Por: Alfredo Ramos Maya
Senador de la República (Centro Democrático)
Colombia es un país joven, con una edad promedio de 26 años, pero con la mayor tasa de desempleo juvenil de América Latina. Nuestra tasa más alta de homicidios es la de jóvenes y la población carcelaria juvenil ha aumentado dramáticamente. Los problemas de nuestros jóvenes pasan por las deficiencias de un sistema educativo donde sólo 5 de cada 9 jóvenes que ingresan al bachillerato lo terminan, y cuyos resultados en calidad son preocupantes.
Como ha sido de público conocimiento, de los 65 países que presentaron las pruebas PISA 2012 de calidad, Colombia ocupó el puesto 62, tras haber decaído en todos los puntajes en las diferentes materias presentadas en 2009. En 2015, nos enfrentaremos de nuevo a este reto, con pocas expectativas en mejoras importantes en las mismas tras un descuido enorme en materia de calidad durante los últimos 3 años.
Posiblemente fue este panorama el que llevó al Gobierno Nacional a hacer su “mayor apuesta” en el nuevo Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2015-2018 en la Educación, convirtiéndolo en uno de los pilares del mismo.
Toda la vehemencia en el propósito de ser “Colombia, la más educada” (por cierto, no sabemos de dónde), este sector se reduce a 10 artículos en el Proyecto de Ley del Plan y a 25 de las 800 páginas en el documento “Bases del Plan de Desarrollo”. Adicionalmente, existe un deterioro grande en materia de indicadores, pues mientras en el PND 2011-2015, en el que nunca se habló de educación como locomotora, se presentaron 69 metas (por cierto, en las que se incumplieron en 31% de las mismas), en este nuevo PND se redujeron a únicamente 6 metas, en una incoherencia enorme entre el pilar y sus objetivos medibles.
Por tanto, no existe coherencia alguna entre las bases del PND, las metas trazadas, y el articulado que supuestamente dará solución a la problemática diagnosticada en las bases.
Empecemos por resumir los principales temas que toca el articulado del nuevo PND en materia educativa, con unos comentarios importantes sobre cada uno:
- La jornada única escolar sólo se consagra su implementación gradual en un plazo que no supere el año 2030 en áreas rurales y 2025 en áreas urbanas, en donde existirán por lo menos 7 horas de estudio. Suena alentador este propósito, aunque es necesario conocer las realidades vigentes.
- Por innovador que suene este tema en nuestra legislación, realmente se trata de una modificación al Art. 85 de la Ley 115 de 1994.
- Debemos empezar diciendo que los recursos apropiados para el año 2015 en el Presupuesto General de la Nación harían que nos tomáramos 43 años para lograr cobertura universal en jornada única. Pero suponiendo que se apropiaran los recursos para lograr en 15 años la cobertura en Colombia.
- La ya gran brecha existente entre la calidad de la educación urbana contra la rural seguirá aumentándose (las pruebas PISA 2012 estiman que los estudiantes urbanos llevan 1,5 años de ventaja en calidad sobre los rurales), pues se hará un mayor esfuerzo económico en las áreas urbanas, generando una inequidad fruto del centralismo agobiante del actual gobierno.
- No se dimensiona el énfasis que se le quiere dar al tiempo extra que estarían los estudiantes en la jornada única escolar, a qué asignaturas o actividades se les debería dar mayor atención. Esto es, la jornada única será simplemente más tiempo escolar pero sin una estrategia clara que fortalezca la calidad.
- En términos comparativos internacionales, la jornada única no genera valor adicional frente a la totalidad de países desarrollados, en la que ya existe este instrumento, y por ende, ningún avance importante para convertir a Colombia en “la más educada”. Es apenas una herramienta entre muchas que quedan faltando.
- En cuanto al artículo que promulga la obligatoriedad de la educación media, en donde el Estado asegurará la cobertura hasta el grado 11 en todos los establecimientos educativos de manera gradual en un plazo que no supere el año 2030, es importante anotar que, si bien la educación es un derecho de todos y es una obligación del Estado, en este artículo sólo se reitera lo que ya vía constitucional se ha consagrado con mucha anterioridad. No dice nada nuevo, no se indica “cómo” se va lograr la cobertura, y se deja como fecha para la obtención del resultado el año 2030, lo que significa que a este gobierno no se le podrá exigir nada en materia de cobertura educación cuando termine en 2018.
- Uno de los avances más importante que pretende conseguir el PND en materia educativa es en materia de infraestructura, promovida fundamentalmente como consecuencia de la implementación de la jornada única. Ésta es una tarea pendiente, que sin duda se debe hacer. La problemática de infraestructura educativa es de la mayor profundidad, a todo nivel, desde la primera infancia hasta educación superior. Para ello, se crea un fondo que, mirando su contenido, no se sabe de dónde provendrán sus recursos. Sin contar que más obras educativas, no se traducen necesariamente en más y mejor educación. Adicionalmente, no se establece prioridad en qué tipo de infraestructura se desea fortalecer, puesto que las necesidades a todo nivel (desde primera infancia hasta educación superior) son manifiestas, y lo que se logrará entonces es tener un fondo que le estará apuntando a muchos objetivos pero sin avances claros ni precisos que sean medibles. El resto de artículos sobre infraestructura educativa hablan sobre saneamiento de títulos y derechos de propiedad en materia de escuelas, lo cual, pese a su sana intención, nada aporta al propósito de mejorar la calidad educativa en áreas rurales. Esto, porque ésas son las escuelas más deterioradas
- El único artículo que tiene alguna relación con educación superior es el correspondiente a becas de Icetex priorizadas para las personas de los niveles más bajos de Sisben. El artículo es supremamente loable en términos de equidad, pero genera unos grandes interrogantes que deberían ser respondidos:
- Lo primero debe ser por qué se beneficia la educación privada en el sistema de becas sobre la inversión en educación superior pública, que ha demostrado sobremanera su gran calidad. El costo por estudiante en una universidad privada duplica el mismo en una universidad pública, lo cual corrobora una idea por la cual el Ministerio de Educación pretende beneficiar privados a cualquier expensa, en contravía de la mejora en niveles de cobertura, tan urgentes en educación superior.
