Convertida en una fiesta del tango, con conciertos, exposiciones y tertulias en bares suspendidos en el tiempo, Medellín, la ciudad colombiana donde murió Carlos Gardel hace 80 años, era este miércoles epicentro de los homenajes al cantor, recordado también en el Río de la Plata.
Bajo el lema “Antes morir que olvidarte”, el IX Festival Internacional de Tango de Medellín rinde tributo hasta el domingo al “Zorzal criollo”, muerto en esta ciudad el 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo, rondando los 50 años y en la cúspide de su carrera.
En el aeropuerto Olaya Herrera, donde falleció, este miércoles curiosos y turistas visitaban una exposición en honor a Gardel, en la que se puede ver hasta una silla del F-31 en el que viajaba.
“Venimos por Carlitos, porque el mito nació aquí en Medellín”, dice a la AFP Raúl Álvarez, turista argentino que viajó expresamente para celebrar el cumpleaños de su padre, Horacio, que cumplía ocho años cuando en Buenos Aires se empezó a oír por las calles el grito de “¡Gardel se mató en Colombia!”.
“Se lo había prometido a mi padre y aquí estamos”, cuenta Álvarez, de traje, sombrero y camiseta del “Morocho del Abasto”.
Un afiche tamaño real de Gardel y una rockola del Salón Málaga, bar de tangos del centro de Medellín, completan la exposición en el aeropuerto, donde esta noche también habrá un concierto.
Aunque lejos de Buenos Aires y Montevideo, origen del ritmo 2 por 4, Medellín se considera tanguera hace décadas, y la muerte del “Mago” la puso para siempre en el mapa mundial del género.
Álvarez, como muchos argentinos, defiende la tesis de que Gardel nació en Toulouse en 1890 y llegó a Buenos Aires con su madre en 1893. Los uruguayos, sin embargo, aseguran que nació en Tacuarembó, 400 km al norte de Montevideo, en una fecha imprecisa (entre 1883-1884), fruto de un amor prohibido que llevó a que fuera entregado a la prostituta francesa Berta Gardes.
También colombiano:
El polémico origen de Gardel es tema de una exposición en la Casa Gardeliana de Medellín, ubicada en el populoso barrio de Manrique, y desde donde salió este miércoles a las 15H00 locales (20H00 GMT), hora de muerte del cantor, una procesión hasta su escultura.
Al pie de Gardel, más de cien personas recitaron poemas, cantaron y vieron a niños del barrio bailar, entre otras canciones, la conocida “Por una cabeza”.
Lilian Bonilla, de la Academia Colombiana del Tango y la Asociación Gardeliana de Colombia, una de las oradoras, aseguró en su discurso que también “Gardel es colombiano, porque para él morir fue un nacimiento”. El de su mito.
La fiesta siguió en la Casa Gardeliana, con más tango: cantado y bailado.
Para los gardelianos muchos factores hicieron de Medellín una ciudad tanguera. Entre ellos, la llegada de futbolistas argentinos a comienzos del siglo XX, que compartieron su cultura, y lo identificados que se sentían con las letras los obreros de sus barriadas, que como emigrantes europeos en Argentina o Uruguay habían llegado desde otras regiones.
“En los tangos todo lo arreglaban a puñal, y por esa época acá en el barrio también. Por eso la gente se sentía identificada”, señala también Gustavo Rojas, vecino de Manrique. Rojas administra desde hace 18 años el Bar Alaska, sobre la avenida Carlos Gardel, punto de encuentro de pensionados que juegan billar mientras escuchan tangos.
Por la grandeza de su mito, Gardel no solo es honrado donde murió. En Uruguay, donde lo consideran compatriota, se inauguró en la avenida principal de Montevideo una estatua de Gardel sentado, con una taza de café en la mano, de traje, sombrero y sonrisa sempiterna. Fanáticos, autoridades y turistas acompañaron el acto que llevó de vuelta al cantor al país.
Mientras, en Argentina, país del que adoptó su nacionalidad, la tumba de Gardel en el cementerio La Chacarita de Buenos Aires fue punto de reunión de un centenar de seguidores, que entonaron sus letras e hicieron un minuto de silencio a la hora de su muerte.
También en la capital argentina abrió este miércoles una exposición sobre su vida y se presenta un disco con adaptaciones al pop de sus éxitos. (AFP)
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