Por: Paola Sosa.
Te comparto mi historia real, en la que hoy entiendo que todo lo creo yo, que todo lo que vivo es raíz de mis pensamientos, de mis acciones.
Después de haber pasado por una enorme crisis financiera, crisis de autoestima, crisis de confianza, con el tiempo y con la ayuda de los ángeles entendí que todo había sido creado por mis pensamientos negativos e irreales. La experiencia que he vivido espiritualmente es maravillosa. Cómo en el momento más duro de mi vida llegaron los ángeles a manifestarse y confirmándome que nunca había estado sola.
El día que decidí pedir ayuda y además de pedir aceptar la ayuda; todo en mi vida cambió. Quiero confesarles con detalles lo vivido, estoy segura que tenía que vivirlo para experimentar mi fe, luego contar mi historia para poder ayudar a muchos y así poder encontrar mis dones para ponerlos al servicio de los demás.
Todo comenzó el día que decidí renunciar a mi trabajo y lanzarme a emprender. Cuando estaba en mi formación como coach tuve una sesión en la que descubrí que había vivido un momento en mi vida que toqué fondo. Ese fondo emocional que sentía que mi alma se salía de mi cuerpo, sentía que mi mundo se había acabado. En esa sesión me di cuenta de mi valentía y que cuando había decidido emprender desde cero un nuevo camino, lo había logrado, haciendo realidad todo aquello que me había planteado.
Después en otra sesión de coaching descubrí que uno de mis principales valores es la espiritualidad, una sesión que me llevó a tener más claridad sobre mi nuevo rumbo. De allí salió que el coaching que yo brindara debía ir relacionado con la espiritualidad. Descubrí en mi proceso que tenía mucho que perdonar y liberar, que todo el resentimiento que guardaba no me dejaba surgir. Era como si estuviera en medio de un océano con un ancla enorme, limitándome a navegar.
Comencé en un curso con Charles Virtue, el hijo de la gran maestra Doreen Virtue (Angel Therapy Practitioner®) quien ha escrito más de 20 libros de ángeles. De allí seguí con lecturas, audiolibros, vídeos, investigaciones y llevando todo a la práctica a mi vida real.
¡Fue increíble! Porque me sucedieron muchas cosas. La verdad es que en medio de todo me encontraba acompañada con un ser que estoy segura que es mi maestro de vida, mi esposo. Vivimos momentos duros, él también había renunciado, habíamos decidido emprender juntos.
Todo lo que intentábamos en negocios no se concretaba. La deuda aumentaba y los ingresos no llegaban… Hasta los servicios llegaron a ser cortados por falta de dinero. Nuestra relación entre tantas pruebas flaqueo, mientras mi fe se enriquecía, había una enorme necesidad que no nos permitía concretar nada y mucho menos disfrutar.
Mis pensamientos y creencias comenzaron a transformarse, ya no me servía lo que en un tiempo atrás había sido mi trampolín. Todo era diferente, entendiendo que el mundo evoluciona y que estaba frustrada haciendo lo mismo que antes cuando el mundo había avanzado y yo seguía siendo la misma.
Le pedí tanto al cielo que me ayudara y que estaba dispuesta a recibir la ayuda, me abrí, solté las necesidades y comencé a transformar mis pensamientos, creando conciencia que debía cambiar. Que mis pensamientos no eran más que el ego haciéndome ruido. Meditaba todas las mañanas, silenciaba mi mente que era lo que no me dejaba tranquila. Mis noches eran eternas pensando qué y cómo haría al día siguiente para salir adelante.
Dejé que mis ángeles guiaran mis pasos, le pedía al cielo a diario y con los esquemas mentales de los ángeles, logré estabilizarme emocionalmente, era lo que necesitaba para tomar el foco y las riendas nuevamente de mi vida. Dejé las palabras negativas, las transformaba en positivas.
Muchas creencias de mi infancia las transforme, encontrándolas en mis ejercicios de coaching, me hacía mucha autogestión para crear conciencia y poder avanzar. Tenía claro que era yo la que debía cambiar y no mi entorno.
Me desconecte del mundo exterior y me enfoque en mi interior, sanando con los ángeles, liberando, perdonando a quienes habían traído a mi vida aprendizajes, transformando mis creencias, abriéndome a un nuevo mundo espiritual que me enseñó a no dejar de sentir, sino equilibrando mis emociones y entregando al cielo todos mis pensamientos, conectándome con mi corazón porque Dios puso allí mis dones, los que hoy dejo al servicio de los demás para ayudarle al mundo a transformar sus emociones negativas en la verdadera fuerza del amor y creando una mejor realidad, una felicidad infinita y una salud perfecta.
No viniste aquí a sufrir, viniste a ser feliz, a hacer todo lo que te hace feliz, Dios te creó perfecto y con dones únicos, descúbrelos y deja que tu vida sea una gran aventura.
Abrazos de luz, besos de esperanza.
¡Luz y muchos angelitos para ti!
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