“El Process Communication Model© (PCM)”, la herramienta utilizada por la NASA para la selección y formación de astronautas, está revolucionando el mundo de la comunicación empresarial, mejorando la cooperación entre individuos y equipos y potenciando el rendimiento global de las compañías
En los años 70, en pleno desarrollo de la carrera espacial, los científicos de la NASA tuvieron que afrontar un grave problema, casi tan complicado como los avanzados desarrollos tecnológicos que manejaban: cómo minimizar el riesgo de conflicto entre los astronautas que habrían de compartir un espacio muy reducido durante los largos y complicados viajes espaciales. En estas situaciones de estrés, cualquier tipo de incompatibilidad corría el peligro de verse magnificada y poner en riesgo las misiones que llevaban a cabo.
La solución vino de la mano del doctor en psicología clínica Taibi Kahler, que en 1972 comenzó a desarrollar el “Process Communication Model© (PCM)”, un modelo que permitía identificar y responder de forma adecuada a los patrones de “comportamiento productivo” (comunicación efectiva) y “comportamiento no productivo” (pérdida o falta de comunicación). Kahler fue contratado por la NASA y demostró la efectividad de su herramienta, que proporcionaba más información sobre un astronauta en 10 minutos que cualquier entrevista tradicicional de varias horas.
En la actualidad, aunque a primera vista no resulte evidente, el complejo día a día de una empresa no difiere mucho del funcionamiento de una misión espacial: proyectos complicados, necesidad de liderazgo eficaz, fechas de vencimiento muy ajustadas, exigencia de eficacia y perfecta cooperación entre departamentos e individuos, etc. Sin embargo, a pesar de toda la inversión económica y la energía que las compañías emplean en el perfecto funcionamiento de sus departamentos y operaciones, todos estos esfuerzos fallan si no se emplea correctamente una herramienta básica en las relaciones humanas: la comunicación colaborativa. Como afirmó Kaoru Ishikawa, el gran gurú de la calidad del siglo XX, “Ninguna empresa puede ser mejor o peor que las personas que la integran”. Mejorar los procesos y resolver los problemas o fricciones ocasionados por el denominado “factor humano” se convierten en tareas críticas para cualquier compañía que quiera potenciar sus resultados.
Aliocha Mussy, directora de ProcessCom España, explica: “Existen diferentes indicativos que nos alertan sobre un déficit de comunicación dentro de la empresa, que impacta de inmediato en la capacidad de los equipos y sus miembros para colaborar constructivamente: cifras que empeoran, falta de creatividad, pérdida de confianza, críticas o “mini-guerras” entre servicios, etc. La consecuencia inevitable es que los resultados globales de la empresa se ven afectados. La fuerza del PCM es que, más allá de facilitar un diagnóstico de quiénes somos y cómo funcionamos, nos da claves concretas para ejercer un liderazgo efectivo y saber motivar de forma efectiva a los equipos, incluso a aquellos de sus integrantes que no conocen el modelo. Su alta aplicabilidad práctica sorprende y facilita su implantación en el seno de los departamentos. Las empresas llevan años movilizando a sus equipos para formarlos y entrenarlos con herramientas potentes, pero han descuidado una cosa fundamental: las características humanas de sus colaboradores”.
Tras cuarenta años de desarrollo y validación constantes, el modelo PCM sigue hoy más activo que nunca: astronautas, emprendedores, empresas, organizaciones gubernamentales o personalidades como Bill Clinton, más de un millón de personas en los cinco continentes han utilizado o utilizan esta herramienta para observar e interpretar de forma fiable tanto el comportamiento de los demás como el suyo propio, y utilizar la comunicación de forma efectiva, evitando conflictos y situaciones de estrés innecesarias. (EFE)
Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora