Desde que Adán y Eva fueron desterrados del Paraíso por morder una manzana hasta el actual dominio de la cocina vanguardista en los restaurantes más modernos, la alimentación ha configurado espacios públicos y privados y determinado la vida social.

Es el mensaje que transmite la exposición “Food. Dal cucchiaio al mondo” (Alimentación. De la cuchara al mundo) hasta el 8 de noviembre en el Museo de Arte del siglo XXI de Roma MAXXI, que aborda la alimentación desde el punto de vista del espacio social.

Ofrece “un recorrido multidisciplinar a través del espacio social de los alimentos, desde la pequeña escala del cuerpo a los rituales, hasta el ambiente doméstico, las calles, la ciudad, el paisaje y la geopolítica de los escenarios mundiales”.

Lo hace a través de obras de arquitectura, esculturas, diseños gráficos y fotografías que “otorgan a los alimentos la importancia que les corresponde en la configuración del espacio de vida, de relaciones de las personas y de la comunidad”, en palabras de los promotores de la exposición.

Por eso, repasa menús típicos de desayuno en diferentes partes del mundo y compara las primeras cocinas, que cambiaron las relaciones de familia, con las actuales, plagadas de electrodomésticos, y con los fogones vanguardistas de los restaurantes más modernos y lujosos.

También muestra el plano de una cocina modernista alemana que, ya en 1926, marcó las líneas clave de las cocinas actuales, con diferentes espacios de trabajo y muebles integrados que ahora resultan habituales pero que entonces constituyeron una verdadera revolución.

En el espacio abierto, los alimentos llegan a la calle y transforman el espacio público en un lugar social, porque en la calle se comen, se compran y venden alimentos en lo que constituye “toda una arquitectura de la ciudad” alrededor de la alimentación.

El comisario de la muestra, Pippo Ciorra, dijo en declaraciones a Efe que “en el cuerpo, la ciudad, la casa, la ciudad y el paisaje, los alimentos son uno de los agentes principales a través de los cuales las personas diseñan y viven el espacio”.

Un liderazgo que “siempre ha existido”, que “empieza con Adán y Eva, que son desterrados por haber mordido una manzana” y continúa “hasta ideas utópicas del futuro, que combinan la agricultura y la ciudad, que es un tema muy actual”.

Ciorra explicó que los mercados son un ejemplo de dominio del espacio social por parte de los alimentos y puso como ejemplo el mercado tradicional de Santa Catalina en Barcelona y el Barceló Centre de Madrid. “Dos bellos mercados españoles que demuestran que la alimentación es el símbolo de la importancia de la vida social en el espacio de la ciudad”, añadió.

En los meses en los que la ciudad de Milán, en el norte de Italia, acoge la Exposición Universal, centrada en la agricultura y la alimentación con el lema “Alimentar el planeta. Energía para la vida”, la ciudad de Roma también se convierte en altavoz para trasladar el mismo mensaje.

El comisario general de la ONU en la Expo, el español Eduardo Rojas, dijo en declaraciones a Efe que combinar el mensaje de la Expo con muestras culturales como la presentada en el MAXXI permitirá “que el esfuerzo llegue a muchas más personas”.

La colaboración de las Naciones Unidas en esta muestra busca “otro tipo de alianzas, de mecanismos para que el mensaje llegue a más lugares del mundo y a muchas más personas.

Rojas recordó que el arte “puede ayudar a transmitir que quedan 800 millones de personas sufriendo hambre, que hay problemas relacionados con aspectos medioambientales de la producción de alimentos o que desperdiciamos un tercio de alimentos”.

El ámbito alimentario, recordó, se enfrenta a “retos sustantivos”, como “incorporar más activamente a las mujeres en los procesos productivos” o afrontar “los problemas de la tenencia de la tierra”.

“Son aspectos con cierta complejidad -reconoció Rojas- incluidos los problemas del aumento de la obesidad, especialmente en los países emergentes”.

Una complejidad que, a través del arte, puede ser abordada y llegar a ser comprendida por el público, que entenderá cómo la alimentación condiciona la vida en sociedad y requiere de una atención “prioritaria”. (EFE)