A pesar de su gran tamaño, los elefantes raramente padecen cáncer. En un estudio publicado el jueves, los científicos explican que el secreto de estos grandes mamíferos está en sus genes.
Los elefantes tienen 38 copias modificadas de un gen que codifica el p53, un compuesto que suprime la formación de tumores. Los humanos, por otra parte, tienen sólo dos copias modificadas de este gen, según el estudio divulgado en la publicación científica Journal of the American Medical Association (JAMA). Esto significa que, a medida que los elefantes evolucionaron, sus cuerpos hicieron copias extra de un gen que evita que se formen tumores.
Por largo tiempo, los elefantes han sido considerados un enigma porque tienen muchas más células que los humanos, lo que en teoría debería suponer un gran riesgo de padecer cáncer a lo largo de sus 50 a 70 años de vida. Pero, aún así, los análisis de una gran base de datos de muertes de elefantes mostraron que menos del 5% de ellos fallecen de cáncer, comparado con 11 a 25% de las personas.
“Lo lógico sería que los elefantes desarrollen enormes cantidades de células cancerígenas; de hecho, deberían haberse extinguido a estas alturas debido a tan alto riesgo de cáncer”, dijo uno de los autores principales del estudio, Joshua Schiffman, pediatra oncólogo del instituto del cáncer Huntsman de la escuela de medicina de la Universidad de Utah.
“Creemos que la naturaleza consiguió mantener viva esta especie procesando más p53”, estimó.
Los elefantes también están naturalmente equipados con un mecanismo interno más agresivo a la hora de matar células dañadas que amenazan con volverse cancerosas, añadieron los investigadores.
Los investigadores esperan que este hallazgo conduzca a nuevas terapias para combatir el cáncer en humanos.
Pero ese día podría estar lejano, opinó Mel Greaves, director del centro sobre evolución y cáncer del instituto de investigación del cáncer en Londres.
“Esta nueva investigación provee una respuesta plausible a uno de los mayores acertijos de la biología evolutiva: por qué algunos grandes animales con muchas células igual se las arreglan para tener tasas bajas de cáncer”, dijo Greaves, quien no participó en el estudio.
“No está claro en lo inmediato cuáles son las lecciones que podemos tomar”, añadió. “El principal impacto de esta extraordinaria historia es que pone en el foco la cuestión de por qué nosotros estamos tan predispuestos a sufrir cáncer, considerando nuestro tamaño y nuestra esperanza de vida; y qué podemos hacer para modificar esta situación”.
En el estudio también participaron expertos de la Universidad de Arizona y del Ringling Bros. Center for Elephant Conservation. AFP
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