La multiplicación y la intensificación de los huracanes, las sequías y la potenciación del fenómeno El Niño actuaron como una señal de alarma en los países de América Latina, que se implicaron a fondo en las negociaciones de París sobre el clima (COP21).
El informe “Bajemos la temperatura: Cómo hacer frente a la nueva realidad climática”, publicado en 2014 por el Banco Mundial, prevé que esas catástrofes se vuelvan moneda corriente en caso de que el aumento de las temperaturas llegue a fin de siglo a 4 ºC, como ocurriría sin frenar las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero incluso un aumento de las temperaturas de 2 ºC respecto a la era preindustrial (el tope de referencia en las negociaciones) afectaría seriamente ecosistemas y sectores económicos.
Estas son las principales proyecciones sobre América Latina contenidas en ese informe, que también estudia las regiones de Asia y África del norte-Medio Oriente).
– La mayor parte de las regiones secas se volverán más secas y las húmedas, más húmedas: “La reducción de precipitaciones será elevada en el Caribe, América Central, la zona central de Brasil y la Patagonia, de entre un 20% y 40%. Se prevé que las condiciones de sequía aumentarán más del 20%”.
– “Pérdida masiva de glaciares en los Andes con un calentamiento de 2 °C (hasta el 90%) y casi completa si se superan los 4 °C”.
– “El aumento de las sequías y las temperaturas medias reducirá las fuentes de agua y afectará a la mayoría de los ecosistemas y los agroecosistemas”.
– Las precipitaciones más intensas pueden “aumentar significativamente el riesgo de deslizamientos de tierra, especialmente en los terrenos en pendiente que a menudo ocupan las comunidades rurales y urbanas más pobres”.
– Mayores riesgos para la agricultura: “existe una clara señal negativa climática con un calentamiento de 2 °C para una gran variedad de cultivos como la soja (hasta un 70% de reducción del rendimiento de cosecha en algunas zonas de Brasil) y el maíz (hasta un 60% de reducción en Brasil y Ecuador) para 2050, respecto de los valores de referencia de 1989-2009”.
– Disminución del potencial de pesca: “se estima que las costas del Caribe, los estuarios del Amazonas y el Río de la Plata se verán especialmente afectados por una reducción del potencial de pesca de más del 50% (…). Las aguas del Caribe podrían experimentar reducciones de entre 5% y 50%”.
– La actividad agropecuaria del Cono Sur está expuesta a “eventos climáticos intensos, principalmente los relacionados con el cambio en los patrones de precipitaciones y el aumento de eventos extremos de calor”.
– “Se prevé un aumento de aproximadamente un 40% en la frecuencia de ciclones tropicales del Atlántico norte más fuertes con un aumento de la temperatura de 2 °C, y de 80% en un mundo 4 °C más cálido”.
– “Los riesgos asociados con los fenómenos de El Niño y los ciclones tropicales se producirían al mismo tiempo que un aumento del nivel del mar de 38 cm a 114 cm, lo que incrementaría considerablemente los riesgos de marejadas ciclónicas”.
– “En el Caribe, se pueden esperar impactos adversos considerables en los ecosistemas locales de importancia crítica, la agricultura, la infraestructura y el sector del turismo si el calentamiento llega a 2 °C”.
AFP
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