Los ministros tienen previsto acordar en Agadir una serie de directrices técnicas propuestas por la FAO sobre sistemas de documentación de las capturas, un conjunto de documentos que atestiguan el origen lícito del pescado, lo que facilita la trazabilidad del producto en toda la cadena de suministro.
Esta iniciativa podría convertirse en una herramienta importante para frenar la pesca ilegal, objetivo establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La “revolución acuícola” sacude América del Sur y América Central, donde se han registrado importantes tasas de crecimiento en la industria pesquera, un dato que genera nuevos desafíos e inclusive transforma la dieta tradicional, indicó en una nota este lunes la FAO.
“Gran parte del dinamismo del sector pesquero se debe a la acuicultura, cuya producción se ha triplicado hasta los 78 millones de toneladas en los últimos 20 años, convirtiéndose en el sector de producción alimentaria con más rápido crecimiento del mundo”, indicó la FAO.
La acuicultura en América Latina ha crecido sustancialmente en los últimos 10 años. Da empleo a más de 200.000 personas directamente, y a cerca de 500.000 de manera indirecta.
“Hace diez años eso era impensable”, comentó un experto de la organización. Chile, Brasil, Ecuador y México contribuyen a más del 80% del volumen acuícola regional, aunque la actividad se realiza en diversas escalas en prácticamente todos los países de la región, aportando significativamente a la seguridad alimentaria, el empleo y la generación de divisas, reconoce la agencia.
El sector pesquero aporta “a los países en desarrollo más ingresos de exportación que los obtenidos de forma conjunta con la carne, el tabaco, el arroz y el azúcar”, sostiene la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
El rápido crecimiento del sector pesquero, en buena parte debido al desarrollo de la acuicultura, “plantea nuevos desafíos” para mejorar entre otras las condiciones laborales, la protección de la biodiversidad, así como los cambios de los hábitos de consumo, advierte la agencia especializada.
Para analizar esa revolución mundial, la FAO reunió a representantes de más de 50 países en Marruecos, quienes examinan las nuevas tendencias, oportunidades y desafíos en el sector de la pesca.
Además de fomentar la trazabilidad, clave para combatir la pesca ilegal, objetivo establecido por la asamblea general de la ONU, los expertos estudian las prácticas comerciales que exigen los mercados internacionales, donde los consumidores son cada vez más atentos a calidad, inocuidad y legalidad.
El comercio internacional de pescado y productos pesqueros se ha duplicado en una década, llegando a 144.000 millones de dólares en 2014. De esta cifra, las naciones de bajos ingresos exportaron en conjunto unos 78.000 millones, más de tres veces el valor de las exportaciones mundiales de arroz: FAO.
Cambios en el menú del mundo:
Según las cifras de la agencia especializada en temas de agricultura y alimentación, la mayor parte de las explotaciones acuícolas se encuentran en Asia, pero las tasas más altas de crecimiento de la acuicultura han tenido lugar últimamente en África y América del Sur y Central.
Para los analistas, la acuicultura, con sus ritmos predecibles y centrada en productos más estandarizados, permite “un enfoque a más largo plazo y más intensivo de las cadenas de suministro. Si se gestiona de manera eficiente, el desperdicio de alimentos puede reducirse al mínimo y mejorarse la inocuidad alimentaria”, recalca la entidad.
Los expertos de la FAO observan también que gracias a una producción estable como la que garantiza la acuicultura, ya que es menos estacional y volátil comparada con la pesca en mar abierto, se han transformado los hábitos alimentarios.
“Por primera vez en la historia, se transportó más atún fresco a los EEUU que a Japón”, recalca la nota.
Los cambios en los patrones tradicionales “podrían convertirse en un rasgo común en el futuro de la pesca”, en especial al aumentar los países en desarrollo su participación en las importaciones mundiales.
Como ejemplo de los cambios que puede generar esa producción, la FAO divulgó una serie de datos.
Desde 2013, el salmón y la trucha han sustituido a los camarones como el producto más importante comercializado en términos de valor.
En 2014 Vietnam superó a Tailandia para convertirse en el tercer mayor exportador mundial de productos pesqueros, empujado por la rápida internacionalización de la panga, un pescado blanco de agua dulce que compite con especies marinas como el bacalao, la merluza y el abadejo.
Por otro lado, el comercio de pulpo ha crecido fuertemente en los últimos años, mientras que las ventas de calamar se han visto ralentizadas. AFP, FAO
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