Limitar el calentamiento del planeta a 1,5ºC, uno de los objetivos inscritos en la Cumbre del Clima de París en diciembre, fue visto como una victoria por los países pobres, muy expuestos al cambio climático, pero los científicos consideran que lograrlo es casi una quimera.
“Será muy difícil, si no imposible, mantener el calentamiento en 1,5ºC durante todo el siglo XXI”, prevé Jeori Rogelj, del Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados en Laxenburg (Austria).
Incluso en escenarios optimistas, las emisiones de efecto invernadero podrían hacer que el planeta sobrepase ese umbral antes de 2050, ya que en comparación con la era preindustrial, el termómetro mundial ha subido 1ºC.
Y si apagáramos mañana todas las máquinas que funcionan con petróleo, gas o carbón, los gases ya presentes en la atmósfera seguirían haciendo subir la temperatura. “Depende de si somos capaces de retirar grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera”, explica Rogelj. Pero en el estado de conocimiento actual, la industria no domina la técnica de captación y almacenamiento de CO2 a gran escala.
El mundo, además, sigue siendo muy dependiente de las energías fósiles (responsables del 80% de las emisiones mundiales de gas de efecto invernadero), incluso si las renovables continúan evolucionando y garantizan una parte cada vez más importante de la producción de electricidad.
Llevará tiempo:
Pero aunque el acuerdo adoptado en diciembre en París y que será firmado el viernes en Nueva York por 160 países acelere la transición energética, esta llevará tiempo.
Desde 2009, cuando tuvo lugar la COP de Copenhague, los negociadores discutían sobre el objetivo de no sobrepasar los 2ºC.
En la COP21 de París, el impacto de ese aumento (con lo que implica en cuanto al aumento del nivel de los océanos, agravamiento de las sequías o de las fuertes precipitaciones) hicieron que los países pobres y los estados insulares, los más expuestos, presionaran para lograr un objetivo más ambicioso.
“Inscribir en el acuerdo el aumento de 1,5ºC era un objetivo moral”, considera Saleemul Huq, director del Centro Internacional sobre el Cambio Climático y el Desarrollo en Daca (Bangladés).
Los grandes Estados emergentes y los países exportadores de petróleo, preocupados por la presión que este acuerdo ejercería sobre sus economías dependientes de energías fósiles, se negaron en firme. Finalmente se llegó a un compromiso: la comunidad internacional se comprometió a limitar la subida de la temperatura “muy por debajo de los 2ºC” y a “continuar los esfuerzos” para alcanzar la meta de los 1,5ºC.
Cómo reducir el nivel de emisiones y en qué plazo son dos de las numerosas zonas grises del texto de París, incluso si el GIEC, la autoridad científica de referencia sobre el clima, considera que para tener alguna oportunidad de alcanzar el objetivo de los 2ºC, habría que reducir las emisiones entre el 40 y el 70% antes de 2050.
Consciente de la extrema dificultad de la tarea y asumiendo que los países no estarán a la altura, Saleemul Huq insiste: “Es la fusta que utilizaremos para arrear a todo el mundo y hacer que vayan más rápido”. AFP
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