Por: Francisco Manrique.
“Se necesita ser muy valiente en Colombia para tratar de desarrollar conversaciones desde lo positivo”: Jorge Mario Velázquez, Presidente del Grupo Argos.
Cada día que pasa, me convenzo más de la necesidad de que se entienda la importancia que tiene el ejercicio del liderazgo. Vivimos en una sociedad que enfrenta cambios cada vez más rápidos. Estamos en un mundo ínterconectado y complejo, lo que genera mucha incertidumbre. En este entorno, la rigidez y la incapacidad de adaptación son mortales. Esta realidad es la que le da sentido y urgencia al tema del liderazgo en cualquier sociedad.
Por esta razón, he sido insistente a lo largo de los meses, en resaltar la importancia de que despertemos a la cruda realidad: tenemos un profundo vacío de liderazgo en Colombia. Para ayudar a posicionar el tema, en el mes de marzo escribí (ver El liderazgo de lo público) sobre la urgencia de identificar, visibilizar y apoyar, a una nueva generación de líderes políticos, que estén a la altura de los retos que enfrentamos. Pero esta urgencia también compromete a otras áreas de nuestra sociedad.
La triste realidad es otra. En Colombia, no se le ha dado importancia a la formación de líderes políticos, sociales, empresariales, etc., que son fundamentales para enfrentar nuestra compleja realidad. Y tampoco se ha entendido la importancia de un concepto emergente: el liderazgo colectivo, que surge de la necesidad de tener una red de personas, que desde diferentes disciplinas, experiencias y roles, trabajen bajo una visión común.
Si queremos aprovechar las oportunidades, pero también evitar los peligros, derivados de las tendencias que nos ofrece este siglo XXI en un mundo cada vez más globalizado, necesitamos actuar ya. Hay que llenar el vacío del liderazgo que hay en nuestra sociedad. Y en esta tarea, a los empresarios nos corresponde el dar el ejemplo y asumirlo como una gran responsabilidad.
Por esta razón, quiero resaltar dos reuniones que tuve sobre este tema. En la primera de ellas, con el presidente de uno de los grupos empresariales más importantes del país. La segunda, fue un evento de los Foros de Presidentes en la Cámara de Comercio de BOGOTÁ, para presentar el trabajo: “Hacia una Economía tecnológicamente avanzada y sostenible – Partitura para el desarrollo productivo de Colombia”.
En la primera reunión, con el Dr. Jorge Mario Velazquez, Presidente del Grupo Argos, compartíamos la necesidad de que el tema del liderazgo se convierta en uno de los focos prioritarios de la conversación estratégica para el futuro de nuestro país. Para hacer los cambios que necesitamos, se requiere de gente que tenga la capacidad de liderarlos. No se van hacer por generación espontánea.
En este sentido, estábamos de acuerdo en la identificación, visibilización, conexión, y apoyo de personas en diferentes niveles de la sociedad. También, de demostrar con unos pilotos regionales, la estructuración de una red nacional de liderazgo, apoyada inicialmente desde el sector empresarial.
El objetivo de esta iniciativa, es propiciar una comunidad de personas líderes, con una visión común, que impacten significativamente sus entornos y estén acompañadas. Para este fin, vamos a apoyarnos en la experiencia de la Fundación Origen Red de Liderazgo, a la que me he referido en blogs anteriores.
A lo largo de estos últimos años, las empresas que se han beneficiado de los procesos de Origen, han podido evidenciar la importancia de fortalecer la confianza con sus grupos de interés: comunidades alrededor de las plantas, líderes sindicales, juntas comunales, etc. Esto ha cambiado las dinámicas conflictivas por un entendimiento mutuo que permite la construcción colectiva. Y construir confianza es un tema esencial, que las empresas pueden contribuir, para ayudar a sanar las heridas que nos ha dejado más de sesenta años de violencia. Pero también, para unir esfuerzos desde la diversidad para seguir adelante.
Con el Dr Velazquez, comentábamos que el tema es especialmente crítico en este momento histórico de Colombia. El ambiente populista, polarizante y de desconfianza que hoy se vive, está calando muy fuerte en nuestro país. El tremendo riesgo que veíamos, es el marginamiento del sector empresarial, de los cambios que pueden tener efectos muy negativos para la sociedad. El ejemplo de Venezuela, nos muestra lo que sucede, cuando estas dinámicas se salen de madre ante la mirada impávida e indiferente de mucha gente.
La preocupación no es infundada. En America Latina, las encuestas muestran una percepción cada vez más negativa de los empresarios. En Colombia, el BID presentaba en una reunión reciente, que la aprobación de estos es sólo el 38%. Hace un año en Chile, la situación era aún más negativa, lo que los llevó a la accion. En la actualidad, han logrado reversar la tendencia, porque entendieron la gravedad del problema.
