Por: Beatriz Olivera.
Fundación Rostros y Voces (México), Coordinadora regional campaña CRECE Latinoamérica y Caribe.
Frente a un desastre de origen natural, las mujeres y niños tienen 14 veces más probabilidad de morir que los hombres. Esta cifra alarmante, fue dada a conocer por la organización del medio ambiente y el desarrollo de la mujer (WEDO). Sin embargo, nada sucedió.
Es verdaderamente abrumador que luego de 20 reuniones globales sobre cambio climático (Conferencias de las partes), el tema de género apenas esté logrando ser posicionado de manera tibia y poco ambiciosa en los documentos de negociación, es más, las alusiones a las mujeres rurales, prácticamente no figuran en estos documentos. Las mujeres rurales simplemente no existen para ellos.
Si bien América Latina es una región que no aporta grandes emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con China o Estados Unidos, sí es una región altamente afectada por los impactos del cambio climático, basta echar una mirada hacia Centroamérica, que año tras año registra severas afectaciones por la sequía, esto, aunado a las condiciones de pobreza, desigualdad, migración, etc. hacen una de las zonas más vulnerables en todo el continente y probablemente del mundo.
Más allá de esto, las cifras alarmantes no se quedan en el tema de cambio climático, los datos que muestran la disparidad entre hombres y mujeres, se reflejan en Guatemala, donde la tasa de analfabetismo de las mujeres es del 70%, en Colombia, donde el 50% de las mujeres rurales no tiene un ingreso propio, en Honduras, donde más de 700 mujeres campesinas han sido asesinadas entre 2010 y 2013. Estas cifras muestran que la lucha que enfrenta una mujer rural en México, es similar a la de una mujer en prácticamente cualquier país de la región.
Los datos que muestran la desigualdad son abrumadores; sólo 5% de las mujeres rurales, tienen acceso a asistencia técnica y apenas un 7% tiene acceso a créditos financieros para hacer producir su tierra. Todas estas condiciones evidentemente, influyen en la vulnerabilidad de las mujeres rurales frente al cambio climático y en la forma en que se adaptan a éste.
Las mujeres rurales de América Latina son luchadoras en todo el sentido de la palabra, luchan contra la pobreza día a día, contra el cansancio, la desigualdad, la marginación, contra la invisibilidad, apatía e indiferencia de sus gobiernos, gota a gota, guerreando, sobreponiéndose, levantándose. ¡Sus voces deben ser escuchadas! La próxima COP21 debe ser una excepción a las reuniones globales sobre cambio climático realizadas hasta ahora, la probabilidad de que una mujer pierda la vida ante un desastre relacionado o no con el cambio climático, puede y debe ser disminuida, esa es una clara responsabilidad de los gobiernos, y no deben ignorarla.
La FAO señala que si existieran las mismas condiciones para hombres y mujeres rurales, se podría reducir el hambre en el mundo hasta un 17% y sería posible alimentar a ¡150 millones de personas más en el mundo! Por ello, es fundamental que los gobiernos de América Latina den un paso más allá para lograr una verdadera igualdad entre hombres y mujeres rurales. ¡Gobiernos de Latinoamérica: dejen de hablar y actúen por las mujeres rurales!
¡Actúa ahora tú también!
Nota publicada en OXFAM, reproducida en PCNPost con autorización.
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