Todos los días, muchos hombres y mujeres de todo el mundo tienen dificultades para darles a sus hijos una comida nutritiva. En un mundo en el cual producimos suficiente comida como para alimentar a todas las personas, 795 millones de ellas (una de cada nueve) siguen yéndose a dormir con el estómago vacío todas las noches. Es más, una de cada tres sufre alguna forma de desnutrición.
Erradicar el hambre y la desnutrición es uno de los grandes desafíos de nuestra época. Las consecuencias de una alimentación insuficiente o mala no son solo el sufrimiento y un mal estado de salud, sino que también ralentizan el progreso de muchas otras áreas de desarrollo como la educación y el empleo.
En 2015, la comunidad global adoptó los 17 Objetivos Globales para el Desarrollo Sostenible para mejorar las vidas de las personas antes del 2030. El Objetivo 2 (Hambre Cero) tiene la intención de acabar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover una agricultura sostenible, y esa es la prioridad del Programa Mundial de Alimentos.
Todos los días, el WFP y sus asociados trabajar para acercarnos más a un mundo con hambre cero. Con nuestra asistencia humanitaria alimentaria, proveemos comida nutritiva a aquellos con necesidades urgentes. Mientras tanto, nuestros programas complementarios abordan la raíz de la causa del hambre, creando la resiliencia en las comunidades para que no tengamos que continuar salvando las mismas vidas todos los años.
El mundo ha progresado mucho cuando se trata de reducir el hambre: hay 216 millones de personas con hambre menos que en 1990-92, a pesar de que hubo un incremento poblacional de 1,9 mil millones de personas. Pero todavía queda mucho por hacer, y ninguna organización puede alcanzar el Hambre Cero trabajando sola. Si queremos ver un mundo sin hambre en el 2030, los gobiernos, ciudadanos, las organizaciones sociales civiles y el sector privado deben colaborar para invertir, innovar y crear soluciones duraderas.
5 pasos hacia el Hambre Cero:
1.-Poner de primeros a los más rezagados
Para aprovechar todo el potencial de nuestra economía globalizada, los gobiernos nacionales deben ampliar los esquemas de protección social para los más vulnerables. Brindar esta oportunidad para un crecimiento económico equitativo aumentará el poder adquisitivo de las 2.000 millones de personas más pobres, lo que a su vez generará una demanda creciente, generando nuevos empleos y reactivando las economías locales. Invertir en el desarrollo inclusivo no es solo lo correcto; tiene buen sentido comercial.
2.-Pavimentar el camino de la granja al mercado
El acceso a alimentos asequibles y nutritivos para todos, los 7.000 millones de nosotros, es vital. Debemos innovar e invertir para hacer que nuestras cadenas de suministro sean más eficientes mediante el desarrollo de mercados sostenibles y duraderos. Para apoyar estos mercados, también debemos mejorar la infraestructura rural, en particular las carreteras, el almacenamiento y la electrificación, garantizando la capacidad de los agricultores para llegar a una base de consumidores más amplia.
3.-Reducir el desperdicio de alimentos
De los 4.000 millones de toneladas métricas de alimentos que producimos cada año, un tercio se desperdicia, lo que le cuesta a la economía mundial casi 750.000 millones de dólares anuales. En los países desarrollados, los alimentos se desperdician a menudo en el plato, mientras que en los países en desarrollo se pierde durante la producción, ya que los cultivos no se utilizan o no se procesan debido a un almacenamiento deficiente o porque los agricultores no pueden llevar sus productos al mercado.
4.-Fomentar una variedad sostenible de cultivos
Actualmente, en todo el mundo, cuatro cultivos (arroz, trigo, maíz y soja) representan el 60% de todas las calorías consumidas. Hacer frente a los desafíos del cambio climático, la disponibilidad de alimentos y el acceso a los alimentos requerirá ayudar a los agricultores a explorar e identificar una gama más diversa de cultivos. Para lograr esto, debemos trabajar con los agricultores para garantizar que tengan acceso a las herramientas y habilidades necesarias, y construir un mercado educando a las comunidades sobre la importancia nutricional de comer una amplia variedad de alimentos.
5.-Hacer de la nutrición una prioridad, comenzando con los primeros 1,000 días de un niño
Nada es más importante para el desarrollo de un niño que una buena salud y nutrición, particularmente en los primeros 1.000 días (desde la concepción hasta la edad de dos años). Para prevenir el retraso en el crecimiento y promover el desarrollo saludable, debemos asegurarnos de que los niños y las madres que amamantan tengan acceso a los alimentos nutritivos necesarios.
Nota publicada en WFP – Programa Mundial de Alimentos, reproducida en PCNPost con autorización.
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SOURCE: Programa Mundial de Alimentos
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