El comentario anterior hay que entenderlo bien. La dinámica del proceso político actual en nuestro pais, sumada a los ejemplos internacionales, deberían estar alertando a muchos colombianos sobre dos realidades que se complementan.
La primera de ellas, es que Colombia necesita realizar cambios urgentes, en diferentes dimensiones de su estructura social, económica y política, para mejorar la calidad de vida de todos y cerrar las brechas existentes. Pero para ello, debemos de entender que estos cambios se deben producir con una participación colectiva activa, de muchos sectores claves, como es el empresarial.
Y la segunda realidad, es que para que esto suceda, también necesitamos con urgencia, desarrollar una nueva narrativa que permita conversar constructivamente sobre el futuro de Colombia. Nuestro país está inserto en el mundo, lo que tiene muchas implicaciones. Mientras nosotros nos entretenemos mirándonos en el espejo del pasado, en medio de una gran polarización, otras sociedades tienen el periscopio puesto en el futuro, para leer y aprovechar las tendencias que pueden apalancar su desarrollo.
La polarización que hoy se ve en Colombia, nos está haciendo mucho daño. No nos deja mirar hacia adelante. Estamos perdiendo un tiempo precioso para poner la agenda de nuestro país a tono de las nuevas realidades mundiales. Varios temas de esa agenda, están relacionados con lo firmado con las FARC, como es es el papel de campo y la integración de las regiones marginadas a la sociedad colombiana.
Como empresarios, nos corresponde ayudar a liderar el cambio de narrativa para que se haga contrapeso a la que hoy existe. Esta realidad, le abre peligrosamente cada vez más, el espacio al populismo disfrazado de oveja, que hoy representa Petro. Una nueva narrativa que nos permita construir una visión colectiva, que va más allá de las agendas personalistas de los dirigente políticos actuales, y de los partidos que hoy han venido desapareciendo.
Colombia necesita con urgencia un norte común, que nos facilite hacer unos acuerdos sostenibles como sociedad y en los temas que nos afectan a todos. Para ello, se necesita posicionarlos y darles un significado compartido en el imaginario colectivo. Estos temas son fundamentales si queremos contar con elementos transversales unificadores, que permitan tejer una partitura común, para orientar la conversación estratégica sobre el futuro de nuestro país.
En el ejercicio de Escenarios 2025, realizado hace tres años para BOGOTÁ y su región, el liderazgo y la innovación, surgieron como los elementos transversales a todos los escenarios. Fue evidente que, su ausencia o su presencia, podían influir de manera directa en el tipo de futuro que podíamos tener. Y si miramos al mundo, en lugar de ver nuestro propio ombligo, podríamos observar que estos dos conceptos están detrás de las agendas estratégicas del desarrollo de las sociedades más avanzadas.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, el siguiente Post lo voy a dedicar para comentar la iniciativa, presentada en la segunda reunión conjunta de los Foros de Presidentes, sobre la propuesta de una agenda para el desarrollo del sector empresarial. Es una iniciativa para tener “un centro de pensamiento”, del cual surjan propuestas para que los empresarios podamos cumplir mejor con nuestro rol de generar riqueza y bienestar para la sociedad.
Esta iniciativa, también es una llamada de atención, para que desde nuestro rol, asumamos la responsabilidad de ser unos agentes de cambio y transformación social de gran impacto. Es una nueva aproximación al concepto de la responsabilidad de las empresas, en un entorno complejo como el actual, y una invitación para tener una mirada hacia el futuro más conectada con el mundo.
Este es precisamente el tipo de propuestas innovadoras que deben de ser lideradas por los empresarios, para ayudar a direccionar las acciones que nos permitan ser unos actores mucho más relevantes para el país. Como bien se expresa en la propuesta presentada, es necesario tener una partitura para el desarrollo productivo, que permita tener una economia tecnológicamente avanzada y sostenible.
Los empresarios que están detrás de la propuesta, están mostrando el camino que debemos seguir hacia adelante. No podemos continuar quejándonos, mientras nuestra imagen se deteriora cada vez más en la sociedad. Pero además, ante las grandes debilidades del Estado, y la postración de la política en Colombia, es un tema de supervivencia para que nos apersonemos, actuemos y demos el ejemplo.
Una última reflexión. Para todo lo anterior, se necesita romper la dinámica de ver solo lo negativo en nuestro país. Si no reconocemos lo que hemos logrado y los avances realizados, no tendríamos bases para seguir construyendo hacia adelante. Pero como bien lo decía el Dr. Velazquez, en la Colombia de hoy, se necesita ser muy valiente para tratar de desarrollar conversaciones desde lo positivo. Pero hay que hacerlo, porque se requiere mirar el futuro, aprovechando la historia pero sin dejarse atrapar por ella.
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