La epidemia de fiebre amarilla que sufre Angola y que ya ha llegado a China podría propagarse y convertirse en una “crisis mundial”, advirtió el jueves la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR).
En un comunicado, la directora del departamento de Salud de la Federación, Julie Lyn Hall, explicó que “las reservas limitadas de vacunas, los sistemas inadecuados de supervisión de las enfermedades, la mala higiene y las interacciones transfronterizas económicas y sociales cotidianas podrían transformar una crisis nacional en una crisis mundial”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) comparte este temor. El jueves convocó a su comité de urgencia para determinar si la epidemia constituye una emergencia de salud pública de dimensión internacional como el virus Ébola en África occidental o el zika en América Latina.
“Las personas que viajen no vacunadas se arriesgan a transformar esta epidemia en una crisis regional o internacional si no actuamos rápidamente para proteger a las poblaciones vulnerables y no ayudamos a las comunidades a reducir el riesgo de infección”, declaró Hall.
La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados. El virus es endémico en las zonas tropicales de África y América Latina.
Una vez contraído el virus y pasado el periodo de incubación de 3 a 6 días, la infección puede cursar en una o dos fases. La primera, aguda, suele causar fiebre, mialgias con dolor de espalda intenso, cefaleas, escalofríos, pérdida de apetito y náuseas o vómitos. Posteriormente, la mayoría de los pacientes mejoran y los síntomas desaparecen en 3 o 4 días. Sin embargo, el 15% de los pacientes entran a las 24 horas de la remisión inicial en una segunda fase, más tóxica. Vuelve la fiebre elevada y se ven afectados diferentes sistemas orgánicos.
La mitad de los pacientes que entran en la fase tóxica mueren en un plazo de 10 a 14 días, y los demás se recuperan sin lesiones orgánicas importantes.
No hay tratamiento curativo para la fiebre amarilla. La vacunación es la medida preventiva más importante contra la fiebre amarilla. La vacuna es segura, asequible, muy eficaz, y una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo.
Fuente: OMS
El 12 de mayo, la OMS había contabilizado 293 muertes desde finales de diciembre de 2015, fecha en la que la epidemia de fiebre amarilla fue detectada en Angola. En total, 2.267 casos sospechosos fueron registrados, pero por el momento solo 696 han sido confirmados en laboratorio.
La capital angoleña, Luanda, es el epicentro de la epidemia, pero ésta se ha propagado a otras partes del país. También a República Democrática del Congo (RDC), a Kenia y a China, a través de viajeros no inmunizados. Además ha estallado otra epidemia de la misma enfermedad sin vínculo con la de Angola, en Uganda.
La vacunación es la principal medida preventiva contra la fiebre amarilla, enfermedad hemorrágica sin tratamiento específico. Aunque es posible mitigar sus síntomas, cerca de la mitad de personas que contraen la enfermedad y no son tratadas mueren.
Según la OMS, cuatro laboratorios en el mundo fabrican cada año de 60 a 70 millones de vacunas contra la fiebre amarilla, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, vector de numerosos virus, como el zika o el dengue. AFP, OMS
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