Por: Manuel Guzmán Hennessey.

Copenhague. Se cumplió esta semana la cumbre mundial del crecimiento verde, que es el nuevo nombre del desarrollo sostenible. Concepto que se actualiza sin resolver su dilema de origen: ¿Seguir creciendo en un mundo finito o moderar el crecimiento? La cumbre del 3GF llamó a un replanteamiento de la economía global.

Más de 250 líderes y empresarios de todo el mundo (hizo falta el Gobierno de Colombia) compartieron tres ideas de consenso:

1. La transición hacia una sociedad sin carbono debe acelerar su velocidad y ampliar su ambición.
2. El sector privado es el motor de ella y debe hacer más alianzas con el sector público y la academia, especialmente sobre temas energéticos y cambio de estilos de vida.
3. La sociedad no dispone de mucho tiempo para reaccionar.

La declaración final del encuentro “Carta de Acción”, leída por el canciller danés Kristian Jensen, así lo reconoce (3GF – Global Green Growth Forum. Y esta sigue siendo la sensación que le queda a uno luego de asistir a estas cumbres ¿realmente nos alcanzará el tiempo? ¿reaccionará finalmente la economía hacia modos que privilegien la protección de la vida sobre la expansión ilimitada de los mercados?

Otra cosa quedó clara en Copenhague, la crisis no es ambiental sino global, por lo tanto es económica y política. Los temas de la Agenda de París sobre cambio climático se unen ahora con los objetivos de desarrollo sostenible en la lucha global por la supervivencia. Y aquí otra vez hizo falta Colombia, reconocida por incluir este vínculo en Río+20.

Conocer de primera mano las experiencias de la transición en ciudades, empresas y academias que hoy trabajan sobre este doble vínculo me hizo recordar a Andesco, gremio líder de Colombia caracterizado por ser pionero en vincular objetivos de sostenibilidad y acciones climáticas. Los empresarios energéticos mucho pueden aportar a la transición gradual de la sociedad hacia una economía más que verde, de supervivencia colectiva.

La Conferencia sobre medio ambiente, clima y desarrollo sostenible, el 3GF que ya cumplió su quinta versión, debería encontrar pares académicos en todo el mundo para que animen y aporten al debate de fondo: ¿Cómo acelerar las transiciones de la economía? ¿Cómo facilitar la acción climática de los ciudadanos, empresarios y gobiernos locales? Innovación y ciencia.

Las universidades tienen la palabra.

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