La trampa de la deuda global

Por: Robert J. Samuelson.

WASHINGTON – Debemos agradecer a los griegos por una clase elemental sobre lo que aqueja a la economía mundial. El problema central de Grecia es que tiene demasiada deuda y demasiado poco crecimiento económico (ninguno, en realidad) para pagar los intereses del empréstito.

El país está atrapado, en cuanto a su economía, en un callejón sin salida. Parece no poder generar crecimiento sin gastar más o gravar menos, lo que empeora la deuda; mientras sus acreedores exigen que controle su deuda gastando menos y gravando más, lo que socava el crecimiento.

Si hubiera una salida fácil de este dilema, Grecia la hubiera adoptado. Pero es importante señalar que la situación de Grecia, aunque extrema, está presente también en países importantes, entre ellos, Estados Unidos, Japón, Francia y otras naciones europeas. La reducción o la estabilización de los niveles altos de deuda se encuentran con la misma obcecada contradicción: El esfuerzo por reducir la deuda por medio de impuestos más altos o gastos menores inicialmente debilita el crecimiento económico, y un crecimiento más débil-aparte de sus consecuencias sociales-aumenta la deuda.

Cuando sólo unos pocos países tiene deuda excesiva (es decir que no pueden obtener préstamos de mercados privados a tasas de interés razonables), esa situación no es necesariamente cierta. Los países pueden reducir el consumo interno y confiar en que un crecimiento impulsado por las exportaciones se haga cargo de la falta de actividad y limite el desempleo. Tampoco la deuda es automáticamente perjudicial. Tiene usos productivos obvios: luchar contra recesiones severas; pagar guerras y otras emergencias; financiar “inversiones” públicas (carreteras, escuelas, investigaciones).

Lamentablemente, esta visión habitual de la deuda del gobierno-no estamos hablando de la deuda de las familias o de las empresas-no puede aplicarse totalmente en este momento. El motivo es que numerosos países enfrentan problemas similares. Ése es el rasgo distintivo de la situación actual. Consideremos lo siguiente.

Primero, los niveles de deuda altos son generales. Nadie sabe qué nivel de deuda es el “correcto”. Varía de país a país, y lo que es “correcto” hoy puede ser “incorrecto” mañana, si las actitudes de los inversores sobre los bonos de un país cambian. Independientemente de eso, los niveles de deuda actuales son históricamente altos. En 2014, la deuda nacional bruta como porción del PBI representaba el 132 por ciento para Italia, el 246 por ciento para Japón, el 95 por ciento para Francia, y el 105 por ciento para Estados Unidos, informa el Fondo Monetario Internacional (FMI). (Nota: Por razones técnicas, diferentes organizaciones producen índices levemente diferentes.)

Segundo, el crecimiento económico se ha ralentizado en muchos países. Es un factor importante porque un crecimiento más rápido-que produzca más ingresos fiscales-ayuda a los países a pagar los intereses de la deuda. El crecimiento más lento hace lo opuesto. Entre 1997 y 2006, el crecimiento económico de Estados Unidos promedió un 3,3 por ciento anual, expresa el FMI; entre 2010 y 2014, el promedio fue 2,2 por ciento. Para la zona del euro (los países que usan esa moneda), la cifras son un 2,3 por ciento y un 0,6 por ciento. Hasta China se ha ralentizado, aunque Japón no lo ha hecho.

Finalmente, la mayoría de las sociedades avanzadas tienen poblaciones que envejecen. En Estados Unidos, la población mayor de 65 años ya representa el 15 por ciento del total; el 22 por ciento, en Alemania y el 27 por ciento en Japón, dice la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. A medida que más individuos están habilitados para recibir beneficios, hay una presión inherente para que los gastos, déficits y deuda del gobierno sean más altos.

Enfrentamos una trampa de la deuda global. La combinación de deuda alta y crecimiento económico bajo es inherentemente inestable. Hay poco espacio para maniobrar. Si todos los países con deudas altas intentaran reducirla simultáneamente, mediante reducciones de gastos y aumentos fiscales considerables, el efecto colectivo sería una calamidad, porque el poder adquisitivo en todo el mundo caería.

Por otro lado, el crecimiento económico más lento dificulta el pago de los intereses, que siguen amontonándose. Entre 2007 y 2014, la deuda gubernamental en todo el mundo se elevó 25 billones de dólares o aproximadamente tres cuartos, según McKinsey Global Institute. No está claro durante cuánto más tiempo podrán continuar estos incrementos, pero hasta un esfuerzo leve por contenerlos podría irse a pique, debido a la oposición de los jubilados y cuasi-jubilados.

Por el momento, lo que hace que la carga de la deuda sea soportable son las tasas de interés bajas, diseñadas por mercados y bancos centrales (la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y el Banco de Japón). Si, por algún motivo, las tasas se elevaran agudamente-o el clima entre los inversores se agriara-el equilibrio existente podría colapsar. Los gobiernos podrían enfrentar costos de intereses más pronunciados. Los inversores podrían retirarse, por temor a tener pérdidas en sus portafolios de bonos del gobierno. Un mayor número de gobiernos podría tener dificultad para obtener préstamos en mercados privados. Las perspectivas económicas se debilitarían.

Todo esto ocurre aparte de Grecia, pero como con Grecia, no existen decisiones buenas. Sólo las hay malas y peores. La característica definitoria de la economía global es que muchas naciones están simultáneamente lidiando con problemas similares. No hay un reducto compensatorio de fortaleza económica para ayudar a que las economías débiles se recuperen. Las deudas altas son tan inquietantes que algunos expertos sugieren inflar su valor o simplemente considerarlas pérdidas. ¿”Necesita Europa ayuda?” pregunta la revista The International Economy.

Esas propuestas sugieren enormes preguntas prácticas y filosóficas; el mismo hecho de que se debatan nos da una idea precisa del nivel de ansiedad que impera.


© 2015, The Washington Post Writers Group


 

Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora