Normas favorables a las familias

Por: Robert J. Samuelson.

WASHINGTON – Si se preguntan cuál será el tema principal de la elección presidencial de 2016, he aquí una posibilidad: un lugar de trabajo favorable a las familias. Cuando millones de norteamericanos luchan por equilibrar las exigencias de la familia y las del trabajo, las propuestas que requieren licencia por maternidad y licencia por enfermedad de emergencia remuneradas presentan un obvio atractivo para Hilary Clinton o cualquier candidato demócrata. El tema es más espinoso para los republicanos, quienes se han resistido a imponer nuevos impuestos y reglamentaciones, aunque también favorecen normas que favorecen a la familia.

La última prueba del interés político en el tema proviene del Consejo de Asesores Económicos (CEA, por sus siglas en inglés) del presidente Obama, que dedica todo un capítulo de su informe anual a las políticas “favorables a las familias”. Señala, como lo han hecho otros, que “Estados Unidos es el único país desarrollado del mundo que no asegura licencia por maternidad remunerada.” La mayoría de los países avanzados proporcionan por lo menos 14 semanas de licencia paga, con los costos cubiertos por los empleadores o por impuestos especiales. La mitad de los países encuestados por la Organización Internacional del Trabajo también proporciona licencia por paternidad.

La ley que marcó un hito en los Estados Unidos es la Ley de Licencia Familiar y Médica (FMLA, por sus siglas en inglés), aprobada en 1993 bajo el presidente Bill Clinton. Requiere que las empresas paguen hasta 12 semanas de licencia no-remunerada para el nacimiento de un hijo y para algunas enfermedades familiares. Sin embargo, hay muchas excepciones a esa cobertura, entre ellas los empleados de tiempo parcial y las empresas con menos de 50 trabajadores. Según un estudio, sólo el 60 por ciento de los trabajadores está cubierto. Además, alega el CEA, la licencia no-remunerada de la FMLA discrimina contra los trabajadores más pobres que no pueden darse el lujo de prescindir de sus jornales por un período de tiempo largo.

En qué medida hay descontento, no está claro. El informe del CEA también señala otro estudio que concluye que alrededor del 85 por ciento de los trabajadores que quisieron tomarse licencia en una semana determinada de 2011 pudieron hacerlo. Por otro lado, una serie de artículos del New York Times destacó las quejas de trabajadores a causa de horarios abusivos impuestos por las empresas, que “causan estragos con las rutinas diarias como la universidad y el cuidado de los niños.”

De cualquier manera, la entrada de millones de mujeres en la fuerza laboral en décadas recientes transformó fundamentalmente tanto la vida familiar como el lugar de trabajo. Los papeles de cada género, que en los años 50 se daban por descontados – el hombre como sostén económico de la familia, la mujer como la que la cuidaba – se han desdibujado más allá de todo reconocimiento.

Consideremos algunas conclusiones del CEA.

Entre las parejas casadas, las mujeres dan cuenta del 44 por ciento de los ingresos familiares, mientras que en los años 70 era el 37 por ciento y en años anteriores, menos (en 1920, sólo un 24 por ciento de las mujeres trabajaba fuera del hogar). Mientras tanto, los hombres están realizando más tareas domésticas. Como promedio, los padres pasan siete horas por semana cuidando niños. Aunque eso es aún menos que las madres (promedio: 12 horas), es casi el triple de la cifra de 1965.

Al compartir más tareas – y al borrarse las delimitaciones claras – los conflictos sobre quién debe hacer qué cosa se han multiplicado. Un estudio encuentra que el 60 por ciento de los padres en parejas donde los dos trabajan reportan conflictos trabajo-familia, mientras que en 1977, esa cifra era del 35 por ciento. En otro estudio, la mitad de los encuestados dijo que había rechazado una oferta laboral porque perjudicaría la vida familiar.

En cierta medida, las empresas se han acomodado a esos cambios. Según un estudio, alrededor de la mitad de los trabajadores informa que tiene cierta flexibilidad en programar sus horas de trabajo – sugiriendo que pueden llevar a sus hijos a la escuela sin perder su trabajo. En la misma encuesta, alrededor de tres cuartos de los trabajadores dijeron que “tenían acceso” a licencia sin goce de sueldo. Unos pocos estados (California el principal entre ellos) abandonaron enfoques voluntarios al requerir algo de licencia familiar y por enfermedad pagas.

La cuestión primordial es si un número mayor de reglamentaciones obligatorias promovería prácticas mejores o simplemente impondría un nuevo conjunto de reglamentaciones costosas sobre las empresas, que desalentaría la contratación de personal. Sin apoyar nuevas reglamentaciones, el CEA sostiene que las políticas laborales favorables a las familias sólo traen beneficios. Los trabajadores están más contentos y saludables. Para las empresas, esas políticas ayudan a retener a empleados talentosos, reducir los costos del ausentismo y minimizar el gasto de reclutar y entrenar a nuevos trabajadores, expresa el CEA.

La necesidad de determinar si esas son conclusiones inteligentes o sólo una expresión de deseos es precisamente el motivo por el que vale la pena debatir el tema.


© 2015, The Washington Post Writers Group


 

Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora