El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dejó el lunes la Casa Blanca para realizar un viaje a Alaska en el que planea poner de relieve el impacto del calentamiento global… pero también obtener consejos de supervivencia del aventurero Bear Grylls para un programa de televisión.
Durante su visita, Obama asistirá en Anchorage a una conferencia internacional sobre el Ártico en la que pronunciará un discurso que se espera subraye el impacto del calentamiento global sobre el medio ambiente.
El cambio climático es un tema que genera polémica en Estados Unidos, donde muchos republicanos dudan de que las acciones humanas tengan una influencia real en la temperatura del planeta.
Obama planea visitar glaciares y comunidades de pescadores afectados por el cambio climáticp con la esperanza de poner fin a esas dudas, al tiempo que busca apoyo para un pacto internacional para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero.
En el vasto territorio de Alaska, donde apenas viven 800.000 habitantes, los efectos del calentamiento global son evidentes: aumento del nivel del mar, disminución de los glaciares y deshielo del permafrost.
El viaje de Obama tiene lugar tres meses antes de la conferencia de la ONU -conocida como COP21- en diciembre en París, que busca alcanzar un acuerdo para limitar a un máximo de 2 grados el calentamiento del planeta en relación a la temperatura de la era preindustrial. Durante su visita Obama también se reunirá con líderes nativos, poco después del anuncio de su decisión de renombrar el Monte McKinley, la montaña más alta de Norteamérica y bautizada así en homenaje al presidente número 25 de Estados Unidos, William McKinley, con el nombre local Denali.
El mandatario también recibirá un “curso intensivo en técnicas de supervivencia” dictado por el famoso aventurero británico Bear Grylls, anunciaron el lunes productores de televisión estadounidenses.
Obama aparecerá en un próximo episodio de “Running Wild With Bear Grylls”, informó la cadena de televisión NBC.
Grylls, exsoldado de la British Special Forces, se jacta de presionar a celebridades como el mariscal de campo de los New Orleans Saints Drew Brees o la actriz Kate Winslet “más allá de sus límites”. Las tareas que les ha pedido incluyen comer ratones, saltar de aviones o cruzar cañones desérticos.
La participación del mandatario en el programa, que saldrá al aire este año, es la última de una serie de esfuerzos por parte de la Casa Blanca para llegar a nuevos públicos.
Grandes desafíos:
Obama ha descrito al calentamiento global como “uno de los grandes desafíos” que enfrenta la humanidad en este siglo. “Lo que pasa en Alaska nos afecta a todos. Es una señal de alarma”, dijo el presidente antes de abandonar Washington. “Es nuestra llamada de atención. Y mientras yo sea presidente, Estados Unidos jugará un rol central para responder a la amenaza del cambio climático antes de que sea demasiado tarde”, añadió.
Obama impuso recientemente, para malestar de la oposición republicana en el Congreso, estrictos estándares para reducir 32% las emisiones de dióxido de carbono de las plantas generadoras de energía.
Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, detrás de China, y se ha comprometido a reducir estas emisiones entre 26% y 28% para 2025 en relación a 2005.
Alaska es a menudo apenas una parada para cargar combustible para los presidentes estadounidenses que viajan a Asia. Pero Obama pasará tres días en esta última frontera y se convertirá en el primer mandatario de ese país en visitar el Ártico de Alaska. Pero muchos en Alaska, que se convirtió en el estado número 49 de Estados Unidos en 1959, temen que Obama haya olvidado las dificultades económicas que enfrentan.
Su visita se realiza cuando la caída de los precios del petróleo ha amputado los recursos de este estado y la agencia Standard & Poor’s acaba de bajar de “estable” a “negativa” la perspectiva de la deuda (AAA) de Alaska.
El gobernador Bill Walker advirtió por su parte que tenía un mensaje claro para el presidente: “Tenemos un excelente oleoducto en Alaska, el único problema es que tiene tres cuartos vacío. Le diré que tenemos que meter más petróleo en el oleoducto”.
Y la asociación de petróleo y gas de Alaska le recordó a Obama que el sector da trabajo a 110.000 personas.
Hallar un equilibrio parece así difícil, cuando los grupos de protección ambiental también hacen ruido. Están furiosos con la administración Obama por haberle dado luz verde a Shell para perforar en el mar de Chukchi, al norte de Alaska.
“Si Obama va a ser el líder en cambio climático que el mundo necesita, debe revocar los permisos de Shell para perforar en el mar de Chukchi, indicó Rebecca Noblin, del Centro para la Diversidad Biológica.
Añadió que “las señales que Obama envía con sus políticas sobre energía y clima son verdaderamente desconcertantes”. (AFP)
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