Una multitud acompañó a fiscales y políticos opositores en una marcha pacífica el miércoles, en desafío a la presidenta Cristina Kirchner, a un mes de la muerte de un fiscal que la acusó de encubrir a exgobernantes iraníes, sospechosos de un atentado antisemita de 1994.
Bajo la lluvia y en silencio marcharon desde el Congreso hasta la Casa de Gobierno unas 400.000 personas, según la policía comunal al mando de uno de los participantes, el alcalde de Buenos Aires y candidato presidencial de derecha a las elecciones del 25 de octubre, Mauricio Macri.
“Homenaje al Fiscal Alberto Nisman”, decía una pancarta gigante sujetada por seis fiscales enfrentados al gobierno que convocaron a esta manifestación que recorrió 1,7 km con masiva concurrencia de la clase media y matrimonios con sus familias, en un ambiente de respeto democrático y republicano.
Goteando de pies a cabeza, los fiscales y la exesposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado y sus dos hijas de 15 y 7 años, fueron aplaudidos al ser reconocidos por la gente.
Ordenada, sin cánticos ni gritos ni tampoco insultos, la gente apenas levantó la voz para decir la palabra “justicia” y entonar el himno nacional.
“Estoy acá para pedir que haya justicia por este pobre hombre que entregó su vida por la verdad”, dijo a la AFP Marta Cánepa, docente de 65 años.
Los ocho precandidatos presidenciales opositores para las elecciones de octubre y la dirigencia de la colectividad judía que asistía a la manifestación resultaban imposibles de distinguir entre la multitud cubierta por impermeables y paraguas.
Un caso enigmático:
El gobierno repudió el mitin por considerarlo “golpista” y sostuvo que la denuncia de Nisman contra Kirchner es un intento de involucrar al país en el conflicto de Medio Oriente. “Les pido que abran bien los ojos. No estoy hablando de conspiraciones, es un mundo de intereses”, dijo Kirchner en un acto antes de la marcha.
El origen del caso, envuelto en una maraña judicial y política, es la explosión que destruyó hace casi 21 años la mutual judeo-argentina AMIA, con un saldo de 85 muertos y 300 heridos.
Nisman apareció muerto en el baño de su apartamento el 18 de enero, con un disparo en la cabeza de una pistola calibre 22 prestada por un colaborador. El caso se caratuló “muerte dudosa”.
“La marcha es un catalizador de reclamos subyacentes en la sociedad, como la impunidad. El enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y el Judicial era preexistente, pero el caso Nisman lo ha potenciado”, dijo a la AFP Rosendo Fraga, sociólogo y director de la consultora Nueva Mayoría.
Varias marchas:
En otras ciudades, como Rosario y el balneario de Mar del Plata cientos de ciudadanos se concentraron en solidaridad con la familia de Nisman. El mitin también tuvo sus réplicas ante la embajada argentina en España, Italia, Brasil, Francia, Australia, Israel, Chile y Uruguay.
En 2006, con apoyo del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), Nisman acusó del atentado contra la AMIA a exfuncionarios iraníes, entre ellos al expresidente Ali Rafsanjani.
Pero en 2013, Cristina Kirchner firmó un acuerdo con Irán para crear una comisión investigadora integrada por juristas que no fuesen ni argentinos ni iraníes y sentar en el banquillo a los acusados.
El fiscal y la colectividad judía de Argentina se opusieron a ese acuerdo. En su acusación, avalada el viernes por el fiscal Gerardo Pollicita, Nisman dijo que la mandataria intentaba liberar de culpas a los iraníes a cambio de recibir petróleo, aunque el crudo de Teherán es incompatible con las refinerías argentinas.
También sostuvo que Kirchner pidió levantar los pedidos de captura internacional contra los iraníes, pero Interpol desmintió esa versión.
“No hay ninguna prueba que muestre que la presidenta o el ministro (de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman) o alguien más ofrecía impunidad a los autores del atentado”, dijo el exfiscal general de la Corte Penal Internacional (CPI) Luis Moreno Ocampo.
Espías y pruebas:
Las pruebas de Nisman son escuchas telefónicas realizadas por agentes de inteligencia sin permiso del juez del caso, Rodolfo Canicoba Corral, en las que un dirigente barrial kirchnerista habla de presuntos favores a iraníes con un argentino de esa colectividad en Buenos Aires.
El exjefe de servicios de inteligencia, Antonio ‘Jaime’ Stiuso, la principal fuente de información de Nisman, ya declaró en secreto ante la fiscalía.
La opinión pública se divide entre quienes afirman que a Nisman lo mandó matar la presidenta y aquellos que dicen que la acusación busca destituir a Kirchner y adelantar las elecciones.
Kirchner, una peronista de centroizquierda, atraviesa su último año en el poder tras dos mandatos consecutivos y no puede volver a postularse. (AFP)
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