Por: Juan Carlos Eichholz.
“Comience por descartar la palabra líder y deje de preguntarse si usted es o no un líder.” Curiosa premisa desde la cual construir, precisamente, una teoría de liderazgo. Pero no tanto, en realidad, cuando el concepto de líder es sustituido por el de ejercer liderazgo.
Esta simple variante, que está en la base de la idea de liderazgo adaptativo desarrollada por Ronald Heifetz, marca una enorme diferencia práctica. Y es que no se trata de tener ciertas cualidades personales o de ocupar ciertas posiciones de poder, sino de enfrentar a otros con los problemas difíciles en los que resulta imposible progresar si es que las personas involucradas no cambian algunas de sus formas de pensar o de actuar.
Es lo que el profesor de la Escuela de Gobierno de Harvard denomina problemas adaptativos –diferenciándolos de los técnicos–, y cuya solución demanda que una o varias personas, siendo o no autoridades, ejerzan liderazgo y combatan la recurrente inclinación hacia evitar cambiar, culpando a otro, aplicando soluciones artificiales o negando la existencia del problema.
Oportunidades para ejercer liderazgo existen miles, en todo ámbito y a todo nivel, pero se trata de una actividad difícil y todo nivel, pero se trata de una actividad difodo ndo soluciones artificiales o negando la existencia del problema. a ícil –y hasta peligrosa–, por lo que la mayor parte de las veces preferimos evadirla, y otras tantas fracasamos al intentar ejercerla.
Por ejemplo, ¿ejercemos liderazgo cuando nuestra relación conyugal o familiar no es buena?, ¿ejercemos liderazgo cuando, viendo una oportunidad de negocio, nos topamos con la negativa de nuestro jefe para abordarla?, ¿ejercemos liderazgo cuando, como ciudadanos, no nos gustan ciertas cosas que pasan en el país?, ¿ejercemos liderazgo cuando, como autoridades, sabemos que es necesario cambiar la forma en que se vienen haciendo las cosas en el sector público?
Enseñar a ejercer liderazo es un desafío adaptativo en sí mismo, y aprender a ejercerlo es una aventura que supone desafiarse a uno mismo. En realidad, hay pocas cosas tan gratificantes como ver a gente, desde el más alto gerente hasta el ciudadano de la calle, ejerciendo liderazgo. Y aunque también vaya en contra de ese paradigma que nos dice que tener muchos líderes es contraproducente, promover el que más y más gente ejerza liderazgo dentro de una organización es la mejor ventaja competitiva que ésta pueda alcanzar.
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