Es decir, los impactos sociales que se generan a nivel de mercado pueden superan los impactos de empresas a nivel individual.
Por: Samuel Azout.
Una pregunta se ha discutido mucho en la última década en el mundo del desarrollo: ¿Existe un verdadero trade off entre las ganancias económicas e impacto social? ¿Son estos conceptos mutuamente excluyentes? Y si lo fueran, hasta qué punto. La respuesta es: depende. En algunos casos hay una fuerte correlación entre ganancias económicas e impacto social. En otras, puede haber gran impacto social con modesta rentabilidad, o viceversa.
En discusiones sobre los diferentes modelos de organizaciones con impacto social los inversionistas más sofisticados se inclinan cada vez más hacia empresas sociales, es decir, organizaciones que cumplan tres requisitos fundamentales: a) que sean financieramente viables, o auto sostenibles, b) que tengan impacto social/ambiental probado científicamente, c) que tengan un modelo escalable, es decir, replicable.
Cuando el concepto de “empresas sociales” empezó a tomar fuerza, poco importaba si estas organizaciones eran con, o sin ánimo de lucro. Sin embargo, recientemente, ha tomado mayor fuerza entre inversionistas sociales la idea de que las empresas sociales no solo deben ser auto sostenibles, sino rentables.
De acuerdo al análisis de Stanford Social Innovation Review (SSIR), existen organizaciones en diferentes etapas de su desarrollo hacia la auto sostenibilidad. La firma de inversiones filantrópicas Omidyar Network, decidió introducir un nuevo concepto en las evaluaciones de sus inversiones de impacto. Para valorar con mayor objetividad las inversiones en aquellas empresas sociales que aún no han tenido rentabilidad económica, Omidyar introdujo la idea de “impacto de mercado.”
En un principio Omidyar solo invertía en empresas sociales con rentabilidad ajustadas al mercado, pero luego descubrió que invertir en empresas sociales que ganan poco o nada, pero que están desarrollando mercados, termina siendo muchas veces una gran alternativa. Es decir, los impactos sociales que se generan a nivel de mercado pueden superan los impactos de empresas a nivel individual.
De acuerdo al estudio de Omidyar una inversión social puede impactar el mercado de tres maneras:
- Apoyando a pioneros – muchos mercados rurales y pequeños tardan tiempo en desarrollarse. Los pioneros requieren tiempo para darle viabilidad a su modelo. Al apoyarlos se valida una buena idea que luego puede ser replicada por múltiples empresas. Un ejemplo de esto es d.light, una empresa social que provee lámparas solares en África. Tomó algunos años en desarrollarse, y hoy ya existe un ecosistema de empresas rentables en este mercado.
- Proveyendo infraestructura – algunos mercados no se desarrollan porque ninguna empresa independientemente puede financiar la infraestructura por sí sola. En el caso de micro finanzas, Omidyar ayudó a desarrollar una empresa social de capacitación y protección de riesgos que ayudó a crecer el sector.
- Influenciando políticas – muchos gobiernos en África se han aliado con empresas sociales para proveer servicios básicos como educación y salud, con excelentes resultados. Con la adecuada introducción de buenas políticas públicas los mercados en la base de la pirámide pueden generar impacto a gran escala.
Entender esta realidad le ha permitido a Omidyar, Acumen, Shell Foundation y a otros grandes inversionistas en el mundo del capital social privado, determinar cuándo se justifica invertir con rendimientos debajo del mercado, o e inclusive sin retornos financieros. Omidyar ha podido interpretar el trade off entre rendimiento social y económico sin perder el rigor acostumbrado en el análisis. Esencialmente, en sus inversiones sacrifica retorno económico si existe un caso convincente de expansión de mercado. Inversiones que no tienen retorno económico alguno, deben probar impacto social muy alto.
No debemos dejar de discutir estos temas porque la filantropía moderna y el desarrollo social trabajan en esta dirección, en dirección del emprendimiento social.
Cada día somos más los que creemos que en el futuro todas las empresas serán sociales.
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