de los tipos más queridos en las FARC por su estrecha relación con el fallecido líder histórico Manuel Marulanda (Tirofijo), y es el hombre que pasará a la historia por llevar a las FARC a un proceso de paz”, dijo el analista Ariel Ávila, de la Fundación Paz y Reconciliación.

Una meta común:

Santos proviene de una destacada familia -su tío abuelo fue jefe de Estado y dueño del influyente diario El Tiempo-, es un liberal formado en la London School of Economics y ha ocupado varios cargos públicos en su carrera política.

Timochenko, de origen opuesto y nacido en plena zona cafetera de Colombia, muy cerca del pueblo natal de “Tirofijo”, es de cuna marxista, recibió cursos de medicina en la Unión Soviética y Cuba sin graduarse y protagonizó una carrera meteórica en las FARC, llegando a ser parte de su Secretariado -la cúpula rebelde de siete comandantes- con apenas 26 años.

Sin embargo, las metas de estos dos hombres convergen en una sola a principios de 2012, cuando pocas semanas después de asumir el mando de las FARC, Timochenko le escribió una carta a Santos proponiéndole entablar “una hipotética mesa de conversaciones, de cara al país”, en un intento de retomar el último fracasado proceso de paz con el gobierno de Andrés Pastrana, entre 1999 y 2002.

Días después, el jefe máximo de las FARC -que acumula condenas por más de 150 años por todo tipo de delitos en su lucha revolucionjaria- se comprometió a cesar el secuestro de civiles con fines de extorsión económica, contemplando una de las más insistentes demandas del jefe de Estado.

Santos reconoció entonces que la guerrilla había dado un paso hacia el establecimiento de un diálogo, aunque lo calificó de insuficiente. Los acercamientos, sin embargo, se intensificaron y confluyeron en la instalación de una mesa de diálogos en noviembre de 2012 en La Habana, donde este jueves se dio el histórico paso hacia la paz definitiva. AFP


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