Bosques húmedos de Madagascar, parque nacional en España, reserva animal en Tanzania, arrecife en América Central: estos sitios excepcionales forman parte de los 114 declarados patrimonio mundial por la UNESCO que están amenazados por actividades económicas, según el WWF.
“Sobre los 229 sitios inscriptos en el Patrimonio Mundial, 114 están afectados por actividades industriales nefastas”, advierte la ONG en un informe publicado este miércoles (“Proteger a los hombres preservando la naturaleza”).
Los sitios del Patrimonio Mundial deberían recibir los niveles más altos de protección y, sin embargo, generalmente no somos capaces de salvaguardar esta importante parte de la superficie de la Tierra. Todos estamos de acuerdo en que estos son algunos de los lugares más valiosos y excepcionales del Planeta; ahora necesitamos trabajar juntos para permitir que estos sitios sigan proporcionando bienestar a las personas y la naturaleza: Marco Lambertini, Director General de WWF Internacional. WWF
Según la UNESCO, “estos sitios encarnan la noción de área protegida por excelencia”, recuerda sin embargo el WWF, que se basa en un censo realizado por la Unión internacional para la conservación de la naturaleza (UICN).
Sin embargo, la calificación de la UNESCO no es necesariamente sinónimo de protección ejemplar, demuestra el informe.
Elefantes en la Reserva de caza Selous. Por: Panii, 2005. Wikimedia Commons. CC BY-SA 3.0
“Entre otras actividades nefastas, a menudo obra de multinacionales y sus filiales, se puede citar la exploración y la extracción petrolera o de gas, la minería, la explotación forestal ilegal, la creación de grandes infraestructuras, la pesca abusiva y la sobreexplotación de recursos acuíferos”, resume la ONG.
No existe ningún continente al amparo de los señalamientos del WWF, que llama a gobiernos y empresas a actuar en favor de un futuro sustentable a todos estos sitios excepcionales.
La UNESCO, que aceptó declarar a estos sitios como parte del Patrimonio Mundial a pedido de los Estados, no tiene el poder para obligar a sus gobiernos a protegerlos.
Como último recurso, el organismo de la ONU puede retirar el sitio de la lista. Eso ocurrió una sola vez con Omán, en el caso del santuario del oryx árabe, un tipo de antílope, que con el paso de los años fue invadido por perforaciones petroleras y donde prolifera la caza clandestina.
El informe destaca que además de atentar contra un patrimonio dotado de “un valor universal excepcional”, la degradación de estos lugares podría “poner en tela de juicio su capacidad para aportar beneficios económicos, sociales y ambientales” a los 11 millones de personas que dependen de ellos.
Alrededor de un millón de personas viven en los 119 sitios declarados por la UNESCO y que están amenazados, y unos 10 millones en sus alrededores.
España y América Central:
Los bosques tropicales húmedos de la isla de Sumatra (Indonesia) son un ejemplo inquietante. El sitio comprende tres parques nacionales con importantes acuíferos que abastecen en agua a millones de personas. Sin embargo, estos bosques están amenazados por la explotación forestal o por concesiones (minas, petróleo, gas) aún no explotadas.
En España, el parque nacional de Doñana, que recibe anualmente a millones de aves migratorias, fue víctima en 1998 de una vasta contaminación provocada por desechos mineros (lodos tóxicos y aguas ácidas). En 2015, el gobierno español concedió nuevamente derechos de extracción a una empresa mexicana (Grupo México) en este humedal situado en Andalucía (sur).
En Tanzania, la reserva animal de Selous afronta varios peligros: actividades mineras y petroleras cada vez más numerosas, construcción de rutas y un proyecto de represa hidroeléctrica que implicará la inundación de algunas zonas.
Entre los sitios marinos, los arrecifes de Belice en América Central comprenden siete áreas protegidas e integradas a la barrera de coral más larga del continente americano, que desde 2009 fue declarada en peligro.
La construcción de estaciones balnearias y de viviendas, así como la explotación petrolera marina dañaron ecosistemas de una riqueza excepcional.
En sentido contrario, “un sitio declarado Patrimonio mundial puede convertirse en incentivo al desarrollo económico”, subraya la ONG, al citar como ejemplo la gestión del arrecife de Tubbataha en Filipinas, con actividades de pesca y turismo, o la del parque nacional de Chituan en Nepal, donde la mitad de los ingresos regresa a las comunidades locales. AFP, WWF
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