Aunque el cannabis todavía no llegó a las farmacias, la marihuana se huele cada vez más en Uruguay un año después de su legalización: los autocultivadores se multiplican, los clubes celebran sus primeras cosechas y florece el comercio vinculado al cannabis.
“Hay un montón de gente nueva” cultivando en sus casas, dijo a la AFP Juan Vaz, vocero de la Asociación de Estudios Cannábicos del Uruguay (AECU). “Lo vemos en la asociación, en la tienda, se registran primero y van adquiriendo el conocimiento después”.
Vaz, que en 2007 estuvo 11 meses preso por tener plantas de cannabis para consumo personal en su casa, no tiene descanso. Trabaja en un grow-shop, es jardinero en un club de cannabis y asesora a otros cuatro. Viaja además periódicamente a España y Holanda para asesorarse sobre novedades en materia de cultivos.
“Hace 15 años que estamos impulsando el cambio de la política de drogas, verdaderamente este es el momento en el cual tenemos más confianza. Los clubes se están plasmando, son una realidad, y hay muchos autocultivadores, con registro o no”, señaló Vaz.
La ley aprobada en diciembre de 2013 y reglamentada en mayo de este año obliga a los consumidores a inscribirse en un registro de usuarios y optar por una forma de acceder a la sustancia, todas con límites: mediante el autocultivo, perteneciendo a clubes de cultivo o comprando el cannabis en farmacias, algo que todavía no está operativo y se estima comenzaría recién en el segundo trimestre de 2015.
Según el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), en octubre había 601 personas inscriptas para cultivar en su hogar, una cifra todavía lejana de los al menos 10.000 que según AECU plantan cannabis en sus casas.
Una actividad “noble”
En una habitación sin ventanas de unos 15 metros cuadrados, en el fondo de una vivienda, decenas de plantas de cannabis están listas para ser cosechadas. Seis potentes lámparas para horticultura iluminan el recinto, donde la temperatura y humedad son monitorizadas constantemente. Desde la tierra utilizada hasta el riego, con nutrientes orgánicos, están cuidadosamente planificados.
Se trata de la primera cosecha del Club Cannabico Sativa, fundado hace poco más de dos meses y uno de los aproximadamente quince que ya se lanzaron a plantar mientras avanzan en los trámites para registrarse ante el IRCCA.
“Yo era un consumidor de prensado paraguayo sin mucha información”, contó su presidente Joaquín Fonseca, un consumidor de 37 años, dueño de Planeta Ganja, tienda especializada en insumos para cultivadores de cannabis inaugurada este año.
Como no se sentía todavía preparado para cultivar solo, decidió aprovechar la experiencia de sus socios y el acceso a los insumos que le daba su tienda para armar un club.
Mientras corta cuidadosamente las flores de su primera cosecha, Fonseca cree que los integrantes de los primeros clubes están haciendo historia.
“Muchos socios guardan el recibo de la primera cuota, sienten: soy socio fundador de uno de los primeros clubes de Uruguay legales del mundo”, afirma.
“Yo tuve que ir al mercado negro a comprar y es re feo, hay que meterse en lugares que uno no quiere, relacionarse con gente que no está bueno relacionarse. Y que por lo menos 45 personas de mi club no necesiten hacer eso es un golazo”, evaluó. “Empezar a sacar a estos del narcotráfico es re lindo, re sano, noble (…) Y no me parece que vaya a haber ningún tipo de represalia de parte de los narcos”.
Sin vuelta atrás
Según el presidente José Mujica, promotor de la ley, el objetivo es quitarle mercado al narcotráfico y probar un modelo diferente ante el fracaso de la guerra contra las drogas.
En ese marco, el gobierno ve crucial que funcione bien la venta de la droga en farmacias, algo que de hecho no ocurrirá antes que asuma el poder el oficialista Tabaré Vázquez, un oncólogo abanderado de la lucha antitabaco y que ve este aspecto de la ley con desconfianza.
Para Vaz, sin embargo, esto no es lo más importante ya que estima que el 80% de la sustancia que mueve el narcotráfico es consumida por apenas el 20% de los “consumidores pesados”. El resto, asegura, se autoabastecen cultivando o en clubes.
“A mí no me parece que la marihuana tenga que ser un objeto de consumo ni que tenga que estar al alcance de todos, pero tampoco que se venda en el mercado negro”, advirtió quien ve fallas en el complejo modelo aplicado por Uruguay pero cree que ya no hay marcha atrás posible en la legalización.
Señal del nuevo aroma que se respira en Uruguay miles de personas visitaron esta semana la primera Expo Cannabis del país, en la que en medio de stands del Estado, de semillas, parafernalia o grow-shops, se dictaron conferencias sobre los usos medicinales, terapéuticos e industriales del cannabis y el cáñamo industrial. (AFP)
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