Por: Francisco Manrique.
En abril de este año, escribí dos Posts: “La vejez entre el olvido y la esperanza” y “El cambio que ya llegó“, en los cuales introduje el tema de los cambios demográficos que se están dando por el envejecimiento en Colombia. Hace dos semanas pude atender un evento de la Fundación Saldarriaga Concha, para presentar un estudio realizado con Fedesarrollo sobre el mismo tema.
La tendencia del envejecimiento en Colombia es un indicador de la mejora de las condiciones de vida, de la población en general. Hoy hay 5 millones de personas mayores de 60 años. Esta población subirá a 15 millones en 35 años, cuando la población total proyectada se calcula en 61 millones de personas. En ese periodo, la esperanza de vida para las personas de esta edad habrá aumentado de 20.3 a 22. 2 años para los hombres y 22.8 a 25.9 años para las mujeres; estas aumentarán su participación porcentual en la población.
La pirámide poblacional en Colombia se convertirá en un rectángulo producto de este cambio demográfico. Las consecuencias de esta transformación son múltiples. Será necesario una preparación especial para atender a una población de adultos mayores, que van a aumentar el número de enfermedades crónicas, requerirán más cuidados, y exigirán más recursos económicos para atenderlos.
Pero el punto crítico será el nivel de la calidad de vida que estas personas logren llevar. Lamentablemente, Colombia muestra una tasa de pobreza del 44% para personas mayores de 65 años, que es la más alta de América Latina. La baja cobertura pensional, relacionada con la alta informalidad laboral, es uno de los grandes problemas que agravan este indicador. El problema es aún más grave para las mujeres.
Las cifras anteriores son algunos de los datos que muestran el cambio demográfico que se está dando en Colombia. Nuestro país es uno de los que estarán más afectados por esta tendencia en la Región. Es un tema invisible, que tendrá efectos importantes y para los cuales no nos estamos preparando como sociedad.
Por esta razón, me llamó mucho la atención las preguntas que formulara en la reunión, la Dra Soraya Montoya, Directora de la Fundación, ya que no son muy comunes en nuestro medio. Por considerar que son una invitación a la reflexión, las quiero compartir con mis lectores.
Estas preguntas son relevantes para quienes ya pasamos los cincuenta años, pero también, para la gente joven que todavía ve la vejez muy lejana. Esas generaciones que vienen son las que sentirán con más fuerza el cambio demográfico, ya que serán parte de ese segmento creciente de la población, que demandará más recursos y cuidado. Pero además, porque la calidad de la vejez que se tenga, será el resultado de lo que se haya sembrado a lo largo de la vida, y la actitud mental con la que se llegue a ella.
¿Cómo fue la vejez de sus padres?, ¿qué haría igual o diferente?: Esta pregunta nos invita a reflexionar sobre un hecho en la vida: tendemos a seguir consciente o inconscientemente los patrones de conducta que hemos visto en la familia. Mi padre, quien había sido una persona muy activa, se retiró pasados los 60. Cuando tomó esa decisión, fue como una vela a la que se le apagó la llama, literalmente se murió. Esa imagen la llevo conmigo en el alma, porque me enseñó una lección. En cuanto más activo esté uno, mejor será la calidad de vida que se puede llevar. El tema es muy relevante, cuando la expectativa de vida ha ido aumentando cada día más.
¿Donde vivirá cuando tenga 70 años?. Esta pregunta es de una gran profundidad. Para personas adultos mayores de bajos recursos, como los que se recogen en el Hogar la Candelaria, donde ayuda mi esposa, hay casos muy tristes de ancianos abandonados por sus familias, porque no los pueden cuidar. Como lo muestra el estudio de la Fundación S C y Fedesarrollo, el problema de los adultos mayores con bajos recursos, es muy grande en Colombia. Muchos de ellos terminan arrumados en cualquier rincón, y es muy frecuente verlos abandonados.
Y para quienes si tienen recursos y un sitio donde vivir, si están solos, se convierten en una carga para sus familias cuando están enfermos y tienen que depender de una enfermera para su atención. Además de los costos, hay altos riesgos de que sean abusados , porque las roban y las descuidan.
En los próximos años, ante la tendencia de envejecimiento en Colombia, serán cada vez más necesarios sitios para recibir y cuidar a las personas de la tercera edad. Una idea muy interesante, podría ser la de pagar por este servicio, durante la vida activa de la persona. El modelo podría ser similar al de Global Education, que hoy existe, para costear el ingreso a la universidad.
