El caso de una alemana de 65 años, madre de 13 hijos y que dio a luz a finales de mayo a cuatrillizos, preocupa a los especialistas de la fertilidad, que alertan de una utilización abusiva de las técnicas de fecundación in vitro.
Annegret Raunigk dio a luz en Berlín a tres niños y una niña prematuros, que pesaron solo entre 665 y 960 gramos, después de que la madre se hiciera una fecundación in vitro de dos donantes anónimos en Ucrania.
“El problema principal, independientemente de la edad de la madre, es la transferencia de múltiples embriones. Los embarazos múltiples son peligrosos para la madre y aún más para los bebés”, estimó el doctor Adam Balen, presidente de la Sociedad Británica de Fertilidad, entrevistado en Lisboa en el marco de una conferencia de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE en sus siglas en inglés). Explicó además que con las tecnologías actuales y un embrión de calidad, una sola transferencia es suficiente.
Entre los múltiples riesgos se encuentran los nacimientos prematuros, el bajo peso del bebé o los retrasos cognitivos. “¿Puede la sociedad permitirse ayudar al nacimiento de niños que no tendrán tan buen comienzo como otros?”, se pregunta la doctora Françoise Shenfield, de la University College de Londres, especialista en reproducción humana y bioética.
Desde hace algunos años, varios países intentan reducir el número de embarazos múltiples. Es el caso de Reino Unido, Estados Unidos o Francia, donde la Agencia de la Biomedicina ha establecido ciertas recomendaciones.
Embarazos tardíos:
Después del parto de los cuatrillizos en Berlín, la Sociedad Alemana de Medicina Reproductiva se desmarcó de un “proceso altamente discutible”, relanzando el debate sobre los embarazos tardíos.
Los especialistas hablan a menudo de una edad límite para la reproducción asistida, que podría situarse en torno a los 50 años, cerca de la media de edad de la menopausia.
Según el doctor Balen, esta limitación es necesaria desde un punto de vista médico, pero desde una perspectiva ética “se podría considerar que una mujer de 65 años tiene aún 20 años por delante y puede ver crecer a sus hijos hasta la edad adulta”. “Tratamos a mujeres más jóvenes, que están en silla de ruedas, con dificultades para ocuparse de un niño, pero con un gran apoyo familiar. También nos ocupamos de mujeres que padecen enfermedades potencialmente mortales”, cuenta el médico, precisando que las demandas son estudiadas caso por caso.
“Uno de los problemas de los países desarrollados es que las mujeres retrasan el momento de formar una familia, siendo cada vez más mayores y menos fértiles”, analiza el facultativo, que critica severamente a los médicos que abusan de esta práctica.
‘El negocio’ de la fertilidad:
“Algunas clínicas hacen publicidad explicando que las pacientes pueden viajar y beneficiarse de tratamientos más baratos. Pero los resultados suelen ser casos desastrosos”, como el del mes pasado. “En cierto modo, alguien está haciendo mucho dinero”, denuncia.
Para este experto, todos los países deberían financiar los tratamientos de fertilidad para evitar que exista este “negocio”.
“Son el tipo de historias que escriben los grandes titulares de los periódicos y presentan nuestra especialidad ante el mundo”, lamenta Françoise Shenfield. Según ella, es imposible legislar la reproducción asistida en el mundo entero. Pero la doctora ha participado en la redacción de una guía de buenas prácticas para limitar el número de embriones transferidos.
Shenfield critica también el rol de las agencias intermediarias entre los donantes y los receptores de ovocitos, “que hacen dinero a espaldas de los pacientes quedándose con un porcentaje del precio de la clínica”.
Como todas las tecnologías, la reproducción asistida “se puede utilizar de buena o mala manera”. “La cantidad de embarazos múltiples empieza a reducirse en todo el mundo, lo que significa que hay cada vez más responsabilidad”, añade Shenfield. (AFP)
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