Por: Francisco Manrique.
En el mes de agosto escribí un Post sobre un nuevo encuentro personal con el cáncer. Y en mes de octubre retomé el tema con otro blog sobre la revolución del ADN.
En esta ocasión, compartiré con mis lectores otra dimensión de la lucha contra esta enfermedad: la inmunoterapia. Este tratamiento muestra grandes avances para combatir esta enfermedad, a partir del uso de las defensas naturales del cuerpo. Él tema puede ser de mucho interés para algunos lectores que tienen que enfrentar el cáncer en sus familias, o a nivel personal. Espero que este blog les sirva.
El contenido de mi Post está basado en un excelente artículo, publicado hace un tiempo por el NY Times, sobre la nueva frontera que hoy se esta abriendo para la ciencia médica. Por los resultados obtenidos en los últimos tres años, se han multiplicado las iniciativas y los recursos que han sido atraído para financiar nuevos desarrollos y pruebas clínicas.
Para comenzar, vale la pena un poco de historia. Porque si bien la inmunoterapia se está contemplando como un nuevo paradigma en el tratamiento del cáncer, su descubrimiento tiene más de un siglo de existencia.
Todo comenzó cuando el Dr Eilliam Coley, médico en NY, estudio el caso de un paciente que fue operado de un sarcoma en su rostro, y que gracias a un estreptococo, desarrolló una infección severa de erisipela después de la cirugía. Lo que le llamó la atención a este médico, fue que esta persona sobrevivió cuando no se esperaba que lo hiciera. En 1890, otro galeno en Rusia, también anotaba que la erisipela tenía la posibilidad de parar el crecimiento de los tumores malignos.
El caso despertó la curiosidad del Dr Coley para investigar otros similares donde el cáncer se acabó después de que habían contraído infecciones similares. En esa época se conocía muy poco sobre el sistema inmunológico, por lo que se pensaba de manera equivocada, que las bacterias eran las responsables de la desaparición del cáncer. Pero hoy ya se sabe que no es así. La infección produce una respuesta inmunológica intensa en el cuerpo del enfermo, que acaba con los gérmenes y el cáncer.
A nivel experimental, el Dr Coley comenzó a inyectar con estreptococos a personas con cánceres terminales. El primer paciente, que tenía un sancorma avanzado, se recuperó por varios años. Se registraron otros casos similares. Sin embargo, hubo situaciones donde el cáncer reaparecía y otros donde la infección se salía de control. Como consecuencia de estos experimentos, el Dr Coley desarrolló un extracto, y más adelante en 1899, la compañía farmacéutica Parker Davis sacó una toxina al mercado, producto que fue utilizado por varias décadas.
El problema es que no habían resultados consistentes. Con el advenimiento del tratamiento con radio a principio del siglo XX, y más adelante con el uso de la quimioterapia después de la II Guerra Mundial, la solución del Dr Coley fue desapareciendo del portafolio de herramientas contra el cáncer. Los nuevos métodos daban resultados más predecibles.
Después de la muerte del Dr Coley, su hija se puso a destapar unos archivos de más de 800 casos que su padre había documentado. Al estudiarlos en detalle, llegó a la convicción de que este realmente había encontrado algo muy importante. Al tratar de promover de nuevo el tema, se encontró con la oposición de médicos y de las principales clínicas. Más adelante, para continuar la investigación, inició una Fundación para utilizar las investigaciones de su padre y trabajar sobre el sistema inmunológico.
En esta institución trabajaron los Dr Wolchok y Allison, quienes desarrollaron más adelante, los inhibidores de los puntos de control que hoy se están utilizando en la nueva versión de la inmunoterapia. Yervoy fue el primer inhibidor desarrollado por el doctor Allison para tratar casos de cáncer de melanoma avanzados. Es interesante anotar que estas dos personas, no eran médicos sino científicos, responsable de estos grandes avances en el tratamiento del cancer.
El estudio del funcionamiento de los glóbulos blancos ha sido un trabajo de toda la vida de estos científico. La razón: porque uno de ellos perdió varios miembros de su familia debido al cáncer. En la actualidad, el Dr Wolchok es la cabeza del departamento de inmunología y de inmunoterapia del M.DAnderson en Huston.
En colaboración con el Dr Blueston de la U de California, en 1990 estos científicos hicieron un descubrimiento fundamental: encontraron una molécula que se pensaba que podía activar el sistema inmunológico. Esta molécula es una proteína que se encuentra en la superficie de la células T, y es utilizada por la naturaleza para controlar estas células, y evitar que su actividad pudiera atacar los tejidos de la persona.
Algunas veces, las células cancerosas pueden pegarse a estos puntos de control para bloquear su funcionamiento. Cuando los investigadores le dieron este anticuerpo a unas ratas con cáncer, los tumores desaparición.