¿Qué va a pasar si no tiene personas cercanas que lo puedan acompañar?, Esta pregunta me llevó de nuevo al caso del Hogar la Candelaria, donde mi esposa voluntariamente trabaja hace dos décadas y apoya esta iniciativa. En el curso de estos años, hemos visto casos dramáticos de ancianos que se quedaron solos en la vida, sin la familia o los amigos, que los pudieran cuidar. Lamentablemente en muchos casos, es el resultado de lo que ellos sembraron durante toda su vida.
¿Está ayudando a alguien?. Cuidar es acompañar, dar afecto y cuidarse a sí mismo. Tengo un ejemplo muy cerca que valida la importancia de la pregunta y la reflexión. Conmigo trabaja una persona muy especial a quien cariñosamente la llamamos “Geo”. A sus 84 años es el miembro más joven de mi grupo de trabajo por su vitalidad, memoria y espíritu de servicio a los demás.
Cada semana, Geo acompaña a mi esposa al hogar de los ancianos abandonados y enfermos,. Con otras dos voluntarias, durante medio día, ellas les brindan cariño y afecto a estas personas. Cuando Geo regresa de su expedición semanal, llega con una cara radiante y con su energía recargada. Con su actitud de servir a los demás y de brindar afecto, es un ejemplo de cómo vivir esos años dorados, conservando su espíritu, lo que se refleja en una salud envidiable y en una vitalidad asombrosa.
¿Cree que tendrá retos y sueños por lograr al llegar a los 70 años?. El ejemplo de Geo, también muestra el poder que le da a una persona de su edad el llevar una vida muy activa, que le permite tener un círculo de amigas cercanas, ocupar su tiempo de manera productiva, y dar de sí para cuidar a otros. Le encantan los retos de arreglar problemas, a los que nadie más se les mide.
Un reto que nunca pudo enfrentar fue, el de manejar. Se mandaba en un carro y este la envestía, hasta que desistió y lo vendió. Otro reto que sí logró superar es el de la tecnología, ya que tiene su computador, y su celular inteligente. También es usuaria activa de WhatsApp.
Pero Geo es un ejemplo, porque se disfruta el momento de la vida en que se encuentra. Los fines de semana, se va sola para la Terminal de Transportes, donde toma un bus que la lleva a Anapoima, a su casa en un conjunto dentro del pueblo. Su sueño es poder permanecer más tiempo allá. Como no se puede quedar quieta sin trabajar, es la tesorera de esa comunidad. Cuando ella llega, sus vecinos la saludan con mucho cariño y la invitan a jugar parques o a conversar.
Algo que me divierte mucho es lo vanidosa que es Geo. No le gusta que la vean desarreglada y se precia de tener una figura muy conservada para su edad. Imagen que refuerza todos los días cuando sube, como una gacela, las escaleras que conducen a mi oficina. Su agilidad no deja de sorprendernos a quienes trabajamos con ella.
No hay duda de que el ejemplo de Geo, es la respuesta positiva a todas las preguntas formuladas por la Dra Montoya, en la presentación del importante informe, sobre un tema tan invisible en Colombia. Su ejemplo, que lo tengo tan cerca, es una excelente receta para tener una vida mucho mejor en la vejez.
Y para terminar este Post, le dejo al lector otras preguntas, que la Directora de la Fundación Saldarriaga Concha nos ofreció en el evento dirigidas a las personas que se acercan, o ya están, entrando a la tercera edad.
¿Se ve usted reflejado en los comerciales de los productos que le ofrecen?
¿Ha cultivado su espiritualidad y su cuerpo?
¿Que ha hecho para no quedarse atrás en la tecnología?
¿Todavía piensa que los jóvenes son el futuro? … las personas del futuro ya nacieron.
Cierro con las palabras sabias de Soraya Montoya al terminar su presentación. Hay que aprender a ser solidarios para no juzgar y respetar a los demás. Y también, es necesario entender, que la felicidad está en los lazos familiares y espacios sociales, a los que pertenecemos. Estos dos concejos son fundamentales para una sociedad, que está teniendo un cambio demográfico acelerado hacia la vejez.
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SOURCE: Misión Colombia Envejece
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