Reflexiones de Liderazgo y Vida

Por: Eduardo Lleras Losada.

Como mencione en algún artículo anterior soy apasionado de la alta montaña y sus experiencias. En los casi 5 años que llevo practicándola he hecho un número importante de expediciones enmarcadas muchas de ellas dentro del desarrollo de liderazgo. La reflexión que encuentran a continuación se derivó de la experiencia vivida en el monte Denali en Alaska, el cual es el mas alto de Norteamérica. Después de pasar casi dos semanas en la montaña, tuvimos que abandonarla por condiciones climáticas sin que ninguno de nosotros (17 integrantes entre montañistas y empresarios) logrará la cumbre. En el lenguaje montañero la montaña es hembra y como tal hay que conquistarla por eso este escrito usa ese lenguaje.

Sin duda alguna tener que abandonar la montaña o algún proyecto genera una cantidad de emociones y  sin sabores difíciles de tragar.

La vida y el liderazgo moderno nos plantean el reto de lograr todo aquello que nos proponemos con tenacidad, fuerza y actos casi que heroicos, como los de este grupo en el Denali. El líder es aquel que hace que las cosas pasen con el apoyo, la emocionalidad y las ideas propias, y de los demás.

Y la vida y liderazgo desde mi punto de vista son distintos. Me lo enseñó la hermosa y talentosa Laura Coyle (actriz y cantante Norteamericana a quien conocí en un curso de liderazgo). Sentada con lágrimas en los ojos y  gritos de pavor me decía :

“Ya entendí. Mi liderazgo y mi aprendizaje consisten en poder decir no puedo,  no soy capaz. Siempre lo he hecho todo, ante nada me he arrugado y hoy veo mi sombra y mi luz en el liderazgo. Hoy y acá me entrego a mi vulnerabilidad e incapacidad”.

Estas palabras me han taladrado la cabeza por años. Por años he tratado torpemente de exponerlas y con la misma torpeza mis interlocutores y yo no las entendemos. No lo hacemos pues el liderazgo se asocia al logro, a la fuerza, al alcanzar.

Hoy lo expongo de nuevo en otro intento por hacer entender a Laura a través mío. Rendirse y abandonar ante la furia de Denali fue una fuente de aprendizaje de liderazgo aun mas rica que su conquista.

Lo primero es poder ver lo poco que controlamos en contraposición a la fantasía que nos repite que podemos lograr todo aquello que nos proponemos. La naturaleza y la vida fluyen y actúan sin que podamos prever al 100 por ciento lo que sucede. El líder no controla, fluye y lee su entorno para honrar lo que es verdaderamente importante.

Segundo, el líder es vulnerable y no un héroe indestructible, capaz de lo imposible. Las sombras suaves de la vulnerabilidad, de la flaqueza, de la impotencia, del llanto y la incapacidad, nos muestran una faceta del líder no exploradas. Son las sombras que odiamos, las fuentes de luz de líderes y liderazgo; son la verdadera posta que hace que podamos soportarnos en los demás, llorar y en un ejercicio de auténticos líderes dejarnos soportar y liderar por los demás. La luz y  la sombra están al servicio del líder y de quienes lidera.

Tercero, el aprendizaje individual y grupal no es el demostrarme de qué soy capaz. El aprendizaje es ser capaz de aceptar que no siempre soy capaz. El quiebre es aceptar el miedo, recibirlo y honrarlo. Liberarme del peso de demostrar y aceptar mi humanidad. Es un no al reto y un sí a la vida plena y completa de lo que hace a un líder. Como líderes honro por igual a aquellos que ponen el pecho y van con fuerza endemoniada, como a aquellos que saben reconocer sus limitaciones y soportarse en los demás. En lo personal el líder vulnerable me atrae profundamente.

Y no quiero decir que el logro, la fuerza y determinación no importen pues sí que son relevantes. Importan pero no son suficientes en los procesos de formación humana y de líderes.

Cuarto, el líder identifica y lee su entorno y ante todo honra y respeta lo que es importante. La vida e integridad importan más que una hembra conquistada, ella estará allí siempre. La vida y el vaho de los afectos pasan rápidamente. El compromiso es disfrutarlos y pretender que duren lo que mas puedan. Los amigos y los abrazos de vida no son negociables  y menos ante los ojos de una hembra furiosa.

Hasta pronto hermosa hembra, gracias por respetarnos la vida. Gracias porque dejas aprender de ti, porque puedo transferir el aprendizaje a otros. Gracias por no dejarte conquistar. Los hombres hablamos de nuestras conquistas y alardeamos de ellas. No me dejas con la foto y el recuerdo de la intimidad, me dejas con la reflexión de una hembra que enseña y me espera.


 

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