Consideramos que la discriminación sistemática contra mujeres y niñas es causa y consecuencia de la desigualdad que genera la pobreza. Además, puede verse agravada por otros factores como la clase social, la etnia, la orientación sexual y la edad, así como integrismos religiosos o de otro tipo.
A pesar del amplio reconocimiento de la necesidad de respetar los derechos de las mujeres es necesario para alcanzar justicia social y de que en las últimas décadas se han realizado importantes progresos en la defensa de los derechos de las mujeres, estos siguen siendo vulnerados. Asimismo, los altos niveles de desigualdad extrema que hay en el mundo tienen graves consecuencias en sus vidas.
La pobreza tiene un impacto específico y severo en la vida de las mujeres. Su posición desigual dentro de la sociedad significa que tienen menos poder, dinero, tierra, protección ante la violencia y acceso a la educación, la sanidad y los espacios políticos.
Según datos recientes:
- A nivel mundial, las mujeres ganan de media un 23% menos que los hombres y, en los países en desarrollo, el 75% de los trabajos que ocupan pertenecen a sectores informales o están desprotegidos.
- Conforme al ritmo actual, llevará 170 años que se emplee a mujeres y hombres en la misma proporción, se les paguen el mismo salario por el mismo trabajo, y tengan los mismos niveles de representación en puestos de dirección.
- 155 países tienen al menos una ley que limita los derechos económicos de las mujeres en comparación a los de los hombres. Entre ellos, los 18 países en los que los maridos pueden impedir a sus mujeres que trabajen y los 100 países en los que las mujeres no pueden desempeñar los mismos trabajos que los hombres.
- En junio de 2016, tan solo el 22% de todos los representantes parlamentarios eran mujeres, un pequeño aumento con respecto al 11,3% de 1995.
- A nivel mundial, una de cada tres mujeres experimentará violencia física o sexual, probablementea manos de su pareja, y, sin embargo, 46 países carecen de leyes contra la violencia doméstica.
Entendemos la justicia de género como la igualdad y equidad plena entre mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida, lo que implica que las mujeres, conjuntamente y en igualdad de condiciones con los hombres, definen y dan forma a las políticas, estructuras y decisiones que afectan a sus vidas y a la sociedad en su conjunto.
Esto significa que es necesario no solo seguir mejorando las leyes y las políticas, sino tambiéntransformar las sociedades a través de cambios sostenidos y generalizados en las actitudes y creencias en torno a las relaciones de poder entre ambos géneros.
Uno de los objetivos enmarcados dentro de nuestro Plan Estratégico (2013-2019) es que, para el año 2019, más mujeres que viven en situación de pobreza y exclusión:
- ocuparán puestos de poder e influencia claves en comunidades y organizaciones.
- tendrán garantizado un mayor acceso, posesión y control sobre recursos productivos, tanto individuales como colectivos.
- se beneficiarán de un cambio positivo en actitudes y creencias, así como de mejores legislaciones, normas y estándares que salvaguarden los derechos de las mujeres, entre ellos el derecho a que sus voces sean escuchadas y a vivir libres de violencia.
- tendrán un mejor acceso a servicios básicos, entre ellos aquellos relacionados con la violencia de género y sus derechos sexuales y reproductivos, que serán provistos de tal forma que contribuyan a impulsar el empoderamiento de las mujeres.
- más mujeres y hombres, organizaciones de la sociedad civil y del sector privado, y gobiernos participarán de forma activa en la defensa de los derechos y del liderazgo de las mujeres, así como en la lucha contra la violencia de género.
Nuestro objetivo es lograr un mundo justo y seguro en el que mujeres y niñas tengan poder sobre todos los aspectos de sus vidas y vivan libres de violencia. Oxfam cree que la pobreza y la falta de poder se pueden evitar y erradicar a través de una ciudadanía activa y unas instituciones responsables y transparentes. Cuando las mujeres y las niñas puedan tomar sus propias decisiones y alzar su voz colectiva, y cuando las instituciones satisfagan sus necesidades e intereses, entonces alcanzaremos la equidad de género.
Es por este motivo que es importante apoyar a las mujeres a la hora de desarrollar sus propias ideas y estrategias de cambio, e impulsar las organizaciones y movimientos necesarios para afirmar que realizar los derechos de las mujeres es la base para lograr todos los objetivos de desarrollo.
Nota publicada en Oxfam, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: Oxfam
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