Alrededor del cinco por ciento de la población adulta, o cerca de 250 millones de personas entre las edades de 15 y 64 años, ha consumido como mínimo una droga en 2014, como afirma el último Informe Mundial sobre las Drogas publicado por la UNODC. Aunque considerable, este número no ha aumentado en los últimos cuatro años en relación a la población global.
El Informe indica, sin embargo, que el número de personas clasificadas como las que sufren de trastornos por consumo de drogas se ha incrementado desproporcionalmente por primera vez en seis años. Actualmente, más de 29 millones de personas pertenecen a esta categoría (a diferencia del anterior número de 27 millones). Adicionalmente, cerca de 12 millones de personas se inyectan drogas, con un 14 por ciento de éstas viviendo con VIH. El impacto en general del consumo de drogas respecto a las consecuencias en la salud sigue siendo devastador.
Este Informe se emite poco después de la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el problema mundial de drogas (UNGASS por su sigla en inglés) de abril, como momento histórico en la política mundial de drogas, que resultó en una serie de recomendaciones operativas concretas. En su conjunto, estas recomendaciones pretenden promocionar políticas y programas de fiscalización de drogas, de largo plazo, sostenibles, equilibradas y orientadas al desarrollo.
Como apunta el Director Ejecutivo de la UNODC, Yury Fedotov, es esencial que la comunidad internacional se reúna para asegurar el logro de los compromisos adoptados en la UNGASS -y el Informe Mundial Sobre las Drogas ofrece una importante herramienta para apoyar a este objetivo. “Proporcionando una visión integral de las principales tendencias en los mercados de drogas, rutas de tráfico y el impacto en la salud del consumo de drogas, el Informe Mundial sobre las Drogas 2016 resalta el apoyo a los enfoques equilibrados e integrados basados en los derechos, como refleja el documento final de la UNGASS”.
El uso de drogas y sus consecuencias para la salud
Mientras que la mortalidad relacionada con las drogas ha permanecido estable en todo el mundo, en 2014 sigue habiendo cerca de 207,000 muertos reportados: un número inaceptablemente alto de muertes que pueden ser prevenidas si se dispone de intervenciones adecuadas.
El consumo de heroína, y las relacionadas muertes por sobredosis, parecen haberse incrementado considerablemente en los últimos dos años en algunos países de América del Norte, así como de Europa Occidental y Central. Subrayando la importancia de esta observación, Fedotov afirmó que mientras los desafíos planteados por las nuevas sustancias psicoactivas siguen siendo una seria preocupación, “la heroína sigue siendo la droga que mata a la mayoría de personas y este resurgimiento debe ser tratado urgentemente”. En general, los opiáceos siguen representando el mayor daño potencial y las mayores consecuencias para la salud dentro del conjunto de las principales drogas.
El cannabis, entretanto, sigue siendo la droga más consumida a nivel global, con un total estimado de 183 millones de personas que la han consumido en 2014. Mediante el análisis de tendencias durante varios años, el Informe demuestra que con el cambio de normas sociales respecto al cannabis -especialmente en el Occidente- el consumo de cannabis se ha incrementado en paralelo a una creciente aceptación frente a esta droga. En muchas regiones, en la última década, un creciente número de personas ha entrado en tratamiento por trastornos relacionados con el consumo de cannabis.
El Informe también incluye nuevas observaciones respecto a personas que se inyectan drogas. Por ejemplo, se examinó la conexión entre el uso de estimulantes (entre ellos nuevas sustancias psicoactivas que no están bajo control internacional) con la participación en prácticas de inyección y comportamientos sexuales de riesgo, que pueden resultar en un elevado riesgo de infecciones con VIH.
Resultados adicionales apuntan en altos niveles de consumo de drogas en recintos penitenciarios, incluyendo opiáceos y drogas para inyectar. Por eso, los recintos penitenciarios siguen siendo un entorno de alto riesgo para las enfermedades contagiosas. La prevalencia de VIH, hepatitis y tuberculosis entre las personas privadas de libertad puede ser significativamente más alta que entre la población general. El riesgo de una sobredosis sigue siendo alto entre las personas que han cumplido su condena, especialmente poco después de su liberación.
