Por: Milagros Guadalupe.
El día que Estrella Lovo decidió poner basta a los manoseos, silbidos, miradas y palabras groseras que escuchaba a diario en las calles de Managua, había ocurrido un episodio que la llenó de rabia y que que recordará siempre: “En el 2014, una tarde yo iba en el bus y un hombre mayor me iba rozando sus partes (genitales), cuando me bajé el hombre se bajó y me esperó, me apretó fuerte y me decía cosas asquerosas…nadie hizo nada…cuando lo conté solo me dijeron: ‘así son los hombres’. Esa no era la respuesta que yo esperaba” cuenta, aún indignada.
La necesidad de entender lo ocurrido la hizo descubrir lo que significaba el acoso callejero.
No se quedó ahí, estaba decidida a hacer algo para detener estos abusos, y decidió crear junto a otras jóvenes el observatorio contra el acoso callejero en Centro América.
En este proceso, Estrella cuenta que encontrar espacios en común con otras víctimas fue crucial: “cuando escuché a más mujeres contar sus historias de violencia vi que todas teníamos experiencias parecidas, pero también vi la fuerza con que seguimos adelante…entonces me di cuenta que no estoy sola y que juntas podemos hacer algo”, detalló.
Varias de esas historias las escuchó mientras participaba en talleres en el Programa Feminista La Corriente.
Estrella ya no es la misma que aquella tarde de 2014. El activismo feminista, el compartir con otras mujeres que han vivido experiencias similares, y generar estrategias para combatir el acoso, son actividades que la ha fortalecido. “Me siento mucho más fuerte para exigir respeto en cualquier espacio”, nos cuenta, pero también es consciente que aún queda mucho camino por recorrer: “ya hay expresiones de desagrado frente al acoso callejero, pero espero que algún día todas las personas reaccionen contra el agresor… y que llegue el día que las mujeres no tengamos que defendernos y caminemos libres por la calle”.
SOURCE: Oxfam
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