Mariana Pajón, se cayó en la primera curva

Felicia Stancil de Estados Unidos y Mariana Pajón de Colombia (en el suelo) Julio 11, 2015 en Toronto, Canada.   Ezra Shaw/Getty Images/AFP

Felicia Stancil de Estados Unidos y Mariana Pajón de Colombia (en el suelo) Julio 11, 2015 en Toronto, Canada. Ezra Shaw/Getty Images/AFP


Mariana Pajón había dominado todas y cada una de las pruebas previas a la gran final del ciclismo BMX en los Juegos Panamericanos Toronto-2015. El mito colombiano parecía acariciar el oro cuando, en la salida, se puso primera pero un inoportuno golpe con otra participante acabó con sus esperanzas.

“Salí muy bien pero ella (la venezolana Stefany Hernández) se descontroló un poco y ella se cayó contra mí. Es una situación de carrera. El BMX es un deporte de contacto. Ahora cierro un capítulo y se abre otro”, dijo Pajón tras la carrera.

“Ser favorita es algo positivo. Esta vez no me voy con una medalla de oro pero con la satisfacción de que hice mi mejor esfuerzo, de que me preparé bien y siento que estoy muy bien para el campeonato del mundo. Seguimos adelante”, añadió.

Nada parecía presagiar tan fatal desenlace. La cafetera, con una precisión quirúrgica y una velocidad fulgurante había superado la meta una y otra vez sin nadie por delante, mirando a todas por el espejo retrovisor.

Como quien camina sin pensar, la victoria era algo natural para ella, con ventajas incluso que superaban el segundo sobre sus perseguidoras en una prueba que dura menos de 40.

Clasificación. Y victoria. Semifinal. Y triunfo aplastante. El oro ya no era una cuestión del cómo sino una cuestión del cuándo.

No en vano, también era la vigente campeona en los Panamericanos de Guadalajara-2011 y la flamante medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Londres-2012.

La final estaba prevista para las 20H10 GMT y la expectación era máxima en las gradas, llenas a reventar, del Centennial Park de Toronto.

Incluso cientos de personas se habían dado cita en los campos de pasto de los alrededores con tal de ver el espectáculo, presidido por una menuda colombiana de 1.58 m de altura con fama de volar sobre su bicicleta.

Algunos periodistas ya tenían escritas sus crónicas con el nombre de la ganadora en los prolegómenos y las televisiones sólo calculaban dónde daba mejor la luz para entrevistar a Pajón, previsible ganadora del día.

El pistoletazo de salida no hizo sino confirmar los presagios: Pajón era la más rápida.

La colombiana se colocó primera desde la primera rampa pero, en cuestión de décimas de segundo, su mundo, con ella, se vino abajo.

En la primera curva, una de las dos de mayor dificultad junto a la de la meta, Pajón se abrió demasiado y se fue al suelo al contactar con la venezolana Stefany Hernández. Tragedia.

Tragedia para la deportista y tragedia para todo su país, que contaba con ella como la primera medalla de oro segura en Toronto.

En el Centennial Park se hizo el silencio.

“¿Es Pajón? ¿Se ha caído Pajón?”, se preguntaban los periodistas venidos de todo el mundo a cubrir el evento.

“Sí, es ella. Mi madre”, se lamentaba uno de sus compatriotas, incrédulo ante tan fatal desenlace.

Pajón, el mito de la bicicleta, se cayó en la primera curva y abandonó la pista, cabizbaja.

Sin poder articular palabra, dejó a los periodistas detrás de ella, como había hecho con sus rivales hasta esta fatídica tarde de sábado. (AFP)


 

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