Unos 200 países se reunirán el lunes en Bonn para avanzar hacia la aplicación del acuerdo de París sobre el clima, una primera etapa de un año “crucial” en la lucha contra el calentamiento global.
Para David Waskow, experto del Instituto de Recursos Mundiales, “2018 es un año clave para hacer avanzar la acción climática”, el momento “más crítico” desde la conferencia de la ONU sobre el clima que dio lugar al acuerdo de París en 2015.
El objetivo de dicho acuerdo es contener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2ºC, o incluso de 1,5ºC, respecto a la era preindustrial.
Pero los esfuerzos prometidos por los países firmantes del acuerdo de París no serán suficientes para alcanzar ese objetivo. Teniendo en cuenta sus actuales compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, las temperaturas podrían aumentar en 3ºC.
Si no cambia nada, el mundo alcanzará una subida de 1,5ºC antes de la década de los 2040, según un proyecto de informe del Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), que considera “extremadamente improbable” no superar los 1,5ºC sin cambios drásticos e inmediatos.
Los llamamientos a actuar de forma más radical se han multiplicado tras comprobar que los últimos tres años fueron los más calurosos jamás registrados y a pocos meses de la 24ª conferencia de la ONU sobre el clima (COP24), que se celebrará en diciembre en Polonia.
“El éxito dependerá de un acuerdo o no de los Estados sobre una estricta hoja de ruta sobre el acuerdo de París, y de su voluntad de aumentar sus compromisos nacionales de aquí a 2020”, insiste David Waskow.
El acuerdo prevé un primer balance mundial en 2023, pero la comunidad internacional ya entabló un diálogo para animar a los Estados a presentar nuevos objetivos antes de 2020.
Ese proceso llamado “Talanoa” -una palabra utilizada en las islas Fiyi, que presiden actualmente la COP, para calificar un diálogo que permita generar confianza- se lanzará oficialmente durante la reunión de Bonn que comenzará el lunes y durará dos semanas.
Tensiones Norte-Sur
Según la ONU, las contribuciones presentadas por los Estados hasta el momento llevan a una misma conclusión: “el alcance y el ritmo de la acción climática deben aumentarse radical e inmediatamente” porque ni siquiera permiten respetar los compromisos nacionales de los países.
Con la retirada de Estados Unidos del acuerdo de París, las miradas se dirigirán hacia China, el principal emisor mundial de CO2, y también hacia el conjunto de los países desarrollados, en particular la UE, a la que varias capitales europeas acaban de pedir que incremente sus ambiciones.
Es frustrante oír cómo algunos países desarrollados celebran su liderazgo en el clima, aunque no están a la altura de los modestos compromisos anunciados a lo largo de los años. Mientras los países desarrollados no unan las acciones a las palabras, nuestra supervivencia estará amenazada: Thoriq Ibrahim, ministro de Medio Ambiente de Maldivas y quien preside el grupo de las pequeñas islas (Aosis).
Los países del Sur recuerdan a menudo a los del Norte que, de aquí a 2020, prometieron aumentar hasta los 100.000 millones de euros anuales -unos 121.300 millones de dólares- su ayuda para las políticas climáticas de los Estados más pobres.
Esas tensiones recurrentes entre países desarrollados y pobres serán probablemente un escollo en las negociaciones sobre las reglas de aplicación del acuerdo de París, que deberían quedar fijadas en el transcurso del año para permitir la implementación del tratado en 2020.
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