Por: Alvaro Villanueva, M.D.

El Reglamento Sanitario Internacional, (RSI), establecido en el 2005, fue hecho para prevenir la propagación mundial de enfermedades infecciosas, proteger contra su propagación, controlarlas y darle una respuesta de salud pública proporcionada y restringida a los riesgos de las personas, evitando al mismo tiempo las interferencias innecesarias con el tráfico y el comercio internacionales, que terminan afectando, además de la salud, las finanzas de los países y sus habitantes, con gastos muchas veces imprevistos por disminución de la producción de una mano de obra enferma.

El RSI proporciona un marco para las actividades de la Organización Mundial de la Salud de alerta y respuesta rápida ante epidemias y brotes, en colaboración con los países para enfrentar brotes y epidemias, a través de una mejor respuesta.  Cada año el número de infecciones en el mundo es muy importante, ocasionando una gran cantidad de defunciones y de secuelas asociadas. El reciente ejemplo del chikungunya, en Colombia mas de 100.000 casos en solo dos meses, con promedio no menor de 500.000 a 1.000000 de días de incapacidad.

Las infecciones son cada vez más posibles de desarrollarse, por la mayor facilidad para la movilización relacionada directamente con los nuevos y modernos medios de transporte.

La mayoría de las infecciones se producen por el contacto persona a persona, a través del saludo con las manos, abrazos, besos, caricias, y las relaciones sexuales en donde la transmisión de líquidos, como el semen, la secreción vaginal, el sudor, la orina, materias fecales, saliva, gotitas, provenientes de la respiración, el estornudo, o la misma sangre a través de heridas. Estos son los principales medios de transporte de las infecciones a las cuales se le suman el agua, la tierra, y en menor frecuencia el contacto con objetos o sustancias inertes, que en su superficie pueden servir también de facilitadores de transmisión de microbios.

La otra forma de desarrollar una infección, ocurre cuando los propios microorganismos que habitan en la cavidad oral, el intestino y otros sitios del cuerpo, se vuelven patógenos, o sea que desarrollan acciones destructivas contra sus propios órganos, y tejidos, cuando se bajan las defensas. Para evitar ciento por ciento estas infecciones, necesitaríamos estar en una urna de cristal o en medios totalmente aislados, lo cual es imposible. La disminución de las infecciones se consigue con la descontaminación rápida y efectiva con soluciones, detergentes o jabones. Debemos adicionar aquí la protección contra las picaduras de insectos, el uso de repelentes, y la aireación y decontaminación ambiental.

Entre las medidas reconocidas además de las mencionadas, universalmente están:

1. Las vacunaciones al día, en las diferentes edades entre niños y adultos.
2. El uso adecuado de guantes, mascarillas y ropas protectoras, cuando sea necesario.
3. Cubrimiento adecuado al tocer y estornudar, utilizando los codos pata cubrirse, o mejor pañuelos desechables y limpiadores de manos, alcohol glicerinado jabones y toallas secadoras, mejor desechables.
4. Seguir las normas al visitar pacientes o instituciones de salud.
5. Evitar el contacto directo con sangre o artículos contaminados, solamente manipulados por expertos, utilizando guantes.

Las dificultades en el consumo de agua potable, y en general un porcentaje de personas que viven en malas condiciones higiénicas y sanitarias, permite la llegada de microorganismos productores de infecciones en el hombre, los cuales han sido y serán acompañantes permanentes del ser humano.

La prevención de las infecciones, entre las que se cuentan las medidas mencionadas, debe ser desarrollada en la mayor parte de las poblaciones para lograr un impacto benéfico representativo. Educación y una buena comunicación, son herramientas prácticas para evitar el desarrollo de brotes y epidemias, igualmente la atención profesional rápida y efectiva, para evitar mayores daños en poblaciones de bajos recursos. El estado debe invertir en el control de las infecciones en forma concienzuda y permanente, para de esta forma disminuir su fuerte impacto.

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