Maya Plisetskaya, fallecida ayer en la tarde en su domicilio de Munich de un infarto a los 89 años, era no solo “el cisne”, el “mejor” que “se deslizó” por un escenario, sino una “mujer que nunca rompió la ley, porque nunca la conoció”, ha asegurado a Efe su agente y amigo desde hace 50 años, Ricardo Cue.
Cue ha recibido a las seis y media de esta tarde la llamada del marido de Plisetskaya, el compositor y pianista Rodion Konstantinóvich Schedrin (Moscú, 1932), que le ha dado la noticia nada más suceder el óbito.
“Primero ha llamado al director del Bolshoi y luego a mí. Éramos como de la familia. Nos queríamos muchísimo porque desde que la vi a mediados de los 60 en Nueva York, con aquellos ojos y esa forma de deslizarse, he viajado con ella por todo el mundo y ahora, cada año, hacíamos un viaje juntos por España, su país también, al que adoraba”, ha relatado muy emocionado Cue a EFE.
Cada año, ha dicho, hacían un viaje por distintas provincias españolas y este verano habían planeado hacer uno por La Rioja.
Plisetskaya viajó en 1983 con el Bolshoi por primera vez a España, donde ofreció algunas de las mejores piezas de su repertorio; dirigió lo que luego se convirtió en Compañía Nacional de Danza (CND) de 1987 a 1990, y diez años más tarde, en noviembre de 1993, obtuvo la nacionalidad española por carta de naturaleza.
Schedrin, que no tuvo hijos con la bailarina, que nació en Moscú y fue “prima ballerina assoluta” del Ballet Bolshoi, no ha decidido aún qué harán con sus restos, “pero en el horizonte está Moscú”, ha señalado Cue.
Su fuerte carácter, una energía inusual y el rechazo de las convenciones academicistas en el ballet han hecho de ella un mito de la escena. Esta “prima donna” del ballet ha participado en la evolución y en los más importantes cambios coreográficos e interpretativos de la danza.
La artista estaba “encantada” con el homenaje que se le iba a hacer el próximo día 15 en Lucerna (Suiza) anticipándose a su 90 cumpleaños, que habría cumplido el 20 de noviembre.
En el homenaje iban a participar bailarines de distintas compañías y, “por supuesto”, del Bolshoi, “muy impactado con la noticia”, según Cue, al que consuela que su amiga haya tenido “la mejor muerte, que es la de no sufrir”.
“Era mi hermana del alma. Era la más agradecida, la más tierna, la más de todo. Nos queríamos como si fuéramos de la familia y la voy a echar mucho de menos. La llamé el miércoles y no me lo cogió y hoy pensaba que era ella devolviéndome la llamada”, ha recordado entre lágrimas.
Plisetskaya, que actuó por última vez cuando tenía 82 años, no echaba de menos “para nada” bailar: “‘La historia de quién yo era y lo que hacía ya está escrita’, solía decirme”, ha apuntado Cue.
“Era muy grande, única. Ha sido la más original, ha roto todos los moldes sin dejar de ser nunca respetuosa con los cánones de la danza clásica. Si la tuviera que describir sería como una mujer sin ley, que no conocía la ley por eso no la podía romper, en el arte y en todo. Ella fue, es y seguirá siendo la reina del escenario”
La bailarina, que durante la época comunista mantuvo siempre una marcada independencia creativa y luego defendió “a muerte” a Boris Yeltsin, nunca fue del Partido Comunista ruso.
“Ella sola se convirtió en un ejército. Era una mujer grande no solo para la danza sino para la historia”, ha añadido Cue. (EFE)
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