La bahía del Minamata hace parte de la ciudad costera del mismo nombre, localizada en la ciudad de Kumamoto, isla de Kyushu de Japón, en la cual operaba la compañía Chisso Corporation, que entre 1932 y 1968 vertieron en esa bahía, unas 27 toneladas de compuestos de mercurio.
Resultado de ese vertimiento, más de 2500 personas empezaron a sufrir de un desorden neurotóxico llamado la Enfermedad de Minamata, cuyos síntomas eran y son, alteración sensorial en manos y pies, deterioro de los sentidos de la vista y el oído, degeneraciones del sistema nervioso, descoordinación en el movimiento de las partes del cuerpo, debilidad, movimientos involuntarios, desmayos, ceguera, y en casos extremos, parálisis y hasta la muerte, todo por causa de que el metilmercurio arrojado a la bahía, había entrado en la cadena alimenticia a través de la ingestión de pescado y de marisco contaminado.
Solo hasta 1997 fue retirada la prohibición de pescar en la bahía de Minamata, la misma que todavía se mantiene sobre una gran parte de la bahía de Cartagena, contaminada también con mercurio por causa de los vertimientos arrojados por la empresa Alcalis de Colombia desde 1971, que a pesar de haber sido cerrada en 1993, todavía hay según los estudios de Pilar Cogua, de la Universidad Nacional de Colombia, presencia de dicho metal en ese cuerpo de agua, que al entrar a la cadena alimenticia son capaces de producir además de lo anterior, anomalías congénitas, que incluso son transferidas al feto a través de la placenta, se acumula en los senos y se secreta en la leche materna.
Pero también algunas fuentes de agua en el Departamento de Bolívar han sido afectadas por el mercurio usado en la minería, dando como resultado según un estudio de Jesús Olivero V, de la Universidad de Cartagena, que en poblaciones de ese Dpto. como Montecristo, La Raya y Achí, los niveles del mercurio en el organismo humano son más altos que los permitidos por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, lo que ha causado que en algunos de esos lugares haya muchos niños con retardo mental y labio leporino, entre otros problemas derivados del consumo de pescado contaminado con mercurio.
Teniendo en cuenta los efectos sobre la salud humana del mercurio orgánico, como el metilmercurio, se aprobó el Convenio de Minamata, que sirvió de base para que se expidiera la Ley 1658 de 2013, por medio de la cual se establecen normas para la comercialización y el uso de mercurio.
Un año y medio después de la ley y en concordancia con la misma, se recibe con agrado el lanzamiento en estos días del “Plan Único Nacional de Mercurio”, por parte del Ministerio de Medio Ambiente, que busca reducir gradualmente y eliminar el uso del mismo en la minería en todo el territorio nacional al año 2018, y al año 2023 de todos los procesos industriales y productivos.
La Enfermedad de Minamata siempre está rondando, no solo por la ingestión de pescados y mariscos contaminados, sino por la existencia del mercurio que según la OMS también esta presente en manómetros, termómetros, algunos interruptores eléctricos y electrónicos, lámparas fluorescentes, amalgamas dentales, pilas, productos para aclarar la piel y otros cosméticos.
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