El papa Francisco celebró este jueves en la basílica de San Pedro antes de medianoche (local) la tercera Misa de Gallo de su pontificado, durante la cual instó a los 1.200 millones de católicos en el mundo a “cultivar la justicia” y a ser “sobrios”.
“En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante”, afirmó el papa fiel a su estilo claro y directo de hablar.
Durante la solemne homilía, cocelebrada con un centenar de prelados, y a la que asistieron cientos de peregrinos y religiosos, Francisco habló sobre uno de los grandes males de la sociedad moderna: la indiferencia.
Los cristianos habían iniciado más temprano la celebración de la Navidad en Belén, en un contexto de enfrentamientos entre palestinos e israelíes y la amenaza mundial de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).
Los festejos empezaron con la llegada de la procesión del patriarca latino y culminarán con la Misa del Gallo en la basílica de la Natividad, donde nació Cristo según la tradición cristiana.
En otras partes de Oriente Medio y del mundo, los cristianos no pudieron celebrar su festividad más importante por decisión de las autoridades.
“Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración”, agregó Francisco, quien pidió a los católicos que cesen de sentir “miedo y temor” y calificó a Jesús como el “príncipe de la paz”.
El argentino Jorge Bergoglio, de 79 años de edad, llegó hacia las 20H30 GMT a la basilica de San Pedro para oficiar la tradicional misa, que duró casi dos horas, se mostraba pálido y con la voz baja tras sufrir en los últimos días una fuerte gripe con mucha fiebre.
Navidad en medio de fuerte tensión:
Belén se halla en Cisjordania ocupada, donde en esta jornada cuatro palestinos fueron abatidos en incidentes con tropas israelíes (tres de ellos cuando intentaban atacar con armas blancas o embestir con un coche a miembros de las fuerzas de seguridad).
En tres meses, la actual ola de enfrentamientos en Israel y en los Territorios Palestinos causaron ya la muerte de 129 palestinos y 19 israelíes, así como la de un estadounidense y un eritreo, según un balance de la AFP.
Esta nueva espiral de violencia causó un duro golpe al turismo en Tierra Santa en general y en particular en Belén, donde fueron raros los peregrinos extranjeros que esperaron la llegada del patriarca latino, quien inició su peregrinación en Jerusalén y tuvo que atravesar el muro de separación construido por Israel.
Para los que estaban en la plaza del Pesebre, centro turístico de Belén normalmente abarrotado en estos días de fiestas, Sor Donatella, una religiosa italiana, afirmó que era importante “estar aquí para reaccionar y enviar el mensaje de paz de Navidad”.
El patriarca latino de Jerusalén, Fuad Twal, había anunciado que la misa de Navidad estaría dedicada este año a las víctimas del “terrorismo, esa ideología mortífera, fundada en el fanatismo y la intransigencia religiosa que extiende el terror y la barbarie entre los inocentes”.
En homenaje a las víctimas, la mayor autoridad católica romana en Tierra Santa invitó “a cada parroquia a apagar durante cinco minutos las luces del árbol de Navidad, en señal de solidaridad”.
En Brunei, ese apagón fue obligatorio. En nombre de la ‘sharia’ o ley islámica, el sultanato prohibió las guirnaldas y toda demostración de la Navidad cristiana.
Somalia hizo lo mismo, porque sus autoridades consideran que la celebración de Navidad y Año Nuevo son “contrarias a la cultura islámica”, según un portavoz gubernamental.
‘¡Malditos!’:
En varios países, esta fiesta de Navidad se verá en buena parte eclipsada por los enfrentamientos israelo-palestinos y las atrocidades perpetradas por los yihadistas.
En Siria, los cristianos de pueblos amenazados por el EI se disponían a pasar unas angustiantes navidades. En Irak, las comunidades de esa confesión manifestaron igualmente su inquietud.
En Francia, donde los atentados de noviembre reivindicados por el EI causaron 130 muertos, la seguridad ha sido reforzada a la entrada de las iglesias.
Aludiendo a “posibles amenazas contra los occidentales”, las embajadas de Estados Unidos y Gran Bretaña en Pekín pidieron a sus ciudadanos evitar un barrio animado de la capital china durante las fiestas. Advertencias muy poco habituales en esta metrópolis.
En Belén, después de la procesión, el patriarca Twal celebró la tradicional Misa del Gallo, en presencia de numerosos dignatarios religiosos y de representantes políticos palestinos, como el presidente Mahmud Abas.
Jorge Bergoglio por su parte ya había adelantado: “por todas partes hay guerra hoy en día, hay odio (…) ¿Y qué queda? ¡Ruinas, quedan miles de niños sin educación, tantas muertes de inocentes! Y tanto dinero en los bolsillos de los traficantes de armas”, deploró durante la homilía en la residencia Santa Marta, donde reside, a la vez que exclamó un “¡Malditos!” a los fabricantes de armas. AFP
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