En el sótano de un edificio de Bangalore, cientos de jóvenes indios ocupan sus puestos a lo largo de varias filas de escritorios, tecleando compulsivamente, soñando con convertirse en el nuevo Steve Jobs o Mark Zuckerberg.
Un cuarto de siglo después de que comenzara la transformación económica de India, una nueva generación de jóvenes que goza de la seguridad financiera adquirida por sus padres prueba suerte en el arriesgado negocio de las empresas emergentes de tecnología.
“Esto está mejorando mucho. De hecho, no es lo que me esperaba. Pensé que [el país] estaría un poco por detrás, pero en realidad se está trabajando duro y se están haciendo cosas muy buenas en India actualmente”, afirma Aneesh Durg, un joven estudiante de Chicago de origen indio llegado a Bangalore, centro tecnológico del sur de India, para colaborar en el desarrollo de un aparato que ayudará a los ciegos a leer textos.
Cada vez más gente en este país de 1.250 millones de habitantes decide instalarse por su cuenta, en contraste con las generaciones pasadas, que valoraban la estabilidad de trabajar para alguien.
India cuenta con unas 4.750 empresas emergentes de tecnología, solo por detrás de Estados Unidos y Reino Unido, a los que está alcanzando rápidamente. Se han registrado historias de éxito como la de Flipkart, el rival de Amazon en India, o el supermercado en línea Big Basket.
Producto global
Desde robots y aplicaciones móviles a cocinas inteligentes y máquinas para hacer cócteles, Bangalore es una verdadera fábrica de ideas.
Vikram Rastogi es un experto en robótica que creó Hacklab, una pequeña incubadora para impulsar proyectos en su ámbito, tras visitar el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 2014.
Vi el tipo de trabajo con hardware que están haciendo. Podríamos hacer lo mismo en India, lo que pasa es que la gente no va más allá. Así que pensé en empezar algo en India e intentar sacar un producto global de ello: Vikram Rastogi
Este licenciado en ingeniería está trabajando para que los drones puedan operar como una flota y así recoger más información, una aplicación que podría utilizarse para almacenar datos de extensas áreas, como en las extensas fincas agrícolas de Australia o Brasil.
Pero el camino para construir el próximo Google o Apple no siempre es fácil.
“Cuando empecé en esto vino a vernos mucha gente con ideas de proyectos”, dice Rastogi, que admite que algunos se dieron por vencidos después de un tiempo, a menudo por la presión familiar para que encontraran un trabajo remunerado.
Nueva generación
Sylvia Veerarghavan, una entre millones de jóvenes que han emigrado a Bangalore por trabajo desde los años 1990, observa a la nueva generación de emprendedores con interés.
Cuando ella se mudó aquí, la ciudad estaba convirtiéndose en un centro de negocios para las compañías occidentales de tecnología que buscaban mano de obra barata y bien formada en compañías como Infosys, Tata Consultancy Services y Wipro.
“Para mí, para la gente de mi época, conseguir un trabajo costaba muchísimo. El tipo de valores que solíamos tener son muy diferentes de los que tiene la gente hoy en día”, considera Veerarghavan, que trabaja para una organización sin ánimo de luchro tras 25 años de carrera en el campo de la tecnología de la información.
Veerarghavan cree que la creciente prosperidad de la clase media india ha dado a los jóvenes la libertad para experimentar.
“No están oprimidos, o restringidos, teniendo que conseguir un trabajo o buscándose el pan”, afirma. “Pueden ser innovadores, pueden ser imaginativos”.
Parece que esta tendencia va a continuar. Entre 200.000 y 250.000 personas trabajarán en empresas tecnológicas emergentes en 2020, casi el doble de los que lo hacen en la actualidad, según las previsiones de la asociación de la industria del software Nasscom.
Históricamente, ha existido una especie de trampolín desde los institutos de información y tecnología de India a un máster en Estados Unidos y, de ahí, conseguir un empleo en Silicon Valley.
Pero las severas medidas del presidente estadounidense Donald Trump en materia de inmigración, incluyendo una propuesta de restructuración de los visados de trabajo H-1B, muy utilizados por las firmas de tecnología para contratar a trabajadores extranjeros cualificados, podrían llevar a muchos emprendedores indios a labrarse un futuro en su país.
Aún es demasiado pronto para decir qué impacto tendrá el proyecto de reforma migratoria de Trump en India, pero para Aneesh, la respuesta es simple: el confía en volver a India cuando acabe sus estudios en Chicago, en lugar de tomar un vuelo a California. AFP
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