La Exposición Universal sobre alimentación ExpoMilán 2015 abre sus puertas el viernes 1 de mayo tras difícil gestación que incluyó varios escándalos de corrupción, con el objetivo impulsar la economía del país de la “dolce vita”.
La ExpoMilán 2015 espera atraer a más de 20 millones de visitantes en los seis meses que estará abierta, una cita que las autoridades esperan que sirva levantar el ánimo en el país y que estimule la alicaída economía italiana generando empleo.
La feria, cuyo lema es “Alimentar el planeta, Energía para la vida”, tiene como objetivo reflexionar sobre los grandes retos de la humanidad, como el hambre, la desnutrición, la seguridad alimentaria y la agricultura sostenible. “La expectativa por la Expo ha crecido. Esto puede gustar o no, pero después de años de inmovilismo, Italia vuelve a correr”, dijo el miércoles en su cuenta de Facebook el jefe del gobierno, Matteo Renzi.
Durante seis meses, los expertos debatirán con el público general en un recinto de ubicado en la periferia de Milán. El emplazamiento, que tiene espacio para 80 pabellones, de los cuales 50 pertenecen a países, 9 a productos, como el café o el arroz, y otros albergan a organizaciones de la sociedad civil y a empresas.
Están previsto numerosos espectáculos, incluyendo una presentación del Cirque du Soleil. Cada entrada vale entre 27 y 39 euros, aunque hay reducciones para grupos, y ya se han vendido 9 millones de pases.
Escándalos de corrupción:
“Yo creo que uno de los aspectos interesantes es la elección del tema, que es algo que no es transmisible por internet. Para probar, para tener la emoción que genera la comida, hay que estar físicamente ahí. Esto todavía no es posible hacerlo virtualmente”, explicó Davide Chiaroni, profesor de estrategia financiera de la Universidad Politécnico de Milán.
Sin embargo, la gestación de este proyecto no estuvo exenta de dolor. Este emplazamiento que costó 2.500 millones de euros, está construido paradógicamente sobre predios agrícolas, y enfrentó varios escándalos de corrupción que los mismos organizadores reconocen que fueron “un golpe a su imagen”.
El gobierno tuvo que acudir incluso a la ayuda de la OCDE para atajar las irregularidades. Este proceso retrasó la construcción, especialmente la del pabellón de Italia, donde los obreros trabajan 24 horas para cumplir con el plazo. “Quizás faltarán uno o dos pabellones pero nadie quiere ser el que no llegue a abrir”, dijo a la AFP el comisario de la Expo Giuseppe Sala.
La logística es compleja con 150 restaurantes que prepararán cerca de 27 millones de platos, bajo un sistema de seguridad parecido al de un aeropuerto.
Para Carlo Petrini, fundador del movimiento ecologista y gastronómico Slow Food, la Expo se arriesga a convertirse más en una “linda fiesta” que en un lugar para debatir las difíciles problemáticas ligadas a la agricultura y a la alimentación en el mundo.
En tanto, el movimiento No Expo, nacido en 2007, simultáneamente a la candidatura de la ciudad para albergar el evento, convocó a cuatro días de protestas, comenzando con una manifestación el 1 de mayo, con el objetivo de “denunciar el empleo gratuito, el consumo de suelo, la corrupción y la relación tóxica que supone que la alimentación sea transformada en una mercancía”, dijo Luca, un militante de la organización de 48 años. (AFP)
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