Éste fue un resultado asombroso. Los investigadores pensaron que estos animales habían contraído una infección en la piel. Sin embargo, estas úlceras que les llamaron la atención, eran realmente tumores que estaban ulcerados, y se estaban reduciendo como consecuencia del ataque de las células T
En sistema inmunológico consiste de una red de células, tejidos, y de los bioquímicos que se producen, cuyo papel es el de defender al cuerpo en contra de los virus, las bacterias y otros organismos que puedan atacar. Sin embargo, el cáncer muy frecuentemente encuentra la manera de esconderse del sistema inmunológico, y bloquear la habilidad que tiene el cuerpo para combatirlo. El reto en la actualidad, está en ayudar al sistema a reconocer estas células como una amenaza para que puedan atacarlas
Hoy en día, el foco de la investigación se concentra en dos tipos muy promisorios de inmunoterapia. Uno de ellos, es un tratamiento individualizado para cada paciente. Se le remueven unas células que hacen el trabajo inmune de la persona, para alterarlas genéticamente con el fin de que puedan atacar el cáncer. Posteriormente, se colocan de nuevo en el cuerpo del paciente. (Ver blog de octubre). Éste tipo de tratamiento ha producido remisiones en niños afectados por la leucemia y por el linfoma.
El segundo método implica la producción masiva de drogas no hechas a la medida del paciente. Éstas drogas más genéricas, le permite a las células del sistema inmunológico del cuerpo, combatir el cáncer, al bloquear el mecanismo que se llama- punto de chequeo- que el cáncer utiliza para desactivar el sistema inmune del cuerpo.
Estas medicinas trabajan en las células T, mas comúnmente conocidos como los glóbulos blancos que son los soldados del sistema inmunológico. En casos raros, se presenta un desorden del sistema auto inmune que puede atacar a los tejidos normales, lo que puede producir el lupus o la artritis reumatoide.
Para evitar estos ataques, los leucocitos tienen unos frenos que se llaman puntos de chequeo, que apagan su capacidad de atacar indiscriminadamente las células del organismo. Los inhibidores que se están desarrollando, sirven para bloquear estos puntos, de manera que el cáncer, no los puede usar para neutralizar al sistema inmunológico.
Ya hay este tipo de drogas en el mercado, que han sido aprobadas en las autoridades en Estados Unidos, para el tratamiento del melanoma avanzado. También, se utiliza para linfomas y cánceres en el pulmón, los riñones y la próstata. El costo actual de estos medicamentos, por fuera de las pruebas clínicas, es muy alto : aproximadamente $150,000 al año.
A pesar de las expectativas, esta nueva versión de inmunoterapia, hasta ahora ha funcionado en un número pequeño de pacientes. El reto para los investigadores está en entender el porque esto es así, y poder extender sus efectos a un número mayor de casos. Se entiende que es una herramienta muy poderosa, pero que todavía hay que investigarla mucho más, para garantizar su confiabilidad y control. En marcha hay un buen número de nuevos desarrollos promisorios que han atraído miles de millones de dólares de los fondos de inversión.
En el artículo del NY Times, se explica cómo se suministran estos tratamientos y los problemas potenciales. A los pacientes, que se están sometiendo a las pruebas clínicas, se les hace una infusión intravenosa con la droga para inhibir los puntos de chequeo que le impiden al cuerpo atacar al cáncer. Los efectos colaterales son menores, tal vez lo más común es sentir un poco de fatiga después de terminar el tratamiento quincenal.
Sin embargo, puede tener varios riesgos al despertar la capacidad del sistema inmunológico del cuerpo en contra el cáncer. Algunas veces, el cuerpo del paciente se encuentra en medio de un fuego cruzado. La reacción se manifiesta con salpullidos en la piel, que tienen que ser tratados con esteroides.
Los inhibidores puede tomar meses antes de comenzar a actuar, y en algunas ocasiones, generan inflamación que puede dar la sensación de que el tumor está creciendo. Más adelante, los exámenes muestran una reducción de manera acelerada.
Cuando las drogas inhibidoras de los puntos de chequeo funcionan, tienen un impacto de remisiones de largo plazo, cuyo efecto se mantienen después de terminar el tratamiento. Las estadísticas muestran respuestas muy favorables, de un 20% a un 40%, de los pacientes tratados por este medio. Sin embargo, para muchos otros pacientes, el tratamiento no hace efecto o funciona por un tiempo corto.
La dificultad en respirar es un efecto colateral que se presenta, por la inflamación del pulmón, debido al ataque del sistema inmunológico. También se produce la colitis. Cuando esto sucede, continuar con el tratamiento puede ser muy peligroso. En algunos pacientes, al llegar a esta situación, el cáncer ya sea reducido y permite ser operable.
La pregunta para los investigadores es muy clara: ¿porque?. Una teoría es que no se han descubierto otros puntos de chequeo adicionales que pueden jugar un papel importante, y por lo tanto, los investigaciones se están dirigiendo a descubrirlos para permitir desarrollar las drogas que puedan actuar.
El entusiasmo que está generando la inmunoterapia, hay que moderarlo para no descuidar el uso de la quimoterapia. Porque si bien, la primera representa un avance muy significativo, la segunda, sigues siendo muy importante en el tratamiento de los cánceres en el pulmón.
En la actualidad, en casos de metástasis del cáncer en el cerebro, se está utilizando de manera combinada la quimo terapia y la inmunoterapia. En la actualidad, se están haciendo unas pruebas clínicas para determinar el verdadero impacto de cada uno de estos tratamientos en la eliminación del cáncer.
Y como lo menciona en NY Times, “finalmente el sueño de fortalecer el sistema inmunológico del cuerpo para combatir el cáncer, se está volviendo una realidad”. Esta aproximación está despertando el optimismo de los doctores dedicados al tratamiento del cáncer, porque están comenzando a utilizar la fuerza la naturaleza, para el tratamiento de esta enfermedad. Estos avances médicos equivalen a haber logrado la división del átomo.
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