Desde que en los primeros Juegos Panamericanos de Buenos Aires-1951, Jaime Aparicio ganó la primera medalla de oro para Colombia en los 400 metros con vallas, el país del mejor café del mundo no había podido ir más allá del sexto puesto en el medallero general.
Las cinco medallas de oro que se lograron en Cali-1971 fueron celebradas con fuegos artificiales y estallido de fiestas populares en las calles.
Ahora, en la XXVII de los Juegos, en Toronto-2015, Colombia cierra con zafra de 27 medallas de oro y un inédito quinto lugar, puesto que tradicionalmente se disputaban México y Argentina.
Pero más que el salto cuantitativo, se dio un brinco cualitativo al ganar varias disciplinas no tradicionales, como la barrida de las tres medallas de oro que se dieron en el debut del golf en los Panamericanos y las tres de los bolos.
La delegación cafetera llegó a Toronto con la ambiciosa meta de ganar 25 medallas de oro, una más que la cifra récord lograda en los Juegos de Guadalajara-2015.
“Los resultados son positivos. Se cumplió con el pronóstico de las 25 medallas de oro que supera lo hecho en los pasados Juegos. Un gran salto y un gran trabajo para lograrlo”, dijo el sábado a la prensa Baltazar Medina, presidente del Comité Olímpico Colombiano (COC), en su visita al estadio Panamericano de York para felicitar a la joven Muriel Coneo, oro en la prueba de los 1.500 metros del atletismo.
Rafael Lloreda, jefe de misión de la delegación colombiana en Toronto, dijo a los periodistas que “además de ganar más medallas, se rebasaron las espectativas”. “Hubo deportes que estuvieron muy bien, como los bolos, golf y squash, en especial este último, que no tiene mucha tradición en nuestro país, y se logró un oro en equipos”, afirmó Lloreda.
El funcionario destacó que Colombia, con una delegación de 291 atletas, consiguíó más títulos que México, que presentó 511 deportistas, y venía muy bien preparado de los Juegos Centroamericanos y del Caribe realizados en Veracruz.
En casa de herrero, cuchillo de palo:
Sin mucho ruido, Colombia ha ido descontando medallas para acercarse a Cuba en cada Juego Panamericano. Y lo paradójico es que todo este crecimiento deportivo es consecuencia, entre otros factores, del trabajo de cientos de entrenadores y especialistas deportivos cubanos que han prestado ayuda técnica al deporte colombiano.
En estos Juegos, Colombia arrasó en la halterofilia, al ganar 8 de 15 medallas de oro posibles, y tuvo notables progresos en el atletismo y la gimnasia artística, deportes que han contado con asesoramiento de prestigiosos técnicos cubanos.
Fue el profesor cubano Alfredo Herrera Corzo, doctor en ciencias del deporte con una maestría en halterofilia, quien plantó las bases no sólo para desarrollar el deporte en el país, sino para elevar el nivel técnico de los entrenadores y especialistas.
También fue una entrenadora cubana la que descubrió el talento de Caterine Ibargüen, y otro cubano, Ubaldo Duany, quien la ha moldeado como campeona olímpica, mundial y panamericana.
En Toronto, la delegación cafetera estuvo varios días en el cuarto lugar, por delante de Cuba que consiguió separarse gracias a los deportes de combate, como lucha, judo, boxeo y taekwondo. “La diferencia con Cuba no fue muy grande, eso muestra un crecimiento en nuestros deportistas”, aseveró Lloreda.
Notables fueron el aporte del golf, 3 oros de 3 posibles, y patinaje, con 3 de 6.
El colombiano Jossimar Calvo, también entrenado por un cubano, se convirtió en el primer colombiano en ganar tres oros en la gimnasia artística.
En Toronto, a Colombia le llovió café de oro. En Lima-2019 la cosecha podría ser mejor si sigue por ese camino. (AFP)
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