Las críticas de algunos líderes mundiales a los acuerdos de libre comercio y la cada vez más compleja normativa sobre emisiones contaminantes preocupan al sector del automóvil, uno de los más beneficiados por la globalización.
Los dirigentes de los principales constructores mundiales se reúnen el miércoles y el jueves en el salón del automóvil de Shangái, escaparate del potente mercado chino del sector que empezó de cero hace 25 años y hoy es líder mundial, con 24,38 millones de vehículos vendidos en 2016.
El segundo gran mercado mundial, Estados Unidos, vivió un 2016 récord con 17,55 millones mientras Europa vendió 14,64 millones de automóviles, casi lo mismo que antes de la crisis de 2008-2013.
La mayoría de constructores y proveedores siguen teniendo grandes beneficios pero in embargo sector está preocupado por la ola de repliegue y proteccionismo en algunos países del mundo, ilustrada por el Brexit y la elección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
También inquietan las elecciones en Europa, en particular en Francia, donde la hostilidad a la globalización, considerada responsable de la deslocalización y la desindustrialización, ha sido uno de los temas de la campaña electoral.
Ha sido justamente esta globalización la hizo posible resituar la producción de automóviles a zonas de bajo coste, como México, Marruecos o la Europa del Este, y ha permitido a la industria mejorar sus márgenes de beneficio.
“La mayor incertidumbre política así como la evolución del comercio internacional podrían crear nuevos riesgos para los constructores, los proveedores y todos los que tienen intereses en el sector”, advirtió la semana pasada desde el salón de Nueva York Mike Wall, un experto del automóvil de IHS Markit.
Pragmatismo a largo plazo
La consultora Roland Berger calcula por su parte que la aplicación de aranceles para proteger la industria automotriz estadounidense, una de las promesas de Trump durante la campaña, no tendrían ningún efecto.
Estados Unidos no importa prácticamente ningún coche fabricado en China aunque los automóviles vendidas en el país tienen un 7% de piezas chinas, según el estudio de la consultora.
“Con el Brexit hemos visto que todo es negociable”, afirma en referencia a los aranceles François Jaumain, responsable del sector del automóvil de PwC.
Otro factor que preocupa al sector es la voluntad de la administración Trump de modificar la normativa ambiental definida en 2015 por su predecesor Barack Obama.
“Hasta ahora teníamos una situación muy simple para el mundo del automóvil, en el que todas las zonas geográficas tenían normativas sobre emisiones que tarde o temprano convergían”, explica Jaumain, asegurando que esto facilita el avance tecnológico.
El presidente de PSA, Carlos Tavares, advirtió por su parte en el salón de Shanghái de que “si la normativa diverge mucho (…) eso supondrá una dispersión de los recursos científicos”.
“Desde el punto de vista del medio ambiente no creo que sea una buena dirección pero si se confirma habrá que tenerla en cuenta”, añadió.
Para los constructores el problema es poder ofrecer vehículos en cada región del mundo cuya motorización corresponda a las exigencias locales en términos de emisiones de CO2. Como hay mucha incertidumbre sobre esta cuestión es difícil tomar decisiones industriales: Marc Boilard, un especialista del sector en la consultora Oliver Wyman.
AFP
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