- Las empresas pueden haber eludido el pago de hasta 3700 millones de dólares anuales en ingresos fiscales en nueve países desarrollados: Alemania, Australia, Dinamarca, EE.UU., España, Francia, Italia, Nueva Zelanda y Reino Unido. De esta cantidad, se estima que EE.UU. ha dejado de recaudar alrededor de 2300 millones de dólares anuales en ingresos fiscales, lo que bastaría para cubrir el seguro médico de cerca de un millón de niños y niñas en situación de pobreza.
- Las empresas también parecen haber eludido el pago de cerca de 112 millones de dólares anuales en concepto de impuestos en siete países en desarrollo: Chile, Colombia, Ecuador, India, Pakistán, Perú y Tailandia. Si los Gobiernos de estos países invirtiesen este dinero en servicios de salud, se podría financiar la vacunación de 10 millones de niñas contra el virus que causa el cáncer cervical, uno de los tipos de cáncer más mortales que provoca la muerte de una mujer cada dos minutos. Alrededor del 90% de estas muertes se producen en países en desarrollo.
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, ha señalado:
Nadie debería ver cómo sufren sus hijos e hijas por la falta de asistencia médica, o tener que elegir entre comprar alimentos o los medicamentos que necesitan para vivir. Sin embargo, esta sigue siendo la realidad de muchas personas, y las prácticas empresariales de las farmacéuticas están empeorando esta trágica situación. Estas corporaciones privan a los Gobiernos de ingresos fiscales que podrían invertir en servicios de salud, fijan precios que impiden el acceso a medicamentos a las personas en situación de pobreza, y utilizan su poder e influencia para obstaculizar cualquier intento de reducir el precio de los medicamentos y de controlar sus prácticas tributarias.
Pfizer, Merck & Co, Johnson & Johnson, y Abbott producen marcas conocidas como Neutrogena, Anadin y Tylenol, así como medicamentos vitales. Se encuentran entre las mayores empresas farmacéuticas del mundo. Sus ingresos conjuntos entre 2006 y 2015 sobrepasaron los 1,8 billones de dólares.
El análisis de Oxfam indica que estas cuatro empresas están transfiriendo sus beneficios de los países en los que tienen actividad económica a paraísos fiscales con tipos impositivos muy bajos o inexistentes.
A pesar de la opacidad de estas empresas sobre sus prácticas financieras, los datos disponibles revelan que, en países con tipos impositivos estándar, el promedio de los márgenes de beneficio antes de impuestos es de solo el 6%, en comparación con el 31% en los paraísos fiscales de Bélgica, Irlanda, Países Bajos y Singapur. Estas prácticas, a pesar de no ser necesariamente ilegales, no concuerdan con el espíritu de la ley.
El informe Receta para la pobreza también aborda el impacto de las prácticas de estas empresas en la salud de las personas en situación de pobreza al fijar unos precios desorbitantes para los medicamentos, lo que los sitúa fuera del alcance de los servicios de salud pública con escasos recursos y de pacientes con pocos recursos económicos.
Por ejemplo, un tratamiento de 12 semanas del fármaco paclitaxel de Pfizer para el cáncer de mama tiene un coste real de 1,16 dólares, pero se comercializa a 912 dólares en el Reino Unido. El informe también detalla cómo la industria farmacéutica utiliza su influencia económica y política en su propio interés en la elaboración de políticas públicas en materia de fiscalidad, comercio y salud, especialmente en EE.UU., donde la industria destina más de 200 millones de dólares anuales a presionar al Gobierno y a hacer donaciones políticas.
La elusión fiscal está alimentando la crisis de desigualdad y ampliando la brecha entre ricos y pobres. Cuando las empresas farmacéuticas no pagan los impuestos que les corresponden justamente, son las personas en mayor situación de pobreza las que más sufren, ya que los Gobiernos tienden a equilibrar sus presupuestos recortando servicios básicos e incrementando otros tipos de impuestos.
Las mujeres en situación de pobreza son las que salen peor paradas, ya que suelen ser las que más dependen de los servicios públicos de salud, las que se ocupan de sus seres queridos cuando estos servicios se derrumban, y las que asumen una mayor parte de los impuestos regresivos.
De igual manera, aunque los niveles de elusión fiscal parezcan más bajos en los países en desarrollo, el impacto puede ser más severo, ya que estos países a menudo disponen de servicios públicos más frágiles, tienen un índice de pobreza más elevado y dependen en mayor medida del impuesto de sociedades para financiar servicios públicos. Las Naciones Unidas estiman que la elusión fiscal de las grandes empresas priva a los países pobres de 100 000 millones de dólares al año.
Winnie Byanyima ha indicado:”Estas empresas farmacéuticas se presentan a sí mismas como bastiones de la responsabilidad social, pero sus prácticas empresariales revelan un panorama muy diferente. Pfizer, Merck & Co, Johnson & Johnson and Abbott deben pagar los impuestos que les corresponden; garantizar que los medicamentos sean asequibles; y dejar de manipular las legislaciones gubernamentales, ya que esto socava la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
Los Gobiernos también deben instar a las empresas a publicar información financiera sobre cada uno de los países en los que tienen actividad económica, para que sea evidente si pagan o no los impuestos que les corresponden de manera justa”.
Nota publicada en Oxfam, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: Oxfam
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