El domingo 19 de noviembre, de 2017 será el Día Mundial del Retrete. ¿Por qué necesitaríamos un Día Mundial del Retrete? No es un día para celebrar. Según las Naciones Unidas, “El Día Mundial del Retrete se creó para concientizar y llamar a hacer algo por los 2,4 mil millones de personas que viven sin un retrete”. En América Latina y el Caribe, el acceso a saneamiento es uno de los grandes desafíos: solo un 22% de la población tiene acceso a saneamiento seguro, y 20 millones deben hacer sus necesidades al aire libre. Entonces, ¿cómo le damos significado a este día? Deberíamos ponerlo en un contexto más amplio, dado que claramente va más allá de concientizar a la población.
De hecho, los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) proponen transformar el mundo. La meta seis que ambiciona “asegurar el acceso a agua y saneamiento para todo”, incluye un objetivo claro: Para 2030, alcanzar el acceso adecuado y equitativo a saneamiento e higiene para todos y terminar así con la práctica de hacer las necesidades al aire libre, con especial atención a las necesidades de mujeres, niñas y aquellos en situaciones de vulnerabilidad.
Un mercado de US$15 mil millones
Hay una oportunidad de negocio para el sector privado en este objetivo: los retretes juegan un rol crucial para la creación de una economía fuerte, tanto como mejorar la salud y proteger la seguridad y dignidad de las personas. Debido a la magnitud de los recursos que se necesitan y las contracciones de los recursos públicos, es esencial ser capaces de movilizar al sector privado para: el financiamiento de inversiones, la construcción, y las mejoras de eficiencias en las operaciones de infraestructura.
En saneamiento, hay cerca de 15 millones de hogares sin acceso a saneamiento mejorado en América Latina y el Caribe, que representa un mercado y potencial ganancias de más de US$15 mil millonessolo para la construcción de infraestructura de saneamiento. Mientras que para los servicios de limpieza de pozos o tanques sépticos y los de recolección de aguas residuales/lodos, el mercado potencialmente supera los US$1.000 millones por año en la región, de acuerdo a un estudio del BID. Esto también significa que tiene el potenciar para crear miles de empleos, con ayuda del sector privado.
Una gota de innovación financiera
Para esto necesitamos un claro marco de riesgo-recompensa, conociendo que “la sostenibilidad financiera puede alcanzarse a través de una combinación de tasas, tarifas y subsidios”. También, es importante aclarar que —bajo los modelos adecuados— el sector privado puede suplementar las iniciativas del sector público para alcanzar a las poblaciones más vulnerables, que son las más afectadas por la falta de cobertura de estos servicios.
Para servir mejor a la base de la pirámide, la región necesita promover participación mixta de los sectores público, privado y financiero para servicios de agua y saneamiento. Por ejemplo, SOIL, en Haití, muestra un innovador modelo de negocios de saneamiento para hogares con bajos ingresos económicos. Es un servicio para recolectar los residuos de retretes ecológicos para llevarlos a las plantas de tratamiento, donde son vendidos para propósitos agrícolas. Este modelo sostenible cubre toda la cadena de saneamiento y después de algunos años ha atendido a más de dos mil personas.
Restando solo 12 años para cumplir los ODS y el basto número de recursos requeridos, deberíamos reconocer la necesidad de un enfoque más integral para los servicios de agua y saneamiento. Hoy, aquellos que no tienen esta red de servicios son los que pagan el precio más alto por servicios alternativos. Sin embargo, la coordinación del sector público y privado nos permitiría desarrollar productos para atenderlos mejor. Bancos de desarrollo, como el Grupo BID, que atrae al sector privado a través de BID Invest y se apalanca de su prestigio entre el sector público, tienen un rol clave que jugar a la hora de promover esas sinergias.
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