El Informe apunta que existe una probabilidad tres veces más alta de que un hombre consuma cannabis, cocaína o anfetaminas que una mujer, mientras que una mujer tiene más probabilidad que un hombre de consumir para uso no medicinal opioides y tranquilizantes. Esta diferencia de género se puede atribuir más a la oportunidad de poder consumir drogas en un entorno social, que al género mismo como factor determinante del consumo de drogas.
A pesar del hecho de que existen más hombres que mujeres consumidoras de drogas, el impacto causado por el consumo de drogas es mayor en las mujeres que en los hombres, dado que las mujeres tienden a carecer de acceso a las diferentes posibilidades de atención para la drogodependencia. Dentro del contexto familiar, es más probable que parejas femeninas e hijas de consumidores de droga sean víctimas de la violencia relacionada con las drogas.
El problema mundial de las drogas y el desarrollo sostenible
Siendo el 2016 el primer año del establecimiento de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Informe proporciona un enfoque especial en el problema mundial de las drogas en este contexto. Con el fin de analizar estos vínculos, se ha dividido los ODS en cinco áreas: Desarrollo social; desarrollo económico; sostenibilidad medioambiental; sociedades pacíficas, justas e inclusivas; y alianzas.
El Informe remarca un fuerte vínculo entre la pobreza y varios aspectos del problema de las drogas. De hecho, los más afectados por la problemática de consumo de drogas son las personas que son pobres en relación a las sociedades en las que viven, como se puede observar de manera severa en los países más ricos. La fuerte relación entre desventajas sociales y económicas con trastornos relacionados con el consumo de drogas puede ser observada cuando se analizan diferentes aspectos de marginalización y exclusión social, como el desempleo y bajos niveles de educación.
El Informe también da luz en las diversas formas en las cuales el problema mundial de las drogas tiene como resultado diferentes manifestaciones de violencia. Mientras que la intensidad de la violencia relacionada con drogas es la más alta cuando se la vincula con el tráfico y la producción de drogas, estos factores no necesariamente producen violencia, como ilustran los bajos niveles de homicidios en países de tránsito afectados por las rutas de tráfico de opiáceos en Asia. El comercio de drogas generalmente parece crecer donde la presencia del Estado es débil, donde el Estado de derecho se aplica de modo desigual y donde existen oportunidades de corrupción.
El Informe analiza la influencia del sistema de justicia criminal en el tráfico y los mercados de drogas, así como en el consumo de drogas y las personas que las consumen. Por ejemplo, observa que, a nivel global, el 30 por ciento de la población en los recintos penitenciarios se compone de personas privadas de libertad no sentenciadas o con detención preventiva. Entre los sentenciados, el 18 por ciento está en los recintos penitenciarios por delitos relacionados con drogas.
El uso excesivo del encarcelamiento por delitos menores relacionados con las drogas resulta ineficiente para reducir la reincidencia y sobrecarga los sistemas de justicia criminal, impidiéndoles afrontar delitos más graves. La proporción de tratamientos y servicios de atención basados en evidencia para los ofensores legales que consumen drogas, como medida sustitutiva a la privación de libertad, ha mostrado resultados en el incremento de la rehabilitación y la reducción de la reincidencia de forma sustancial.
El Informe Mundial sobre las Drogas 2016 proporciona una visión mundial de la oferta y demanda de opiáceos, cocaína, cannabis, estimulantes de carácter anfetamínico y nuevas sustancias psicoactivas, así como de su impacto en la salud. También, evalúa la evidencia científica sobre el policonsumo de drogas, la demanda de tratamiento para cannabis y desarrollos desde la legalización de cannabis para el consumo recreacional en algunas partes del mundo.
Adicionalmente, a través de la lente de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los mecanismos de interacción entre el problema mundial de las drogas y todos los aspectos de desarrollo sostenible son visualizados mediante un análisis profundo. UNODC
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