Por: Pascual Gaviria Uribe.
Fabrizio Hochschild dijo hace un año, como representante de la ONU en Colombia, que un acuerdo con las Farc tendría efectos sobre cerca del 70% de los cultivos de coca en el país.
Por su parte la UNODC (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) ha calculado en 60.000 el número de familias colombianas que se dedican al cultivo y la venta de hoja de coca, quienes cada vez son más agricultores puros y menos cocineros de laboratorio. Por su parte Timochenko dijo hace un mes que había ordenado a todos los frentes cesar la instrucción militar y dedicarse al adiestramiento político.
Es claro que buena parte de la base social de las Farc está en las zonas cocaleras y que ahí se jugarán sus primeras ambiciones electorales si se llega a un acuerdo en La Habana. La pregunta es si las recientes elecciones regionales nos pueden dar pistas sobre las posibilidades reales de la guerrilla en el escenario de un proselitismo desarmado.
La concentración de los cultivos de coca en Colombia hace suponer que el ejercicio debería ser relativamente sencillo. El monitoreo satelital que entregó las cifras de 2014 muestra que el 42% de la coca está en 10 municipios de 6 departamentos. La base social de la guerrilla no es despreciable si tenemos que cuenta que la votación en los 4 principales municipios del Putumayo (2 de ellos entre los 10 más cocaleros del país) sumó apenas 70.000 sufragios.
El caso de Tumaco, principal productor de coca con casi 10.000 hectáreas, es quizá el más sencillo. Como contó La Silla Vacía las Farc hicieron proselitismo a favor de Víctor Morcillo, candidato por la Unión Patriótica que apenas obtuvo el 2.99% de los votos. La ganadora, por su parte, tuvo el apoyo de la Alianza Verde, los liberales y los conservadores. De modo que se puede presentar como una mandataria que va en llave con el gobernador electo Camilo Romero. Aquí parece que las Farc mandan muy lejos de las urnas y los partidos tradicionales comparten la clientela y pelean la opinión.
En Puerto Asís, con la mitad de hectáreas sembradas que Tumaco, el ganador fue el Partido Liberal con una amplia mayoría, doblando al Polo que llegó segundo y mostrando su poder en los 10 municipios cocaleros, donde sumó 4 alcaldías, tres por cuenta propia y una en coalición con la Alianza Social Independiente. El ganador en Puerto Asís surge de una coalición de derrotados hace cuatro años cuando fue candidato por la Alianza Verde, de modo que es también un hombre de uniones temporales y tradicionales. En principio lejano a las ideas y el proselitismo fariano.
Llaman la atención dos municipios cocaleros con muy alta participación electoral: Orito, Putumayo, con el 64% y El Retorno, Guaviare, donde votaron el 71% de las personas habilitadas. En los dos ganó el Partido de la U, aunque en condiciones muy distintas. En el primero en duelo cerrado con el candidato del Polo y con 9 opciones en la contienda, y en el segundo con el 56% y con apenas 2 candidatos en el tarjetón.
En Orito de nuevo una coalición con la ASI permitió el triunfo de uno de los partidos de la Unidad Nacional. En el Tambo, Cauca, ganó un liberal con más del 70% de los votos y en Tibú, Norte de Santander, perdieron los barones conservadores a manos de la Alianza Social Independiente.
Queda claro que el Centro Democrático no existe en la zona y que la izquierda legal es minoritaria. Que la ASI se mueve bien en medio de coaliciones y franquicias electorales, y que godos y liberales saben trabajar donde hay candela, venga de derecha o de izquierda.
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