Don Quijote, inagotable fuente de inspiración desde hace 400 años, es la estrella de una exposición en Nueva York de la serie de los suntuosos tapices de la Fábrica Real de los Gobelinos de París dedicada al mítico hidalgo.
La muestra, que se abre el miércoles hasta el 17 de mayo en la Frick Collection, presenta tres inmensos tapices, tejidos a partir de telas del pintor Charles Coypel (1694-1752), quien fuera durante más de un siglo el gran ilustrador del Quijote, héroe de la novela de Miguel de Cervantes que es considerada como la obra cumbre de la literatura española.
La exposición incluye otros dos tapices flamencos, inspirados de Coypel, al igual que cinco pinturas originales del artista y 18 libros ilustrados y grabados inspirados en la obra del pintor oficial de Luis XV. Durante su vida, Coypel pintó para la fábrica real de los Gobelinos 28 telas ilustrando las aventuras del caballero andante, publicadas en dos partes en 1605 y 1615.
Esos pinturas fueron luego copiadas de manera minuciosa por los artesanos y forman parte del centro de los tapices Gobelinos, cuyos bordes, siempre muy decorados, evolucionaron con el correr de los años para adaptarse a los gustos de cada época.
En total, se tejieron unos 200 tapices en seda y lana en torno a la historia del Quijote.
El mayor éxito de los Gobelinos:
“Es el éxito más grande de los Gobelinos, es la serie más famosa, la más importante, y fueron encargados de manera constante”, explica a la AFP Charlotte Vignon, responsable de artes decorativas de la Frick y curadora de la muestra.
La exposición permite descubrir el triunfo del Quijote en los siglos XVII y XVIII, la forma en la que Coypel eligió ilustrar la novela y el modo de trabajo de la fábrica de los Gobelinos: se necesitaban varios años para terminar esos tapices que decoraban los apartamento del rey o eranh ofrecidos como regalo diplomático.
Para que la escena reproducida sea fiel a la tela de Coypel, ésta era colocada detrás del artesano copista, que la observaba a través de un espejo delante suyo, ya que “uno siempre teje la imagen invertida de lo que ve”, señala Vignon. La experta acaba de leer las 1.000 páginas de la novela de Cervantes, considerada en su época como un relato cómico, y aseguró que le gustó mucho, incluso si le pareció más bien “triste”. Vignon afirmó que posiblemente no hubiese elegido las mismas escenas ilustradas por Coypel. “Pero eso es tal vez la definición de una obra maestra. Que los lectores a través del tiempo la entiendan y aprecien por razones diferentes”, señala.
Los tres tapices gobelinos fueron prestados por el museo Paul Getty de Los Ángeles. Los dos flamencos forman parte de la colección de la Frick, pero no habían sido expuestos desde hacía diez años a raíz de su gigantesco tamaño. Las pinturas de Coypel son préstamos del Palacio Imperial de Compiègne (Francia) y el museo Jacquemart-André de París. (AFP)
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