- La demagogia del beneficio a los más vulnerables comienza a pugnar contra una realidad innegable: que debido a la baja calidad en nuestros colegios públicos, muy pocos de sus estudiantes pueden ingresar a universidades de alta calidad en Colombia. Esto es, el artículo ofrece oportunidades para personas que difícilmente podrán acceder a las becas debido a sus bajos resultados en las pruebas Saber 11, lo cual generará una gran insatisfacción en el público objetivo de los mismos, y dejando sin uso muchos recursos públicos vitales para la mejora de la calidad y cobertura en educación superior.
- No deja de preocupar que la clase media colombiana pierda acceso a la educación superior al cerrar sus oportunidades con Icetex. Pues, como se sabe, llegará un momento en el que los fondos serán insuficientes para cubrir todos los públicos objetivos de Icetex, dejando a una clase media desprotegida y con mínimo acceso al crédito para educación superior. No se ha resuelto esta duda por parte del Ministerio de Educación, la cual comenzará a padecerse en unos pocos años.
El otro tema incluido en el PND sobre educación superior es el de la homologación de títulos obtenidos en el extranjero, lo cual está completamente alejado de la lógica del objetivo de la mejora en calidad educativa en Colombia.
Ya visto el precario y cuestionado articulado que nos regirá en materia educativa de acuerdo con lo aprobado en esta primera etapa de debate del PND, queremos proponer una gran cantidad de temas que quedaron completamente olvidados en el mismo, y que sin duda mejorarán la calidad educativa que con sofismas nos quieren vender en esta Ley. Es decir, son temas vitales que brillan por su absoluta ausencia de políticas públicas, y que su falta de inclusión nos aleja rotundamente de ser “Colombia, la más educada”.
Proponemos, entonces, que se estudie la inclusión de los siguientes temas:
- Programas serios de nutrición a toda escala, especialmente en primerísima infancia, fundamentales para el desarrollo intelectual y físico de todos los estudiantes, así como para lograr su permanencia en las aulas de clase. La jornada únicas debe incluir un programa completo nutritivo, muy superior a las dosis de “bienestarina”, con la que se pretende disimular la pobre política pública de nutrición que nos rige.
- Plan de mejoramiento docente a todo nivel: nada se menciona de la mejora de condiciones en el cuerpo docente colombiano en materia de formación y capacitación, así como en sus sistemas de medición y evaluación, o la mejora de condiciones salariales basada en resultados. Ningún cambio trascendental se logrará en materia educativa si no se tiene en cuenta el espíritu docente, y el PND no los menciona en una sola ocasión.
- Programas para evitar deserción en educación media, especialmente rural: se pretende lograr disminuir la deserción enorme en los grados 10 y 11 con una supuesta obligatoriedad en la educación media. La manera no puede ser más inadecuada. Además de buenos programas de nutrición, una jornada única que forme en mejores competencias básicas y humanistas, se debería pensar en la creación de medias técnicas que ayuden a preparar para el trabajo a los estudiantes, y que los orienten hacia su futuro de manera pertinente.
- En materia de competencias para una educación para el siglo 21, quedan muchos temas sin tocar en el articulado del PND: no existen planes para fortalecer competencias de idiomas y digitales, fortalecer valores cívicos o formar en cultura y artes, sólo para nombrar algunas ideas que se hacen vitales en una nueva etapa educativa global.
- Así como la infraestructura (con las anotaciones ya hechas) parecería ser un enfoque en el PND, nada se habla del equipamiento tecnológico y científico de colegios e instituciones de educación superior, el cual sí ha demostrado su relación directa con la mejora de calidad educativa. Ningún renglón aparece para este efecto.
- Como la educación superior quedó completamente relegada, especialmente con un descuido absoluto de instituciones de educación superior en tecnología y técnicas (esenciales para el desarrollo productivo de un país), es necesario fortalecer diversos frentes en esta materia: la posibilidad de escalar desde una tecnología a una universitaria y la creación de planes de certificaciones de instituciones de educación superior deberían ser materia fundamental. Así mismo, propender por un fortalecimiento de las finanzas de las instituciones públicas, hoy completamente relegadas en materia presupuestal.
- Timidez absoluta en materia de emprendimiento como complemento sustancial del proceso educativo, pues no se fortalece Fondo Emprender ni medida alguna similar.
La distancia entre los anuncios desmedidos del gobierno Santos en materia de educación y la realidad que se avizora distan mucho de lograr cambios fundamentales en el futuro de nuestros jóvenes.
En definitiva, el Plan propuesto no da la prioridad anunciada a la educación, no apunta a resolver problemas estructurales como la calidad educativa y la financiación de la educación superior, y presenta serios problemas de incoherencia entre los objetivos, las estrategias, las metas y los artículos propuestos. La gran apuesta del Gobierno no parece ser por la educación, sino por las encuestas y los titulares de prensa. Los resultados en educación, que pronostico serán un fracaso, apenas los veríamos en el 2030. Preparémonos para una enorme decepción.
Columna publicada en la página web del movimiento político Centro Democrático
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