La extendida idea de que los setenta años de hoy son como los sesenta de una o dos generación atrás carece de bases, pues aunque las personas viven efectivamente más, esto no implica que su salud es mejor, declaró la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Contrariamente a lo que se supone, hay muy poca evidencia de que que los años adicionales se viven en un estado de salud mejor que el que presentaban generaciones anteriores a la misma edad”, afirmó el jefe del Departamento de Envejecimiento y Ciclo de Vida de la OMS, John Beard.
La entidad, que es la autoridad mundial en materia sanitaria, presentó hoy un amplio estudio sobre el envejecimiento, coincidiendo con la Día Internacional de las Personas Mayores.
El análisis considera “equivocada” la concepción de que las personas mayores gozan actualmente de una mejor salud que sus padres y abuelos a la misma edad.
Aunque es una hecho que la gente vive más, particularmente en los países de ingresos altos, “la calidad de vida en esos años suplementarios no está claramente determinada”, explica la OMS. “Los resultados de la investigación son muy contradictorios, tanto dentro de un país como entre países, y las tendencias dentro de subgrupos de la sociedad también pueden variar de manera importante”, recalca el informe.
Beard consideró que hay factores claros que explican por qué el aumento de años de vida no puede equipararse a mejora de las condiciones en la última etapa de la vida. “Los malos hábitos para la salud, como fumar, una nutrición pobre, el consumo excesivo de alcohol o la inactividad física se extienden a lo largo de la vida y continúan hasta edades avanzadas”, explicó el experto en una rueda de prensa.
Como consecuencia, las personas mayores sufren cada vez más de enfermedades crónicas y en muchos casos más de una a la vez.
Un ejemplo ilustrativo es el que se presenta de Alemania, donde una cuarta parte de las personas entre 70 y 85 años sufren a causa de cinco o más enfermedades simultáneamente.
El experto añadió que las personas mayores tienen necesidades específicas, pero que ni siquiera los países ricos cuentan con sistemas de atención sanitaria a largo plazo que sean sostenibles desde el punto de vista financiero.
Se considera atención de largo plazo aquella que debe empezar antes de que la persona mayor pierda alguna de sus capacidades y no cuando el proceso de degradación de la salud está activado.
El entorno es otro factor crucial en la manera de cómo se envejece y, a este respecto, la OMS ha detectado que al menos el 10 por ciento de las personas mayores son víctimas de algún tipo de abuso. “Actualmente la discriminación contra las personas de la tercera edad es todavía más universal que el sexismo o el racismo”, denuncia la organización.
La esperanza media de vida actual es de 71 años, pero el envejecimiento ha dejado definitivamente de ser un problema de países ricos y son los países de ingresos medios donde este fenómeno ocurre ahora de manera más acelerada.
En Francia, el aumento de la población de mayores de 60 años del 10 al 20 por ciento de la población total fue un proceso que tomó 150 años.
Países emergentes, como Brasil o la India, dispondrán en adelante de apenas 20 años para adaptarse a un cambio demográfico similar.
Esta tendencia se acentuará más y más, y si ahora el 12 por ciento de la población mundial tiene más de 60 años, este grupo de edad representará a mediados de este siglo el 22 por ciento.
“Lo que intentamos con este informe es enmarcar la discusión sobre el envejecimiento y demostrar que las personas mayores representan una extraordinaria oportunidad para las sociedades”, dijo Beard, tras recalcar que el coste económico que se les atribuye es mucho menor al valor de sus contribuciones.
Un estudio en el Reino Unido demuestra que después de considerar el costo de las pensiones, de las ayudas sociales y de los servicios de salud, los gastos de consumo y en otras actividades económicamente productivas, las personas mayores realizan una contribución neta de unos 50.000 millones de dólares a la sociedad.
En otras realidades, como la de Kenia, la edad promedio de los pequeños productores agrícolas es superior a los 60 años, lo que muestra la importancia de este grupo de edad para la seguridad alimentaria de ese país.
Por otra parte, los investigadores de la OMS han determinado que si bien algunas personas mayores pueden, en efecto, vivir más y de manera más saludable, esto en general está relacionado con el segmento social del que provienen.
“Las personas de medios más desfavorecidos, aquellas en los países pobres, aquellos que cuentan con pocas oportunidades y recursos a una edad avanzada, son los que probablemente tendrán la peor salud y se encontrarán en una situación de precariedad”, concluyó Beard. EFE, OMS
SOURCE: OMS
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