Diferentes estudios realizados en otros países demuestran que quienes leen por gusto son quienes más acceden al disfrute y a la creación de todos los demás bienes culturales. En los libros el abanico de posibilidades para un lector va desde el siempre gozo placentero de un texto hasta la gratificación que da el conocimiento. Por ello, impulsar la lectura y la escritura, facilitando la circulación y el acceso a la información y al conocimiento, es un objetivo estratégico.
Ocho instituciones educativas de Cartagena de Indias, en el Caribe colombiano, recibieron hoy 15 bibliotecas como parte del plan público-privado Leer es mi cuento, que busca mejorar los índices de lectura en el país.
En Leer es mi cuento participan el Ministerio de Educación, responsable de la selección y conformación de la colección de libros; la entidad privada Fundalectura, que adquiere, procesa y distribuye los textos, y el BBVA Colombia que aporta el dinero donado por sus clientes.
La iniciativa, que hace parte del Plan Nacional de Lectura, “ha permitido recaudar 3.800 millones de pesos (unos 1,2 millones de dólares) desde el año 2013 mediante donaciones de clientes a través de la red de cajeros electrónicos para ser invertidos en la compra de libros”, dijo el presidente ejecutivo del BBVA Colombia, Óscar Cabrera. De esta manera, el Gobierno y la empresa privada buscan aumentar los índices de lectura del país de los actuales 1,9 libros por persona al año a 3,2 libros en 2018.
Hasta el momento, explicó Cabrera, “con las donaciones se han comprado 2.000 bibliotecas, de 100 libros cada una, y 10 bibliotecas más grandes, con 3.500 títulos cada una, para los llamados ‘Colegios 10’, que promueve el Gobierno nacional como modelo de la educación”.
La meta de los promotores de Leer es mi cuento para este año es beneficiar a 850.000 niños de 1.500 escuelas y colegios en 30 de los 32 departamentos colombianos.
Para Beatriz Helena Hoyos, rectora de la Institución Educativa María Auxiliadora, una de las beneficiadas en Cartagena, “este proyecto respalda ciento por ciento la labor pedagógica (…) porque para nosotros la lectura es la puerta que abre el camino al conocimiento”.
En este colegio, que acoge a 502 niñas de cursan educación preescolar, primaria y secundaria, “lo que se necesitan son libros que incentiven a las estudiantes, que las provoquen, que les permitan soñar”, agregó.
Y es que con Leer es mi cuento se está llevando a cabo en Colombia “una revolución silenciosa” con la que se pretende equilibrar las diferencias que persisten en la sociedad.
“Para mi esta es la revolución silenciosa de las bibliotecas porque los libros pueden producir magia en los niños y brindan la oportunidad de acceder a la cultura y a mundos que por su condición social no han podido explorar”, explicó por su parte el subdirector legal y financiero de Fundalectura, Alberto Sanabria.
Cifras del Ministerio de Educación de Colombia indican que en 2010 solo el 40,7 % de la población del país era lectora habitual de libros. En ese mismo año, el 22,1 % de los hogares no tenían ningún libro, y el 21,4 % tenían entre uno y cinco textos.
A 2010 el acervo nacional de libros en bibliotecas públicas era de alrededor de ocho millones de volúmenes, aproximadamente un libro por cada seis habitantes. EFE, Ministerio de Cultura
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