En septiembre de 2017, el huracán María, de categoría 5, arrasó el país insular de Dominica dejando numerosos daños a su paso.
“¡Perdimos los medios para ganarnos la vida! Con los ingresos que conseguimos de la agricultura, las mujeres alimentamos a las familias y podemos escolarizar a nuestras hijas e hijos. Mucha gente tuvo que empezar de cero. Yo misma tuve que empezar de cero”, afirmó Jennifer Pascal, vicepresidenta del Grupo de agricultoras del noreste.
En septiembre de 2017, el huracán María, de categoría 5, arrasó el país insular de Dominica dejando numerosos daños a su paso. Isiuwa Iyahen, especialista en programas de ONU Mujeres, visitó la isla poco después para evaluar cómo había afectado el huracán a las agricultoras minifundistas de los distritos occidentales y meridionales de la isla.
“Los daños sufridos en las granjas y tierras de estas mujeres fueron catastróficos. De hecho, el 76 por ciento de ellas afirmó haber sufrido importantes pérdidas, como cosechas devastadas y destrucción de equipos, herramientas e infraestructura”, afirmó Iyahen.
La evaluación de las necesidades posteriores al desastre realizada en el país destacó que el sector agrícola en Dominica está compuesto en gran medida de pequeñas granjas familiares y de la producción de subsistencia de pequeños terrenos conocidos localmente como “kitchen gardens” (huertos). Más de la mitad (57 por ciento) de las agricultoras y los agricultores entrevistados tenían granjas de 2 hectáreas o menos, mientras que el 22 por ciento trabajaba terrenos de entre 2 a 4 hectáreas.
La agricultura también es la segunda actividad más importante (después del sector de servicios) del país, proporcionando empleo al 17 por ciento (11.900 habitantes) de la población.
Después del huracán, algunas mujeres no pudieron volver a sus granjas inmediatamente por el daño que habían sufrido sus hogares. “Las mujeres tuvieron que elegir entre la granja y el hogar familiar. Algunas mujeres (después de cinco meses) han empezado poco a poco a volver a las granjas”, afirmó Pascal, y añadió “mis invernaderos siguen devastados y no sé si podré construir otros nuevos o volver a levantar lo que tengo ahora. Esto ha supuesto mucho dinero en términos de horas trabajadas y como el dinero no llega… No podemos pagar a las trabajadoras y los trabajadores, esto ha limitado mis acciones”.
El principal cultivo de su terreno de casi una hectárea eran los pimientos para aliño, pero ahora no queda nada. “Justamente había empezado a plantar plantones de cebolla en octubre y no pude encontrar ninguno de ellos. La mayoría de los árboles frutales han sido destruidos… También desapareció el cobertizo de la granja y se cayeron los depósitos de almacenamiento de agua”, siguió explicando.
“Tenía conductos de riego… La mitad de ellos se fueron río abajo, ya que mi terreno está en la ribera del río. Algunos se rompieron, otros se desgarraron, por lo que voy a necesitar tiempo para recuperarlo todo”, continuó. Solamente los árboles de aguacate del terreno de Pascal han sobrevivido a la destrucción total y han empezado a florecer.
Muchas mujeres agricultoras del país ya estaban antes en una situación de desventaja en el sector agrícola, puesto que los precios de sus cultivos los fijaban los comerciantes. Poco antes de que sobreviniera el huracán María, ONU Mujeres estaba a punto de empezar a prestar apoyo a los grupos de mujeres agricultoras del noreste de Dominica para fortalecer sus habilidades en la negociación de precios y contratos. El proyecto también tenía como objetivo ayudar a las agricultoras a identificar el potencial de añadir valor a sus productos y crear nuevas oportunidades de mercado, por ejemplo, vinculándolas al sector del ecoturismo.
Actualmente, nunca ha habido tanta necesidad de apoyo, especialmente para las mujeres agricultoras que cargan sobre sus espaldas con el desastre y se sitúan en la primera línea de la gestión de sus efectos.
Esta situación quedó claramente reflejada en la evaluación que realizó ONU Mujeres. Lo que quieren las mujeres de Dominica es asistencia para recuperarse y volver al trabajo, no simples ayudas económicas. Las prioridades inmediatas son semillas, equipos y acceso a asistencia financiera.
“Lo que queremos son semillas de cultivo rápido para recuperarnos más pronto en lugar de las que proporcionan cosechas a más largo plazo, como tomates, guisantes, zanahorias, coles y lechugas. [Con éstas], después de plantar podríamos tener una cosecha en seis semanas”, explicó Jennifer Pascal.
Las mujeres del Grupo de agricultoras del noreste añadieron que también es imprescindible recibir ayudas del Ministerio de Agricultura para recuperar cultivos de alto valor como el cacao, el aguacate, el mango y otros frutos cítricos.
Después del huracán María, ONU Mujeres ayuda a los grupos de agricultoras a conseguir empleo y equipos para hacer que sus terrenos vuelvan a ser productivos. La evaluación de las necesidades posteriores al desastre realizada por ONU Mujeres no sólo contribuirá a su propio programa, sino que ayudará a otros actores para el desarrollo, como el Banco Mundial y el gobierno nacional, en sus esfuerzos para reconstruir Dominica.
Aunque todavía no hay electricidad en la zona, los hogares ya vuelven a tener agua corriente. “No perdemos la esperanza, las mujeres son optimistas”, concluyó Pascal con una sonrisa.
Nota publicada en ONU Mujeres, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: ONU Mujeres
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