La superficie de cultivos genéticamente modificados (OGM) volvieron a aumentar en 2016 en todo el planeta, un 3%, tras un estancamiento el año anterior, hasta totalizar 185,1 millones de hectáreas en 26 países.
Según el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA, por sus siglas en inglés), una oenegé pro-OGM financiada por el grupo estadounidense Monsanto, que publicó este dato, el aumento de este año confirma su análisis del año pasado, cuando predijo que la reducción de cultivos genéticamente modificados en 2015 era “coyuntural” y se “debía a los bajos precios mundiales de los productos alimentarios”.
“Se ha confirmado” la predicción de la ISAAA según la cual volverían a aumentar los cultivos OGM, “desmintiendo la propaganda de los detractores que aseguran que la biotecnología no convence a los granjeros”.
En 2015, tras 19 años de crecimiento anual consecutivo, las superficies cultivadas con OGM retrocedieron por primera vez, en un 1%, hasta los 179,7 millones de hectáreas, frente a los 181,5 millones en 2014, según el informe 2015 del ISAAA.
En 2016, Estados Unidos siguió encabezando la lista de países con plantaciones OGM con 72,9 millones de hectáreas, seguido de Brasil (49,1%), Argentina (23,8%), Canadá (11,6%) e India (10,8%).
Esos cinco países representan el 91% de la superficie total de cultivos OGM.
Un aumento del 17% en Europa
En Europa, las superficies aumentaron en un 17% respecto a 2015, con un total de 136.363 hectáreas de maíz MON 81, comercializado por Monsanto.
España es el primer país europeo en cuanto a cultivos OGM, con el 95% de la superficie de maíz genéticamente modificado de la Unión Europea (129.081 hectáreas), y el único en el que aumentan las superficies.
La siguen Portugal (7.069 hectáreas en 2016), Eslovaquia (138 hectáreas) y República Checa (75 hectáreas). Rumania dejó de plantar OGM en 2016.
En África, solamente Sudáfrica y Sudán cultivaron 2,8 millones de hectáreas con OGM, tras una suspensión de su uso en Burkina Faso y Egipto.
Burkina Faso renunció al algodón transgénico de Monsanto introducido en 2008, alegando que ya no era rentable y que su fibra se volvía cada vez más corta y, por lo tanto, se vendía menos cara en los mercados internacionales.
El ISAAA destaca, sin embargo, el avance de la investigación y del establecimiento de normas reglamentarias que permiten los cultivos OGM en países como Kenia, Malawi y Nigeria.
El algodón OGM en retroceso
Entre las especies vegetales genéticamente modificadas, la soja es la más difundida en el mundo, con 91,4 millones de hectáreas, esto equivale a la mitad de la superficie mundial de OGM.
En India, el algodón transgénico cayó desde los 11,6 millones de hectáreas a 10,8 millones de hectáreas, según el ISAAA. El Gobierno indio indicó, por su parte, una caída aún más importante: de 10,6 millones de hectáreas a 8,5.
El año pasado, el valor del mercado mundial de productos vegetales OGM era de 15.800 millones de dólares, un 3% más que en 2015, según la empresa Cropnosis.
Renée Velvée, de la oenegé Grain, se muestra muy crítica con el informe del ISAAA. “No habla de los efectos nefastos de las OGM, a pesar de que el balance es muy negativo, sobre todo en América Latina. Millones de agricultores desplazados, campesinos asesinados porque defendieron sus tierras contra el monocultivo industrial del soja, millones de hectáreas de bosque destruidas en Brasil y el desarrollo sin cortapisas de la ganadería que alimenta el cambio climático, sin hablar de los cánceres relacionados con el uso masivo de herbicidas”. AFP
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